Crítica de ‘Invasión secreta’, episodio 4: Los peores espías del mundo

Ya desde el episodio anterior, la serie Invasión secreta (Secret Invasion) de Marvel en Disney+ había tenido un sutil pero grave tropiezo: perder el sentido de intriga, el elemento crucial de cualquier buena historia de espionaje. Las identidades secretas de los alienígenas metamorfos Skrulls siguen siendo destapadas como cualquier cosa, y el episodio 4 no hace mucho por cambiar eso.

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Y así, con ello, toda la tensión narrativa se va por la borda. Ahora con sólo dos episodios por delante, la serie protagonizada por Samuel L. Jackson apuesta ahora por el factor sorpresa en vez del suspenso. Excepto que, la verdad, poco de lo que sucede es sorprendente.

Spoilers del cuarto episodio de Invasión secreta a continuación:

Cómo conocí a mi esposa

El episodio 4, titulado Amor, nos brinda más contexto sobre la relación entre Nick Fury (Jackson) y su esposa Priscilla (Charlayne Woodard), cuya verdadera identidad es revelada al público como Varra, una agente Skrull, al final del episodio 2. En la conclusión del tercero, descubrimos que ella parece ser una doble agente leal al villano Gravik (Kingsley Ben-Adir).

El episodio procede a contarnos la historia de cómo su amor floreció, lo cual es un buen método para humanizar a Fury como protagonista. Es, después de todo, un personaje que hemos conocido poco en el extenso Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), más allá de su aguerrida personalidad como agente secreto.

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Sin embargo, el cuarto episodio de Invasión secreta no tarda en volver a su mal hábito de revelar mucho demasiado pronto. ¿Se veía venir que ese personaje del episodio 2 era un Skrull? Quizá. Pero la historia sin duda se habría beneficiado de mantenernos en la duda.

En lugar de eso, la serie parece construirse sobre dos cosas. La primera, en el fanservice alrededor de un solo personaje  (“oigan, niños, ¿quieren saber cómo Fury conoció a la esposa de la que nadie sabía nada hace 30 películas?”). La segunda, en sorpresas impactantes que, en teoría, no deben verse venir.

Excepto que, en vez de apoyarse en una red bien construida de intriga, engaño y dobles identidades, Invasión secreta nos pide aceptar que las cosas suceden porque sí, o porque Nick Fury es un excelente agente y, sin mayor explicación, tiene ojos y oídos en cualquier lado.

O sea que, dicho de otra forma, Marvel Studios no es muy buena para contarnos esta historia de espías en la que, además, los personajes tampoco son muy aptos para el trabajo. Sólo digamos que, en el arte de suplantar identidades y rostros de otras personas, los personajes de Misión: Imposible son claramente mejores en el trabajo.

Un final impactante para el episodio 4

Por lo menos, este cuarto episodio ya deja ver una prueba de los esperados Super Skrulls en acción. Sin embargo, su debut no hace mucho por elevar la apuesta y los riesgos: los personajes siguen teniendo los mismos objetivos de apoderarse del mundo o defenderlo, pero con pocas incógnitas de por medio.

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Así, una vez más, todo en Invasión secreta descansa en Fury. El final del episodio sin duda lo deja contra las cuerdas, emocionalmente hablando. Sí, está más cerca de ser ese “hombre roto” del que hablan todos. Pero apenas conocimos a su esposa hace dos episodios y su única motivación es seguir haciendo lo que Nick Fury siempre hace. ¿Debería importarnos?

Checa nuestras críticas de Invasión secreta por episodio:

• Episodios 1 y 2: Marvel entra al thriller de espías
• Episodio 3 pierde toda la intriga

Invasión secreta está disponible en Disney+, y nuevos episodios se estrenan los miércoles. Entra aquí para saber más.