'Unicorn Wars' y más películas animadas para adultos

Parecen Ositos Cariñositos, pero no: los personajes en esta película son reclutas en un ejército que libra una guerra contra los unicornios, que ocupan el Bosque Mágico. Unicorn Wars es una animación española que mezcla terror y comedia ácida para abordar temas como el fascismo, el fanatismo religioso y su lugar en la guerra, con una dirección de arte que podría sugerir que es para niños. Pero para nada: esta sí que es una película animada para adultos.

Paradójicamente, las guerras y la infancia son temáticas comunes (y usualmente emparejadas) en las películas animadas para adultos. Sin norte es una pequeña coproducción entre Japón y Corea del sur, sobre un niño cuyo padre desaparece repentinamente, y él y su familia son arrastrados a un campo de concentración para prisioneros políticos en Corea del norte. Ahí deberá aprender a adaptarse a durísimas condiciones de vida si quiere tener una esperanza de escapar.

Para derribar el mito de que las animaciones son sólo fantasías animadas para niños, basta por empezar con esta película de origen israelí. Vals con Bashir es un viaje de pesadillescas imágenes que podrían parecer ancladas en la ficción pero, a pesar de estos acentos surrealistas, se trata en realidad de un documental animado, en el que el director, Ari Folman, recoge testimonios de viejos compañeros con quienes atravesó la Guerra del Líbano en 1982.

En esa misma línea, Flee: huyendo de casa es otro documental animado, que recurre a la técnica para proteger la identidad de su protagonista, Amin. Él cuenta su historia a cámara por primera vez, de cómo vivía en Afganistán con su familia y se vio obligado a huir a Rusia en durísimas condiciones, todo mientras descubría su homosexualidad. Sin duda es una de las películas animadas para adultos más bellas de los últimos años.

Creada por medio de la técnica de rotoscopia (el método de dibujar encima de cada cuadro de una película filmada), Una mirada en la oscuridad o A Scanner Darkly es un largometraje animado de ciencia ficción basado en la novela homónima de Philip K. Dick, también autor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (en la que se basa Blade Runner). Esta película también toca temas adultos de corte filosófico como la esencia de la identidad, en un mundo distópico no muy lejano en el que ésta es siempre cambiante: Estados Unidos ha perdido la “guerra contra las drogas” ante un narcótico que provoca trastornos de personalidad, y los agentes federales trabajan encubiertos usando trajes especiales que los mantienen anónimos.

Si de películas animadas para adultos se trata, La fiesta de las salchichas es una mención obligada. Su humor es simplón e irreverente, pero bajo un argumento aparentemente sencillo sobre productos de supermercado que ansían ser comprados y consumidos, se esconde una historia que araña temas incluso metafísicos y que plantea cuestiones sobre el sentido de la existencia de vida consciente. Todo con imágenes de violencia brutal y dobles sentidos sexuales, eso sí.

Si vamos a hablar de animación para adultos, Beavis y Butt-Head tienen que salir en la conversación en algún momento. En Beavis y Butt-Head recorren el universo vemos al par unirse a una misión espacial en 1998, pero circunstancias imprevistas hacen que regresen a la Tierra en 2022. Esto es el pretexto perfecto para una aventura muy idiota en la superficie, pero que comenta de manera inteligente sobre temáticas actuales, incluyendo el privilegio masculino.

Codirigida por Charlie Kaufman (guionista de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos y ¿Quieres ser John Malkovich?, entre otras), Anomalisa es una película animada en stop motion que, más allá de eso, poco tiene que ver con películas como El extraño mundo de Jack o Coraline y la puerta secreta. Con un interesante diseño de marionetas y un ingenioso recurso sonoro (ambos con incidencia en la trama), esta película sigue a un exitoso experto de servicio al cliente, quien viaja por el país para promover su nuevo libro, cargando consigo su angustia existencial, su soledad, y la conciencia del despropósito en su vida, hasta que conoce a una mujer especial.

La animación japonesa o anime ha cargado con una mayor madurez visual y temática por más tiempo en el mainstream, como demuestran algunos de sus clásicos cinematográficos. Uno de los más icónicos es Ghost in the Shell, que se sitúa en un futuro en el que los cyborgs son cosa cotidiana y es posible conectar la conciencia a las computadoras. En este mundo, la agente cyborg Motoko Kusaragi debe dar caza a un ciberterrorista que hackea las mentes de otros cyborgs para cometer sus crímenes.

