Hace dos años, el actor Liam Neeson hizo una declaración que nadie esperaba tan pronto ni tan rápido: estaba por retirarse del cine de acción. Dijo que ya estaba envejeciendo y no tenía un motivo para continuar con el mismo estilo de películas. Tiene sentido. Ahora, podemos sentir mejor los efectos de esa decisión de Neeson con películas como Contrarreloj (Retribution), que llega a salas de cine de México este 31 de agosto.
Dirigida por Nimród Antal (de El bandido y Depredadores), la película cuenta la historia de un hombre (Neeson), del ámbito financiero, que sale de casa para llevar a sus dos hijos a la escuela. Lo que no espera es que hay una bomba debajo de su asiento de conductor. Si detiene el auto, todo explota, incluyéndolo a él y a sus hijos. ¿Qué hacer? ¿Quién ideó esto?
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A partir de ahí, seguimos una trama que se inclina más hacia el thriller y el suspenso que hacia la acción, aunque Neeson sigue siendo esa figura que hace todo lo posible por defender a sus hijos y, a pesar de algunos errores, se convierte en un padre ejemplar al final del día. Es un Liam Neeson más contenido, que no lanza un solo golpe en toda la película y que, por lo tanto, encuentra su punto culminante de acción y enfrentamiento en una escena de carrera de autos.
Segunda adaptación de la película El desconocido, la historia es naturalmente buena: si no lo fuera, no tendría dos remakes hasta ahora, con más en camino. Como espectador, te intriga saber cómo se desarrollará la situación y cómo escapará el protagonista. La buena actuación de Neeson, que siempre se destaca en estos papeles de personajes que intentan sobrevivir, también contribuye a la buena narrativa.
Los errores de Contrarreloj
Sin embargo, el director Antal comete algunos errores que entorpecen la historia. Por ejemplo: toda la narrativa ocurre dentro de un auto, pero en ningún momento el cineasta juega con la sensación de claustrofobia. Un movimiento para agarrar algo en el compartimiento de guantes, por ejemplo, podría desencadenar un pitido en la bomba que está debajo de su asiento de conductor. ¿El personaje regresaría a su lugar después de eso? ¿Se quedaría quieto? Son pequeños detalles que pasan desapercibidos y que podrían haber hecho la trama más intensa. Además, el final es muy diferente a las otras dos películas y sigue un camino diametralmente opuesto a lo que hemos visto hasta ahora. Por un lado, es bueno: demuestra que la película no es una copia descarada y sin inventiva. Por otro lado, la revelación final es, básicamente, un error de guion. Presta atención a la película y te darás cuenta de que eso no es posible. Esto hace que la historia sea menos interesante y el impacto final, que podría elevar la película a otro nivel, lo convierte en algo tonto: parece que el guion de Christopher Salmanpour no supo cómo terminar la historia sin atropellarse, dejando huecos en la trama que nos hacen cuestionar todo hasta ese punto. Y la realidad es que Liam Neeson está verdaderamente cansado. Se puede ver en la pantalla que ya no tiene la energía para hacer lo que hizo en Non-Stop: sin escalas, Venganza implacable y similares. Contrarreloj no es realmente mala (divierte en varios momentos con su trama intrincada), pero al igual que Liam Neeson, carece de entusiasmo y vigor. Esperemos que la estrella se reencuentre pronto en otros tipos de cine, que no sean estas producciones genéricas de acción, y regrese al drama o incluso al suspenso. Tiene talento de sobra. Sólo faltan buenos proyectos.