El poder del vínculo materno está en que, a pesar de la ausencia, el amor puede sentirse. Tal es el caso en Billy Elliot, una película en la que la mamá del protagonista no está presente, pero cuyo cariño lo impulsa para seguir su sueño a pesar de los obstáculos.
La relación materna no siempre es fácil, incluso cuando es cercana. Chicos y Guillermo, ¡a comer! es una comedia semibiográfica en la que el director y actor Guillaume Gallienne (interpretándose a sí mismo y a su propia madre) narra su historia de autodescubrimiento en la juventud, marcada por la relación materna.
Este drama de Mike Mills demuestra el dicho de que "se requiere una comunidad para criar un hijo". Mujeres del siglo XX, situada a finales de los 70, sigue a una madre que recluta a otras jóvenes mujeres a guiar a su hijo por tiempos confusos.
La historia de Mujercitas de 2019 se enfoca tanto en Jo y Amy, que no se le da el suficiente crédito a la madre de las cuatro hermanas March, Marmee. Con el padre ausente durante la Guerra civil, ¿quién más se iba a encargar de que fueran tan independientes como compasivas?
Las relaciones entre madres e hijas también pueden ser contenciosas, y como ejemplo tenemos Valiente, ya un clásico de Pixar sobre la diligente reina Elinor y su hija, Mérida, una princesa decidida a romper con las tradiciones con tal de hacer su propio camino. Y seguro, el enojo de Mérida hacia la reina se sale un poco de control, pero al final es una bella película sobre mamás e hijas.