Crítica de ‘Damsel’: la princesa en la torre de Netflix Crítica de ‘Damsel’: la princesa en la torre de Netflix

Crítica de ‘Damsel’: la princesa en la torre de Netflix

‘Damsel’ es la ejecución tibia de una idea prometedora, elevada por la actuación de Millie Bobby Brown. Checa la crítica.

Lalo Ortega   |  
7 marzo, 2024 10:40 PM
- Actualizado 15 marzo, 2024 10:19 AM

Alguna vez una mujer me dijo que las de Enola Holmes (también protagonizadas por Millie Bobby Brown) no eran exactamente grandes películas, pero que, si se hubiesen estrenado años atrás, hubieran sido de sus favoritas cuando era niña. Quizá sea la mejor manera de describir no sólo a esas películas, sino también a Damsel, tercera producción cinematográfica protagonizada y producida por la actriz en su provechosa colaboración con Netflix, y que llega al catálogo de la plataforma este 8 de marzo.

Basada en la novela homónima de Evelyn Skye, la película aspira a ser una emocionante fantasía apta para el público general, pero con un discurso feminista dirigido a las chicas más jóvenes. Suele tener mayor éxito en lo segundo que en lo primero, y sería más impactante si el mundo construido alrededor de Millie Bobby Brown fuese más interesante.

(No es) otra película de princesas

Publicidad

En resumidas cuentas, la premisa de Damsel es la siguiente: el gobernante de un reino pobre y remoto (Ray Winstone) promete a su hija mayor, Elodie (Brown) con el príncipe del reino vecino, más próspero y menos hostil. Un matrimonio estratégico que no sólo significa una mejor vida para la joven mujer, sino un futuro para su pueblo. Compasiva y responsable, Elodie se resigna a su destino.

Las cosas no parecen ser tan malas cuando la familia llega al reino vecino para la boda. El príncipe (Nick Robinson) es guapo, gentil e inteligente. El reino es bello, hay riqueza y hasta súbditos serviciales. Si tan solo la reina (Robin Wright, en una inspirada decisión de casting) no los mirara a todos como si estuviera por echarlos a los perros.

Previsiblemente, algo anda muy mal. Luego de la boda oficial, Elodie es llevada a la montaña para una segunda ceremonia: un ritual para unir su sangre con la de la familia real del reino. Acto seguido, es traicionada por el príncipe y arrojada a un abismo, donde ha de convertirse en presa de un dragón. La criatura tiene un pacto con la monarca: tres de sus “hijas”, a cambio de no hacer el reino arder.

Durante prácticamente el resto de la duración de Damsel, acompañamos a Elodie en su lucha por sobrevivir, por sus propios y limitados medios, en la peligrosa caverna del dragón. Se convierte entonces en una película de aventuras de un solo personaje, algo inusual en una película de gran presupuesto. Al final, resulta ser bendición y maldición al mismo tiempo.

Damsel, de Netflix
Millie Bobby Brown cautiva en Damsel, pero el mundo y personajes a su alrededor son planos (Crédito: Netflix)

Por un lado, Brown se entrega con evidente pasión en su rol de una joven mujer que debe encontrar su propia fuerza y valor para salir con vida, mientras descubre el misterio alrededor del dragón, la caverna y el pacto de sacrificios forjado generaciones atrás. Pero por otro, la película no logra construir un mundo ni una narrativa lo suficientemente interesantes alrededor de ella.

Damsel, a final de cuentas, se construye sobre los arquetipos de los cuentos de hadas: reinos lejanos anónimos, reinas malvadas, maldiciones antiguas, monstruos, príncipes y matrimonios. A pesar del talento involucrado –el elenco también incluye nombres como Robin Wright, Angela Bassett y Ray Winstone–, el guión no da la suficiente sustancia ni tiempo para sus personajes, ni para desarrollar o matizar el mundo en el que existen.

El resultado es que, si bien Brown logra crear un personaje por el que es fácil preocuparse, y si bien el director toma riesgos para hacer sentir que ella está en peligro (aunque, en realidad, sepamos desde el inicio que habrá un final feliz); todo lo demás carece de vida. Sea por los límites de sus arquetipos, o por la horrorosa pantalla verde que, en varias ocasiones, es groseramente notoria.

Damsel: feminismo light

Dicho esto, Damsel presenta una fábula que, al igual que las películas de Enola Holmes, tiene el potencial de volverse un modelo saludable, no sexualizado, para las niñas y adolescentes de la presente generación. Aunque su protagonista queda peligrosamente cerca de los clichés asociados a la Mary Sue, la narrativa ilustra, de modo sencillo y metafórico, mecanismos de opresión patriarcales que deberíamos dejar de perpetuar.

Esto, claro, dentro de los confines de un feminismo light, ajeno a necesarios matices y más cercano a las idealizaciones de la corrección política PG-13. Se puede sufrir y sangrar pero, al modo hollywoodense más básico, el delineado perfecto sobrevive al sudor y la mugre, y la trasquilada más torpe resulta en un peinado perfecto. Y de violencia retributiva, ni hablar.

Damsel, de Netflix
Mucho peligro, pero maquillaje perfecto (Crédito: Netflix)

Y quizá no haya que tomarlo tan en serio, pero lo cierto es que Damsel suele caer más en los artificios mediocres típicos del repertorio de Netflix (vamos, que su premisa ni siquiera es tan original). La película sólo es emocionante cuando Brown está en pantalla, en escenas dramáticas o de acción.

Esto es lo más rescatable de Damsel. Millie Bobby Brown tiene el potencial de ser más que la niña de Stranger Things, o que aparece sólo en producciones de Netflix (con la lamentable excepción de Godzilla). El streaming comienza a ser su prisión. Ojalá podamos verla después en cosas más interesantes.

Damsel ya está disponible en Netflix. Entra aquí para saber más sobre la película.

Play sorpresa para ver películas online gratis