Crítica de ‘Los tres mosqueteros: Milady’: cine francés “a la Hollywood”

Ha sido un año curioso para el cine mundial. En especial en lo que se refiere al cine de acción, del que Hollywood suele ser el mayor exponente. No es que haya dejado de serlo, pero es curioso que algunos de los mejores exponentes del género en 2023 hayan salido de países improbables: Japón, con Godzilla Minus One; y Francia con Los tres mosqueteros. Milady, conclusión de la adaptación en dos partes del clásico escrito por Alexandre Dumas (iniciada con D’Artagnan a comienzos del mismo año), llegó a salas de cine mexicanas este 4 de enero de 2024.

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Más curioso aún es que, al menos en el caso del largometraje francés, la táctica se ha parecido mucho a la de tantas otras superproducciones hollywoodenses, tanto en lo que respecta a la película misma como a su promoción. Se trata de una adaptación de una obra conocidísima y con un presupuesto mayor a lo usual para el país europeo (aunque, con un estimado por encima de los 70 millones de dólares, sigue siendo modesto para los estándares actuales de la industria estadounidense).

Sin escatimar en el diseño de producción, con costas filmaciones en locación y suntuosos vestuarios de época, la película cuenta una historia de aventuras que bien podría insertarse en el género de acción, ahí donde actualmente reinan John Wick y Tom Cruise con su Misión: Imposible.

Y claro, está el elenco, encabezado por estrellas establecidas a través de diferentes generaciones del cine francés. Repitiendo sus papeles de D’Artagnan, Los tres mosqueteros: Milady trae de regreso a François Civil, Lyna Khoudri, Vincent Cassel,Romain Duris, Pio Marmaï, Louis Garrel, Vicky Krieps y Eva Green.

Green, quizá la más reconocida del grupo a nivel internacional, es quien destaca en los materiales promocionales. Es, tan bien, el alma y corazón de ambas entregas, pero sobre todo la segunda, como la trágica espía y villana, Milady de Winter.

El director Martin Bourboulon (Eiffel) saca el mayor provecho posible de sus experimentadas estrellas, en una adaptación de Los tres mosqueteros que logra brillar en su espectáculo, pero que arrastra los mismos males de tantas otras adaptaciones divididas en entregas.

Los tres mosqueteros: Milady es Dumas por vía de John Wick

Lo dicho: si el propósito de Los tres mosqueteros: Milady es elevar la obra al calibre de los grandes blockbusters hollywoodenses, cumple con creces. En el apartado del diseño de producción, no hay nada que discutir al respecto.

Es en la acción donde Bourboulon y compañía colocan su énfasis, y donde la película abraza sus influencias hollywoodenses. Tal como su predecesora, Milady emplea este mismo estilo de complejas coreografías filmadas con cámara en mano, exaltando una visceralidad propia de las películas de John Wick. Los complicados planos secuencia son efectivos y bien ejecutados, aunque con la energía y sacudidas caóticas, sucias, que recuerdan menos a las películas protagonizadas por Keanu Reeves, y más a la saga de Jason Bourne.

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El resultado de esto es que la violencia es más estilizada que dramática. Los tres mosqueteros: Milady exalta el heroísmo de los tres personajes titulares y de D’Artagnan, a expensas de transmitirnos una sensación del riesgo físico o del costo emocional –y político– de la guerra en que participan. En otras palabras: hay que mirar lo espectaculares que se ven, sin temor a que les suceda algo. Es entretenido, sin duda, pero se coquetea muy de cerca con los vacíos narrativos del cine hollywoodense actual.

Ese es el pie del que cojea, como un todo, la adaptación en dos partes de Bourboulon. Si bien la historia ya es bien conocida (aunque siempre ayuda estar familiarizados con la novela de Dumas) y los cambios son menores, la narrativa sufre por estar adaptada en dos entregas.

D’Artagnan carga con el peso de establecer a todos sus personajes y el complejo contexto sociopolítico en que viven, con Francia sumida en un conflicto entre republicanos y monarquistas, y un complot para asesinar al rey. Aunque no desprovista de acción, la balanza en ese sentido se inclina claramente hacia Milady.

Y entonces, Eva Green

El enfoque en el personaje de Milady (Eva Green) es lo que nos brinda casi todo el contrapeso dramático para la acción y la intriga política de la trama. Y no es que nadie en este renombrado elenco haga un excelente trabajo, sino que Green logra imprimirle a su personaje la complejidad suficiente para hacer de su trágica espía un personaje interesante, con el que es posible simpatizar incluso más que con los héroes.

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El desenlace de la historia, incluso con sus cambios, es bien conocido, pero tanto Green como Civil logran cargar con el peso dramático de sus personajes y su complicada relación, dos lados de una moneda que compra los destinos de sus aliados y enemigos. Los sucesos son predecibles, pero no por ello menos impactantes.

Y ambos actores logran brillar en su desempeño con las escenas de acción, aunque es Green quien saca a relucir su caché de años en las grandes producciones de Hollywood. Logra equilibrar la complejidad del combate con el tumulto psicológico de los personajes en el momento.

Dentro de todo, Los tres mosqueteros: Milady aportará poco a quienes ya conozcan bien la novela u otras adaptaciones cinematográficas de la misma, aunque su enfoque en la acción se sentirá fresco. En ese sentido, es un exitoso experimento que nos demuestra que otras cinematografías del mundo no piden nada a lo que Hollywood tiene que ofrecer en sus –cuestionables– propuestas de época.

Los tres mosqueteros: Milady ya está en salas de cine. Entra aquí para comprar boletos.