Crítica de ‘¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret’: cuando se juntan pubertad y crisis existencial Crítica de ‘¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret’: cuando se juntan pubertad y crisis existencial

Crítica de ‘¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret’: cuando se juntan pubertad y crisis existencial

Basada en el libro homónimo, ‘¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret’ es un divertido coming-of-age que no teme a sus temáticas. Checa la crítica.

Lalo Ortega   |  
6 septiembre, 2023 6:23 PM
- Actualizado 13 septiembre, 2023 5:57 PM

¿Qué más se puede hacer o decir sobre el género de coming-of-age? Protagonistas jóvenes que se enfrentan con las vicisitudes físicas, morales, psicológicas e interpersonales de crecer y enfrentarse al mundo adulto. No se puede reinventar la rueda, pero ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret (Are You There, God? It’s Me, Margaret) la hace relucir a punta de sinceridad y corazón.

La película, que adapta la clásica novela juvenil de Judy Blume, llega a salas de cine mexicanas este 7 de septiembre. El estreno brinda una curiosa y contradictoria sensación de anacronismo: por un lado, la historia se sitúa en los 70, época en que se publicó el libro y provocó polémica e indignación por su frontalidad para tratar temas como la menstruación y la religión (la propia Blume recuerda que fue señalada de “comunista” por ello).

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Por otro lado, más de cinco décadas después de su publicación, la película se siente igual de fresca y relevante. En parte, porque aún es poco el cine comercial que no rehuye a tratar estas temáticas con la naturalidad de esta película. Y en parte, porque no parecemos haber aprendido mucho con las que sí se han hecho.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret: no es una típica pubertad

Esta adaptación de ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, dirigida por Kelly Fremon Craig (Mi vida a los diecisiete), comienza también en 1970. La joven Margaret Simon (Abby Ryder Fortson, de Ant-Man) llega a casa en Nueva York después del campamento de verano para recibir una agridulce noticia de sus padres, Barbara (Rachel McAdams) y Herb (Benny Safdie): debido a un ascenso de su padre, se mudarán a un nuevo vecindario en Nueva Jersey, aunque tendrán que irse lejos de la abuela paterna, Sylvia (Kathy Bates).

En su nueva casa, el mundo adulto parece llegar como una oleada. Apenas se están instalando los Simon cuando Margaret es reclutada por una vecina de su edad, Nancy (Elle Graham), para su club de chicas. Las amigas han de hablar de todos sus secretos juveniles: los chicos que les gustan, si les crecen los senos y si les llega la primera menstruación.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret lidia con las expectativas –dañinas o no– del género femenino (Crédito: Sony Pictures)

A través de las reglas arbitrarias del grupo (todas deben usar brasier, por ejemplo), Margaret se obsesiona con el desarrollo de su cuerpo. Sin embargo, una tarea escolar despierta en ella dudas más profundas: ella no creció bajo ninguna religión, a pesar de que su madre es cristiana, su padre es judío y su abuela paterna es devota practicante del judaísmo.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret sigue a su protagonista conforme ella comienza a reflexionar e investigar sobre estas cuestiones y, con ello, a decidir cuál es su lugar en su comunidad y qué quiere para sí misma.

Crecer entre la fe y la feminidad

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret, pues, presenta a su joven protagonista con el cóctel perfecto para una crisis existencial. Por un lado, está aprendiendo sobre las implicaciones de convertirse en mujer, y las expectativas –dañinas o no– que vienen con ello. Por el otro, poca cosa, se cuestiona si existe una deidad omnipresente y omnipotente, y qué rol juegan las religiones organizadas en su relación con ella, de ser así.

En ambos frentes, la película respeta la frontalidad y autenticidad de su material de origen. Aunque no podamos decir que reinvente la fórmula del coming-of-age (es bastante predecible en ese sentido) ni que llegue a las resoluciones más profundas, sí es cierto que tampoco las suaviza cuando llegan.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret
Aunque su papel es menor, Rachel McAdams es crucial para ¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret (Crédito: Sony Pictures)

Ese impacto se logra al contar la historia siempre desde la perspectiva de Margaret, inicialmente inocente. Por ello, claro, el resto de los personajes son como satélites de su mundo, y pueden sentirse poco desarrollados (sobre todo Benny Safdie y Kathy Bates, que son brillantes en sus contados momentos en pantalla).

En el guión, Kelly Fremon Craig toma la atinada decisión de hacer a la madre de Margaret, Barbara, la única excepción a esta regla, por la sencilla razón de que ella es un espejo que representa tanto complicidad como muchos de sus miedos. Rachel McAdams es fenomenal para dotarla de un delicado balance entre calidez, dulzura, frustración y dolor. Aunque no es la protagonista de la historia, la película no se sostendría del todo sin su actuación como contraparte a la de Abby Ryder Fortson.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret es, en resumen, un bellísimo coming-of-age que no teme a las complejidades emocionales, físicas y espirituales de crecer, y las aborda sin condescendencia hacia su público.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo, Margaret llega a salas de cine de México el 7 de septiembre.

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