‘Maquíllame otra vez’ es una comedia mexicana sobre sororidad y empatía ‘Maquíllame otra vez’ es una comedia mexicana sobre sororidad y empatía

‘Maquíllame otra vez’ es una comedia mexicana sobre sororidad y empatía

‘Maquíllame otra vez’, debut como director del chileno Guillermo Calderón, tiene buenas ideas y una química actoral admirable, pero tropieza con un guión irregular

Lalo Ortega   |  
10 febrero, 2023 1:21 PM
- Actualizado 17 febrero, 2023 11:08 AM

No podríamos culpar a nadie por compartir esa aversión generalizada hacia las comedias recientes del cine mexicano. Más allá de la mediocridad narrativa y visual de muchas de sus propuestas (notable entre ellas, Mirreyes contra Godínez), todas, independientemente de su calidad, son presentadas de la misma manera genérica a nivel de marketing. Maquíllame otra vez, en salas de cine mexicanas desde este 9 de febrero, es otra lamentable víctima de este vicio.

Cosa inmerecida, hay que decir. Esta comedia dramática, primer largometraje en México del estudio de los hermanos Larraín, Fábula; y debut como director del chileno Guillermo Calderón (guionista de películas como Ema de Pablo Larraín y Una mujer fantástica de Sebastián Lelio), es más propositiva que sus congéneres. Lo cual no quiere decir que no falle –sí que lo hace en repetidas ocasiones–, pero se agradece que toque ciertas temáticas y tipos de personajes.

¿De qué trata Maquíllame otra vez?

La trama sigue a varias maquillistas que, por una u otra cuestión, han tenido una serie de descalabros en sus vidas y carreras. Ana (Paulina Gaitán), otrora una “maquillista famosa”, tiene que vivir con su amiga Rita (Regina Blandón) y su compañera de cuarto, Sonia (Martha Claudia Moreno). Sin embargo, el trío está en bancarrota.

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Parte de los problemas de Ana vienen de haber trabajado con Alex (Ilse Salas), una excéntrica e inestable maquillista. Sin embargo, cuando ella reaparece para ofrecerles trabajo en su momento de necesidad, ellas aceptan a regañadientes. Pronto descubren que ha sido una muy mala decisión, y tendrán que ayudar a Alex y a sí mismas, sin volverse locas en el proceso.

Ilse Salas y Paulina Gaitán en Maquíllame otra vez
La relación entre Alex (Ilse Salas) y Ana (Paulina Gaitán) es complicada (Crédito: Cinépolis Distribución)

Se trata de una historia relativamente sencilla pero bien anclada en el mundo femenino. Hay algo de romance por ahí, sí, pero se agradece que esté lejos de ser el elemento central de la narrativa. Por el contrario, el corazón de la trama está en la búsqueda de las protagonistas por abrirse paso en el mundo, la amistad entre ellas y sus problemas.

Es agradable pensar que, en un género ampliamente plagado de estereotipos sexistas, Maquíllame otra vez sería la rara comedia dramática mexicana que aprobaría el famoso test de Bechdel. Sin embargo, dicho lo anterior, el guión de Calderón tropieza en otras áreas.

Maquillar las heridas… y los huecos narrativos

A lo largo del primer tercio del metraje, se desarrolla una agradable dinámica entre Ana, Rita y Sonia. Comparten cama, se reparten trabajo, salen a la calle para probar suerte maquillando niños en los parques. Los diálogos, en varios casos, son genuinamente hilarantes, y la química entre Gaitán (Territorio), Blandón (Cindy la Regia) y Moreno (Huesera) eleva todo el conjunto. La película maneja la bonita metáfora del maquillaje para cubrir las heridas que deja la vida, y resulta creíble en la sororidad construida por este trío.

Mención aparte para el diseño de producción, vestuario y maquillaje, que son los elementos más inspirados de la película. Los colores y diseños, que abrazan sin tapujos el kitsch a la Almodóvar, acentúan el tono tragicómico de la narrativa, muy similar a lo hecho por el consagrado cineasta español.

Sin embargo, los primeros tropiezos vienen en cuanto Maquíllame otra vez introduce a Alex. Y no es por la calidad actoral de Ilse Salas (Las niñas bien), sino porque ésta queda muy sobrada para cómo está escrito el personaje y cómo es insertado en la trama.

El primer problema está en que Alex es, en resumidas cuentas, una caricatura de una enfermedad más seria. Queda claro, a lo largo del metraje, que ella padece de ansiedad, pero sus intervenciones son reducidas a las excentricidades neuróticas y exabruptos de celos ridículos. Si bien la película da dos pasos al frente por su enfoque femenino, da uno hacia atrás en su representación simplista de un padecimiento mental.

Esta bidimensionalidad hace que, cuando Alex entra en la historia, las decisiones (de ella hacia las otras y de las otras hacia ella) no se sientan del todo justificadas.

La narración con voz en off de Rita –que con seguridad podemos decir fue un añadido durante la posproducción– ayuda a “maquillar” algunos de esos huecos narrativos. Sin embargo, insertar a Rita como la narradora omnisciente es una decisión extraña, considerando que el personaje principal es el de Ana, y que es ésta quien estaría en posición de conocer toda la historia.

E incluso así, Maquíllame otra vez peca de otros lapsus de lógica y credibilidad, de los que tampoco vale la pena dar tantos detalles. Sólo diremos: ¿quién contrata maquillistas para su boda de último momento, y qué clase de maquillista no confirma la dirección del trabajo?

Sobre maquillar al Ángel de la Independencia

Hay una subtrama de carácter simbólico en Maquíllame otra vez: Ana, Rita y Sonia tienen en su departamento un curioso proyecto extracurricular. Se trata de una réplica del rostro del Ángel de la Independencia, el cual planean maquillar y llevar a las calles.

Maquíllame otra vez
Una réplica del Ángel de la Independencia para maquillar (Crédito: Cinépolis Distribución)

Se trata de una evidente alusión a las pintas realizadas durante las marchas feministas, en protesta a la violencia de género que se vive en México. Uno de los casos más sonados, naturalmente, fue el del propio Ángel de la Independencia, por ser uno de los monumentos más emblemáticos de la capital mexicana, símbolo de la libertad en el país.

Las protagonistas de la película aluden al hecho de que, ante la violencia de género, ese ángel “no las protege a todas”. Ellas, entonces, hacen el suyo a su manera, maquillado, como un símbolo de sororidad. Si el ángel no las protege, ellas se protegen entre sí.

Es una idea bella aunque, tristemente, queda limitada por la representación simplista de Alex, quien se vuelve objeto tanto del rechazo como de la eventual empatía de las protagonistas.

Lo cual no significa que Maquíllame otra vez sea un bodrio. Tiene sus problemas pero hay que rescatar lo dicho anteriormente: dentro del mundo de las mediocres comedias mexicanas, esta es más propositiva, el maquillaje es fenomenal y las actuaciones –salvo las limitaciones impuestas a Ilse Salas por el guión–, son realmente entretenidas.

Checa el tráiler de Maquíllame otra vez:

Maquíllame otra vez ya está en salas de cine mexicanas. Para saber más de la película y comprar boletos, entra aquí.