Mr. Jones Has a Card Party

El señor Jones, desde su última travesura, había hecho esfuerzos considerables por enmendar la reputación que había ganado ante los ojos de las damas de la Liga de la Templanza. ¡Pero oh! la prueba, que así era, lo estaba afectando, y sus ánimos reprimidos amenazaban con estallar, cuando finalmente llega la oportunidad. La liga organiza asistir a un congreso de tres días fuera de la ciudad, y cuando la señora Jones se marcha, Jones envía una nota a Smith, diciéndole que reúna a la pandilla, y que tendrían una "Reunión de Oración", instándole a no olvidar los "accesorios". No pasa mucho tiempo antes de que la pandilla aparezca, ya que sienten que cada minuto de retraso es una oportunidad de diversión perdida. Hay muchos "accesorios", y no tarda en llegar el momento en que alcanzan el estado de ebriedad "Indio salvaje". Durante este tiempo, la némesis femenina del alcohol, la Liga, ha llegado a la estación justo a tiempo para ver salir el tren. Más enfadadas que gallinas mojadas, deciden pasar la noche con la señora Jones. "¡Oh, horror! ¡Oh, horror! un par de veces". No se siente compasión por el pobre e inocente Jones que, mientras tanto, ha entrado en un estado glorioso, y la pandilla lo viste con uno de los vestidos de su esposa, le pinta la cara, lo llevan al dormitorio y lo tiran en la cama, cubriéndolo con las sábanas. En ese momento, se ve a la fiesta de la prohibición aproximándose a la casa. Los hombres ocultan lo mejor que pueden los "accesorios", y están sentados leyendo libros titulados "Abajo con el alcohol" cuando las damas entran. Ellas, por supuesto, están encantadas con esta escena, y la ausencia de Jones se explica con una nota falsa que lo llama a atender a un amigo enfermo, el noble Jones. Las damas van al dormitorio para quitarse sus abrigos, y su intrusión despierta a Jones, quien, al no reconocerlas, se lanza hacia ellas, haciendo que todas corran descontroladas al salón, gritando que hay un loco en el dormitorio. Los hombres entonces entran y, mientras pretenden aniquilar al supuesto maníaco, acomodan a Jones y lo deslizan por la ventana, para que él pueda dar la vuelta e ingresar por la puerta principal. El susto de este episodio lo ha sobrio un poco, y todo habría estado bien si la señora J. no hubiera olfateado su aliento. Incluso esto habría pasado, pero la hermana Anderson descubre las botellas. Bueno, todo está perdido. La situación parece mala para Jones hasta que la pandilla da un paso adelante y asume toda la culpa, ya que Jones ni siquiera estaba presente. Aquí Jones hace su jugada y exclama majestosamente. "¡Madam, nimium de crede colori!" o, en otras palabras, "No confíes en las apariencias." y se sostiene el engaño.