Crítica de ‘Chicas pesadas’ (el musical): no tan “fetch” Crítica de ‘Chicas pesadas’ (el musical): no tan “fetch”

Crítica de ‘Chicas pesadas’ (el musical): no tan “fetch”

‘Chicas pesadas’ es una adaptación del musical de Broadway, a su vez basado en la clásica película de comedia de 2004. Checa la crítica.

Lalo Ortega   |  
10 enero, 2024 12:36 PM
- Actualizado 19 enero, 2024 4:50 PM

Cada vez que emerge en el horizonte un nuevo remake de un clásico, es inevitable la pregunta: ¿cuál es el punto? La cual conduce, por necesidad, a una segunda: ¿qué motiva al remake en cuestión, y qué de nuevo tiene para aportar? Ambas son cuestiones ahora que Chicas pesadas (Mean Girls), en su adaptación musical, llega a salas de cine el 10 de enero de 2024.

La respuesta obvia podría ser: ¡lo nuevo es que es un musical! (¡Duh!). Es, en el aparentemente perpetuo ciclo de reciclaje de nuestra cultura pop, una adaptación del musical de Broadway, a su vez una adaptación de la película de comedia de 2004 con Lindsay Lohan y Rachel McAdams… a su vez inspirada en el libro Queen Bees and Wannabes.

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Pero cabe analizar si, debajo de la nueva capa de pintura con canto, baile y luces, el musical cinematográfico de Chicas pesadas justifica su existencia como producto audiovisual, para salir de la sombra de la que, por sí sola, se estableció como un clásico de la comedia estadounidense y sátira de la juventud de su tiempo.

You go, Glen Coco!

Comencemos por señalar que, en términos de trama, el musical de Chicas pesadas no ofrece prácticamente nada nuevo. Quienes hayan visto la película original lo encontrarán todo aquí, desde el Burn Book hasta el autobús. Todos los personajes están aquí, simplemente con caras nuevas.

Para quienes no conozcan el clásico, va el recordatorio: la historia comienza cuando Cady Heron (Angourie Rice) se muda a Estados Unidos para estudiar la preparatoria, luego de una vida de ser criada y educada por su madre (Lena Fischer) en África. En la escuela se hace amiga de los inadaptados Janis (Auliʻi Cravalho, de Moana) y Damian (Jaquel Spivey).

Chicas pesadas (el musical)
Reneé Rapp es, por mucho, el punto alto de esta versión de Chicas pesadas (Crédito: Paramount Pictures)

Por casualidad, toman interés en ella las “reinas de la escuela”, las infames “Plásticas”: Gretchen Wieners (Bebe Wood), Karen Shetty (Avantika) y su odiosa líder, Regina George (Reneé Rapp). Con ayuda de Cady como infiltrada en el grupo, Janis y Damian planean hacer sufrir a las Plásticas por todo lo que les han hecho a ellos y a otros chicos. Sin embargo, las cosas se complican cuando Cady es cada vez más absorbida por el grupo y se enamora de Aaron (Christopher Briney), el ex de Regina.

Incluso sin conocer la trama de la original, Chicas pesadas puede ser un tanto predecible, aunque al igual que su predecesora, sale adelante gracias a su humor que abraza el absurdo, la estupidez y la locura. Un arma de doble filo de la que hablaremos más adelante.

Sin embargo, lo dicho, esta versión luce una nueva capa de pintura. Los resultados son mixtos. Cuando las cosas salen bien, su espectacularidad es indiscutible. Rapp como Regina George es SENSACIONAL (sí, con mayúsculas), y cada número musical que protagoniza es hipnótico y emocionante (Rapp fue suplente en la puesta en escena de Broadway, y puede verse por qué).

Sin embargo, no todos los números musicales tienen la misma calidad. Mientras que “Someone Gets Hurt” es cautivador e ingenioso, por ejemplo, otros como “Revenge Party” se sienten como cualquier cosa extraída de un episodio de Glee, con cuestionables decisiones estilísticas.

Esta irregularidad se extiende también (lamentablemente), al elenco, en el que hay ciertas lagunas de carisma y potencia vocal. Aunque ya ha demostrado su talento histriónico, Angourie Rice es, evidentemente, la cantante menos dotada del grupo. Es la protagonista y, sin embargo, protagoniza menos secuencias musicales en proporción a otros personajes, por lo que palidece de inmediato ante Rapp y Cravalho (incluso si la segunda es afligida con algunos de los números menos vistosos y más superfluos del conjunto.

Pero, cuando lo logra, Chicas pesadas realmente hace relucir su nueva cara. Hay risas garantizadas –quizá un poco diluidas por la inevitable sensación de déjà vu, y los fans más acérrimos de la original gozarán con revivir esta historia.

Chicas pesadas es, a fin de cuentas, plástico

Sin embargo, he ahí donde yace la contradicción de este remake. ¿Se trata de fanservice para los que crecimos viendo la versión con Lohan y McAdams? ¿O es una actualización de la historia para una nueva generación?

Al ser prácticamente una calca narrativa de la película original, Chicas pesadas resulta redundante en cualquiera de las dos posibilidades. Tomada en su sentido más banal, la versión de 2004 ha trascendido su condición de cápsula del tiempo y se ha consolidado como un clásico, a punta de sus bromas y frases icónicas. Y la inmensa mayoría, desde Glen Coco al 3 de octubre, hasta la vestimenta obligatoria de los miércoles, todo se replica aquí, casi sin cambios.

Chicas pesadas (el musical)
Poca novedad, mucho déjà vu en estas Chicas pesadas (Crédito: Paramount Pictures)

Sin embargo, cabe recordar que la primera versión fue escrita como un comentario satírico de las conductas agresivas entre los adolescentes estadounidenses de su tiempo, a partir del libro de no ficción Queen Bees and Wannabes.

Dos décadas han pasado desde la película, y si la trama es la misma, cabría suponer que no mucho ha cambiado en las escuelas del país norteamericano. Las modificaciones de la nueva Chicas pesadas son estéticas: se implementa, de manera orgánica pero superficial, el lenguaje de TikTok en los encuadres, de los hashtags en algunas bromas. Más allá de ser un medio de economía narrativa, las formas en que las redes sociales exacerban el bullying no tienen un impacto tangible ni realista en este mundo.

Aunque innegablemente divertido, el remake musical acaba por sentirse como un producto atrapado incómodamente entre dos tiempos. Lo que era un divertidísimo comentario, que ha justificado su permanencia como clásico aún vigente, se convierte en poco más que redundancia nostálgica. Frío, brillante y rígido plástico.

El musical de Chicas pesadas llega a salas de cine mexicanas este 10 de enero.

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