Muerte al verano (2021)
Muerte al verano
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¿Por qué ver esta película?
Ópera prima del director Sebastián Padilla, Muerte al verano es una atípica mezcla de influencias para el cine mexicano: un cóctel de la cultura metalera, otaku y gamer con una ácida trama romántica, un oscuro humor casi nihilista y un estética inspirada en el anime, filtrada por el contexto de la violencia en Nuevo León (al norte de México). La historia sigue a un desubicado adolescente llamado Dante (Yojath Okamoto), quien pasa sus días entre juegos de cartas y tocando death metal con sus amigos, con la idea de competir en una guerra de bandas. La cosa se complica cuando aparece Lucy (Ana Valeria Becerril, de Las hijas de Abril), la novia de su hermano en coma, por quien empieza a desarrollar sentimientos. Seleccionada en el Festival de Morelia en 2019, y nominada al Ariel 2022 como Mejor ópera prima.
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Sinopsis de la película
Dante pasa sus días entre fábricas, patinetas y cadáveres, pero lo único que realmente le importa es la banda de death metal que formó con sus mejores amigos. Lucy, la novia de su hermano en coma, llega de visita. Su presencia provoca caos, confusión y esperanza.
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Drama
En llamas
Dirigida y protagonizada por Peter Facinelli, En llamas (On Fire) es una película que lleva a la pantalla la emocionante historia de una familia luchando por sobrevivir en medio de devastadores incendios forestales. Basada en eventos reales, relata la desesperación de un padre que hace todo lo posible para proteger a su esposa embarazada y a su hijo del avance implacable de las llamas. La obra se destaca por su cinematografía que captura tanto la belleza como el peligro del fuego, ofreciendo un retrato realista de la urgencia y la lucha por la vida frente a la naturaleza.
Una vida casi normal
Meeri tiene algunos problemas. Está enamorada del hombre equivocado y su padre es un empresario de pompas fúnebres en busca de una nueva esposa. Pero tiene un talento especial: puede volar cuando está enamorada.
Correr para vivir
En su afán por hacer conciencia sobre la precaria realidad social de ciertos sectores de la población, el cine mexicano tiende a caer en el miserabilismo (o la llamada "pornomiseria"), sea en el documental o en la ficción. La búsqueda de nuestro cine por nuevos horizontes creativos y narrativos es constante, y en el caso de Correr para vivir, el director y coguionista Gerardo Dorantes opta por lo que, en sus convenciones, es un thriller de acción y crimen extrapolado al contexto de los indígenas rarámuris del norte de México, famosos por su tradición de correr (y su extraordinario talento para ello). La trama sigue a dos hermanos: Omero (Vladimir Rivera), que sueña con ser corredor; y Capó (Manuel Cruz Vivas), quien tiene más talento, pero también problemas. Ambos se ven arrastrados a una vida de servicio al narco cuando Capó, para proveer para su novia embarazada, fracasa en un traslado de cocaína. Siendo sinceros, se trata de un buen intento por llevar el cine mexicano hacia otros rumbos que no sean la típica explotación del drama social o el documental antropológico. Sin embargo, la película acaba cayendo en los mismos vicios, representando a la cultura rarámuri desde el exotismo superficial e idealizado, creando entretenimiento a partir de un contexto social real con poca sensibilidad. Lee más en la crítica completa de Correr para vivir.
Downtown Owl
Ambientada en 1983, en el pueblo ficticio de Owl, Dakota del Norte, la historia gira en torno a tres habitantes intangiblemente conectados -Horace, un anciano que pasa las tardes recordando tiempos mejores en la cafetería local, Mitch, un deprimido quarterback suplente de instituto, y Julia, una profesora de inglés del instituto local que se ha mudado recientemente a Owl- cuyas vidas, junto con las de los demás residentes del pueblo, se ven afectadas por una gran tormenta de nieve.