Aunque Akira es protagonizada por adolescentes, se trata de una violentísima piedra angulas de la ciencia ficción cyberpunk proveniente de Japón. Situada en la ciudad de Neo-Tokyo, la historia sigue a un grupo de adolescentes que deben pelear para detener a un amigo suyo, quien luego de un accidente es sometido por el ejército a una serie de experimentos que lo convierten en un arma biológica brutal. Un cruel relato sobre el poder de la juventud y, al mismo tiempo, sobre la pérdida de humanidad que espera a los jóvenes en el mundo militar.

La película final del gran Satoshi Kon, Paprika: El reino de los sueños (o sólo Paprika) es una odisea surrealista que, a pesar de sus tendencias hacia el thriller, tiene más hacia lo lynchiano que a lo nolanesco. La historia trata del robo de una innovadora máquina que permite a los psiquiatras adentrarse en los sueños de sus pacientes. Un grupo diverso de personajes son arrastrados a la intriga y, como resultado, todos ellos atraviesan duras batallas entre sus mentes conscientes e inconscientes: el máximo duelo que forja la identidad.

Basada en la novela gráfica autobiográfica de Marjane Satrapi, quien codirige la adaptación cinematográfica, Persépolis se sitúa durante y después de uno de los momentos cumbre en la historia reciente del Medio Oriente: Irán durante la Revolución Islámica. A través de su protagonista, la película explora un sangriento periodo de la historia, así como la muerte y el exilio.

La historia de una mano cercenada que busca regresar a su cuerpo es algo que sólo podría contarse mediante la animación, y por ello Perdí mi cuerpo es una de las grandes y más recientes demostraciones de las posibilidades expresivas de esta técnica. Nominada a un Oscar, ganadora de tres Premios Annie, dos César y galardonada en Cannes, esta película francesa toma como pretexto esta pérdida corporal para abordar otra de carácter mucho más profundo y menos superficial: la pérdida emocional.

Van Gogh es un lugar común en el mundo del arte, pero lo cierto es que, quienes conozcan su historia, estarán de acuerdo en que no hay muchas formas de contarla y que, además, sean accesibles para niños. Cartas de Van Gogh puede ser vista por preadolescentes, quienes sin duda se sentirán fascinados por su grandioso estilo visual (ejecutado por una especie de rotoscopia, pero en la que cada fotograma es una pintura hecha a mano). Sin embargo, por fragmentada que sea su estructura narrativa, conduce al final que ya todos conocemos.

Matrix fue una amalgama de ciencia ficción, acción, artes marciales y filosofía pop, un auténtico fenómeno posmoderno para clausurar el siglo XX e inaugurar el XXI. Naturalmente, este spin-off de la franquicia aborda varios de estos mismos temas. Animatrix es una antología de cortometrajes que expande el universo de la película original y sus secuelas, con toda la explicitud visual que ello le amerita.

De acuerdo, incluir a El fantástico Sr. Zorro en esta lista de películas animadas para adultos puede ser un poco tramposo, pues la película sí es accesible para niños. Así lo son algunas otras películas de Wes Anderson, pero lo cierto es que, a pesar de que la animación en stop motion es cautivadora y espectacular, solamente los adultos podrán captar todas las sutilezas de la trama: el protagonista atraviesa una crisis de la mediana edad, lo que arrastra toda una serie de problemas maritales y traumas para un pequeño hijo frustrado. Una ejecución mucho más adulta de la novela infantil escrita por Roald Dahl.

Del mismo modo que su predecesora en la filmografía de Wes Anderson, Isla de Perros es una aventura animada en stop motion que pueden disfrutar los pequeños, pero que realmente sólo podrán entender en plenitud los grandes. La maravillosa historia de un niño que se lanza a la aventura en una isla de basura para salvar a su perro, tiene un subtexto bastante evidente sobre abandono, demagogia, racismo y xenofobia, en una fábula filtrada por la mirada canófila.

¿Es Yellow Submarine, la película de The Beatles, una animación exclusivamente para adultos? Definitivamente no. Pero al igual que otras menciones de esta lista, el público mayor disfrutaría más de su laxa narrativa, mero pretexto para un viaje producto de los años de psicodelia musical y visual.