Crítica de ‘Broker’: las familias rotas de Hirokazu Kore-eda Crítica de ‘Broker’: las familias rotas de Hirokazu Kore-eda

Crítica de ‘Broker’: las familias rotas de Hirokazu Kore-eda

Luego de ‘Un asunto de familia’, ganadora en Cannes, el japonés Hirokazu Kore-eda regresa con ‘Broker’, su debut surcoreano. Aquí la crítica.

Lalo Ortega   |  
2 agosto, 2023 8:52 PM
- Actualizado 9 agosto, 2023 5:44 PM

Una noche, una muchacha abandona a su hijo afuera de un buzón para bebés, los llamados “baby boxes”, para que sea adoptado por alguien más. Dos oficiales de policía ven lo sucedido y depositan al niño en el buzón. Con esto, sin saberlo, lo entregan a un dúo de traficantes de menores que aprovechan el sistema para vender bebés. Así inicia Broker: Intercambiando vidas, del director japonés Hirokazu Kore-eda.

Sin embargo, quienes conocen sus películas sabrán que las apariencias engañan. O, mejor dicho, estas apariencias esconden suficientes sutilezas y complejidades para estirar al límite –e incluso romper– nuestros conceptos sobre la moral, la familia y la legalidad.

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Concebida por Kore-eda como acompañamiento para Un asunto de familia (Shoplifters), laureada en Cannes, Broker cuestiona desde dinámicas y expectativas de género hasta los límites de un sistema de adopciones insuficiente y la legalidad de quienes ofrecen alternativas fuera del sistema.

Y, de paso, el director aprovecha para conmovernos hasta las lágrimas.

Nada es sagrado

Ya de entrada, Broker destruye la génesis misma del núcleo familiar –el vínculo entre la madre y su bebé–, al mostrarnos a So-young (Lee Ji-eun) abandonar a su hijo frente al buzón. Con las oficiales de policía (Doona Bae y Lee Joo-young) como primer contacto del espectador con la situación, emergen toda clase de preguntas al respecto.

Broker
Broker nos presenta las perspectivas de la madre, de la ley y de dos criminales bienintencionados (Crédito: Cine Caníbal)

Kore-eda pone especial cuidado en evidenciar no sólo estas dudas, sino los prejuicios alrededor de ellas. Cuando el bebé acaba en manos de los traficantes (Song Kang-ho y Gang Dong-won), So-young es de inmediato juzgada por su decisión. Sorpresivamente, la joven decide acompañar al par en el viaje para vender al bebé a una familia decente.

De pronto, Broker se convierte en una road movie y, como tal, nos revelará un panorama de la sociedad en la que se sitúa. Las expectativas de género e imposibles presiones económicas a las que se ve sometida la joven madre, serán cuestionadas al mismo tiempo que las deficiencias del sistema judicial.

Dentro del escabroso tema del tráfico de menores, Kore-eda también nos enfrenta con problemas complejos que no tienen respuestas sencillas. Ante el inconmensurable carisma de Song Kang-ho, pronto nos vemos simpatizando con este traficante de menores en particular. ¿Deberíamos simpatizar con él? ¿Es tan mala idea si el sistema de adopciones condena a niños al olvido, y la alternativa es llevar una vida de criminalidad y miseria?

Broker bordea el melodrama

La magia de Kore-eda está en el ritmo sutil, cuidadosamente calculado en el que nos revela las vicisitudes de las vidas –sociales e interiores– de sus personajes, incluso permitiéndose las dosis de humor justas sin romper con el tono de su drama. El director y guionista se abstiene de los juicios y, cuando sus personajes los emiten, nos presenta suficiente información para entender por qué lo hacen.

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A través de So-young, todas las expectativas, presiones e ideales de la maternidad son cuestionados (Crédito: Cine Caníbal)

En este ritmo tan delicado, Broker se acerca peligrosamente al melodrama lacrimógeno en momentos clave. En manos menos capaces, se quedaría con una versión simplista de sus ideas y las utilizaría para provocar pura emoción. Sin embargo, el director japonés las desmenuza con cuidado para que, llegados estos instantes, nos quedemos también con reflexiones sobre nuestras ideas preconcebidas de la familia y lo moralmente “bueno”.

Pero, hay que decirlo, cuestiones como estas son mejor abordadas con este balance entre emoción y razón: con humanidad. En ese sentido, Broker incomoda, reta y conmueve por partes iguales, y nos reafirma la vieja máxima de que, para criar un niño, hace falta una comunidad. Cómo construirla, es otro tema.

Broker: Intercambiando vidas llega a salas de cine este 3 de agosto. Entra aquí para comprar tus boletos.

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