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¿Por qué ver esta película?
Para empezar hay que decir que, con ‘Drive My Car’, estamos ante una de esas raras instancias en la que una película no sólo se inspira en una obra literaria popular, sino que la supera y logra crear algo mucho más complejo, interesante y distinto. El director y coguionista Ryūsuke Hamaguchi se basa en el cuento homónimo de Haruki Murakami, pero lo toma solamente como el esqueleto (junto con elementos de otros cuentos del mismo libro, ‘Hombres sin mujeres’), partiendo de una premisa casi idéntica: un actor y dramaturgo, Yūsuke Kafuku (Hidetoshi Nishijima), ha perdido a su esposa recientemente, y su chofer se convierte en confidente de sus historias maritales, incluidas las infidelidades de su mujer. Se trata de una película que, además, dibuja varios paralelos entre el protagonista y la obra teatral que está trabajando por adaptar (‘Tío Vania’, de Antón Chéjov), proponiendo una lectura más profunda entre creador, obra y espectador. A pesar de su metraje y cadencia desafiantes (dura tres horas), ‘Drive My Car’ es una profunda película sobre las complejidades de las relaciones sentimentales, del luto y la pérdida, así como del vínculo entre el espíritu y la creación artística, recompensando a los espectadores pacientes con poesía cinematográfica conmovedora y pura.

Lalo Ortega
Editor de Filmelier
Inspirada en el cuento homónimo del escritor japonés Haruki Murakami, ‘Drive My Car’ es un ejemplo de cómo el metalenguaje en el cine logra entrelazar también a la literatura y al teatro de manera bien construida. La película de Ryūsuke Hamaguchi, nominada a cuatro premios Oscar, hace una poética reflexión sobre el amor, el luto y la superación. A lo largo de tres horas, el director compone todo un dilema en la vida del protagonista (Hidetoshi Nishijima, increíble en el personaje) y nos hace entender un poco más sobre cómo se lidia con las pérdidas en la cultura japonesa. El cine del Este asiático tiende a ser un poco más distante en esta cuestión, pero ‘Drive My Car’ trae otra visión de eso –teniendo en mente la perspectiva occidental, claro–. Es una película muy humana sobre una sociedad que lidia con la pérdida de forma muy diferente a la nuestra, pero aún así es posible conectar con ella pues, en el fondo, sólo queremos seguir adelante. Los diálogos están muy bien escritos y son intensos. El final es hermoso, trayendo una obra del dramaturgo y escritor ruso Antón Chéjov, ‘Tío Vania’,que forma parte de toda la construcción metalingüística de la historia.

Raíssa Basílio
Ex redactora de Filmelier
Pese a no ser capaz de recuperarse de una tragedia personal, Yusuke Kafuku, actor y director de teatro, acepta montar la obra 'Tío Vania' en un festival de Hiroshima. Allí, conoce a Misaki, una joven reservada que le han asignado como chófer. A medida que pasan los trayectos, la sinceridad creciente de sus conversaciones les obliga a enfrentarse a su pasado.
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Drama

El estrangulador de Boston
En los años 60, la ciudad estadounidense de Boston comenzó a sufrir una serie de misteriosos asesinatos en los que mujeres mayores eran violentamente asesinadas con medias de nylon atadas al cuello. En las investigaciones de los crímenes, destacaron dos nombres: las periodistas Loretta McLaughlin (Keira Knightley) y Jean Cole (Carrie Coon). Mientras la policía permanecía inactiva, ambas rompieron prejuicios y se convirtieron en las primeras en descubrir vínculos entre los crímenes y en mostrarlos en la portada del periódico. Esta es la historia de El estrangulador de Boston (Boston Strangler), un drama con toques de suspenso original de Star+ que sigue el tejemaneje de esta investigación periodística. Además de hablar sobre el crimen en sí y cómo representaba en realidad una violencia contra las mujeres, la película dirigida y escrita por Matt Ruskin (Crown Heights) exalta a estas dos mujeres y muestra lo difícil e importante que es estar tan adelantadas a su tiempo.

Puedes hacerlo Chang
Un joven asiático-americano, amante del basquetbol, sólo quiere hacer una volcada y quedarse con la chica. Sin embargo, en su entrenamiento para lograrlo, acaba descubriendo mucho más sobre sí mismo, sus amigos y su madre.

EO
Reinterpretación contemporánea del clásico Al azar de Baltasar, de Robert Bresson. EO, como su predecesora, es la historia de un burro que es arrancado de su hogar por las circunstancias de la vida, y que acaba recorriendo el mundo en un épico viaje repleto de momentos tan divertidos como tristes y hasta brutales. Nominada al Oscar a Mejor película internacional, esta producción polaca cuenta la clase de historia que nos enfrenta con nuestra naturaleza humana: tanto nuestra capacidad de ser violentos y despiadados con quienes no pueden defenderse, como de vernos reflejados en un ser tan pequeño como nosotros en la enormidad del mundo. Lee más en nuestra crítica completa.

Ellas hablan
Al comienzo de Ellas hablan (Women Talking), el público entra a la historia a ciegas. El escenario parece sacado de una película de época. ¿Siglo XVIII, tal vez? Después de todo, la ciudad en la que se desarrolla la película es bucólica y las mujeres que se presentan allí, conversando en un granero, están vestidas con ropa de hace bastantes décadas. El conflicto establecido por Sarah Polley, directora y guionista, también es confuso: fueron agredidas y ahora tienen que decidir qué hacer. ¿Enfrentarse a los hombres o partir? Todas estas dudas, que surgen rápidamente y se disipan lentamente, son intencionales. Entramos en la historia después de las agresiones –esta violencia, después de todo, ni siquiera merece ser fotografiada–. Lo que Polley quiere mostrar es la reacción, la lucha. Estas mujeres, aunque privadas de la escritura, la lectura y su propia voz, decidieron decir basta y están definiendo qué camino seguir. Algunas son más reactivas, otras más racionales. Pero poco a poco, el escenario se va construyendo y la discusión, que recuerda a 12 hombres en pugna, se va resolviendo. El hecho es que Ellas hablan, como sugiere su título original, no ofrece acción y movimiento, sino pensamiento, conversación y reflexión. No voy a entrar en detalles sobre lo que sucede en las vidas de Ona (Rooney Mara), Salomé (Claire Foy), Mariche (Jessie Buckley) o Greta (Sheila McCarthy), ni explorar esas cuestiones que planteé anteriormente. La sorpresa de descubrirlo es parte de la experiencia, que cabe describir como dolorosa. Estas mujeres están resistiendo, pero el dolor del pasado las acompaña y deja una herida abierta o una cicatriz aún tierna. La ambigüedad del tiempo se convierte en la jugada maestra de Polley y coloca a la película como una de las más emocionantes del Oscar 2023, a pesar de sus escasas nominaciones.
