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Crítica de ‘Siempre fiel’, de Netflix: traiciones y mentiras en una trama para reflexionar
‘Siempre fiel’ es un thriller holandés de Netflix y una de las buenas (y raras) sorpresas entre las películas originales de la plataforma
Bodil (Bracha van Doesburgh) e Isabel (Elise Schaap) son dos amigas, ya en sus 40, que deciden hacer un viaje juntas a Bélgica. ¿Será Siempre fiel (Faithfully Yours), estrenada en Netflix este miércoles 17 de mayo, igual que otras comedias ligeras y sin pretensiones como Un verano en pantalones, Viaje de chicas o incluso Cuando ellas quieren más? Nada de eso: la dupla se separa tan pronto como llegan del viaje. Las dos, cada una por su lado, se escapan para un fin de semana de infidelidad.
Bodil, por ejemplo, tiene un romance prohibido con un exitoso orador, escritor y entrenador allí; sus esposos incluso creen que fueron a un evento con el tipo. Es algo más “contenido”. Isabel, que está casada con un escritor deprimido, aprovecha la vida nocturna belga: sale a clubes liberales en busca de un ligue. Y es luego de esta búsqueda que la mujer aparece muerta en su casa, degollada. Y ahí comienza la trama de Siempre fiel.
Siempre fiel, de Netflix, es una trillada historia de traiciones…
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Dirigida por André van Duren (de The Fury y The Gangs of OSS), Siempre fiel tiene un objetivo claro: investigar los efectos de la muerte y la traición en la vida de las personas que eligen (¿o necesitan?) seguir este camino. Esto queda claro desde el primer fotograma de la película, cuando Van Duren utiliza una frase célebre de George Bernard Shaw para provocar al espectador: “el castigo de un mentiroso no es que nadie le crea, sino que no crea en nadie”.
Bodil es la mujer que se ve atrapada en su propia red de mentiras (Crédito: Netflix) Por ese lado, pensando en el enfoque de la traición y la mentira, Van Duren trata todo con cierto conservadurismo. No es que la traición tenga que ser vista como algo positivo, obviamente, sino incluso por la forma en que la trama condena a los dos personajes desde el inicio. Se tarda más de lo debido en dar el contexto de estos dos personajes en este entorno. Algo, por cierto, que sucede con bastante frecuencia en el ambiente machista y patriarcal del cine mundial. La forma negativa en que se retrata a Isabel, por ejemplo, no pasa a otra discusión en ningún momento. Cuando hay una revelación final,Siempre fiel se acerca a una especie de redención para el personaje, pero aún dotándola con un dejo de villanía. Es algo que hoy, en pleno 2023, resulta incómodo, más aún con el contexto del personaje.
…pero con buenos elementos de suspenso
Lo que más llama la atención aquí, y que funciona a la perfección, es la investigación del asesinato de Isabel. Con los maridos entrando en escena, Van Duren, que firma el guión junto a Elisabeth Lodeizen y Paul Jan Nelissen, aporta elementos de suspenso para sostener la narrativa. La realidad está chocando con la vida de Bodil, que parece atrapada en una red de acusaciones y decisiones equivocadas en el camino. La situación pronto se vuelve desesperada.
Bodil e Isabel: dos amigas en un viaje lleno de traiciones (Crédito: Netflix) Van Doesburgh ofrece una actuación contenida como protagonista. Me recordó, en varios puntos, a la actuación de Carice van Houten en el gran thriller sexual Instinto. Es una actuación que toma tiempo para conectar con el público, principalmente por la frialdad con la que el personaje enfrenta diversas situaciones, pero que pronto revela cada vez más humanidad en sus sentimientos. Parece una actuación fácil, pero tiene algunas complejidades agradables. Y el final es satisfactorio: aunque es algo descifrable, pudiendo arruinar todo lo sucedido cuando aún faltan unos 30 minutos para que termine el largometraje, Siempre fiel logra mantener al público atrapado en la trama sobre traiciones, mentiras y asesinatos. Dadas las cosas tan malas que Netflix está entregando últimamente, ver un thriller interesante, incluso con su guión básico y algunas fallas en su manejo, es al menos gratificante.
