Crítica: 'El color púrpura' conmueve, aunque desafina

El libro El color púrpura, de Alice Walker, ha logrado trascender la barrera del tiempo como pocos; incluso a más de 40 años después de su publicación, sigue siendo relevante. Después de todo, su historia trata sobre el prejuicio, la violencia doméstica y la hermandad, temas que están en boga. Por eso no es sorprendente que El color púrpura tenga una nueva versión en el cine, 41 años después de la publicación del libro y 39 años después de la primera adaptación en la pantalla grande, dirigida por Steven Spielberg.

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Sin embargo, no esperes encontrar una mera copia de lo hecho por Spielberg cuando la película se estrene en salas de cine de México este 8 de febrero. No lo es en absoluto. Dirigida por el cineasta ganés Blitz Bazawule, la nueva película no es una adaptación directa del libro de Walker, sino del musical que tuvo éxito en Broadway a principios de la década de 2000. Una nueva propuesta.

La historia, sin embargo, sigue siendo la misma: Celie (Fantasia Barrino) es una mujer maltratada por la vida. Fue abusada por su padre, quien la separó de sus dos hijos, y luego fue entregada para ser la esposa de Mister (Colman Domingo), un hombre violento que la ve solo como una empleada doméstica. Sin embargo, su vida adquiere nuevos matices y significados con la llegada de otros personajes importantes, como Sofia (Danielle Brooks) y Shug (Taraji P. Henson).

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Es difícil no sentir de inmediato cierto desconcierto. Es una historia densa, sobre soledad, violencia doméstica y abuso, pero está marcada por canciones que no necesariamente se relacionan con la historia. Hay una escena en la que la joven Nettie (Halle Bailey), hermana de Celie, dice que su padre intentó abusar de ella y, por eso, huyó de casa. Un minuto después, hay una escena bastante movida, con mucha música y baile, en la que el personaje de Bailey (La sirenita) quiere divertirse.

Obviamente, ella no tiene que estar deprimida todo el tiempo, pues está buscando una nueva vida después de eso. Pero esto perjudica bastante el ritmo de la película y, por supuesto, la emoción que sentimos en la historia. Hay cierta desconexión por parte de la audiencia.

El color púrpura tiene un excelente elenco

A pesar de esto, El color púrpura se va recuperando. No es gracias a sus fallas de tono, que persiste en varios momentos hasta el final de la película, aquí y allá, sino gracias al elenco que hace un trabajo impresionante. En este punto, es difícil no hacer comparaciones con el elenco de la versión original. Fantasia Barrino, por ejemplo, es una revelación: la joven actriz, que ganó la versión estadounidense del programa Idol, tiene una voz impresionante y sabe añadir drama a la historia.

Su personaje es el alma y la esencia de El color púrpura. En esta nueva versión, logra mezclar estos dos mundos que no encajan en un primer momento, pero que emocionan a cada uno a su manera. A pesar de la fuerte competencia, ella sin duda merecía un lugar en los Oscar de 2024. No se puede decir que sea mejor que Whoopi Goldberg, pero se acerca bastante.

Y no solo Fantasia se desempeña bien. Todo el elenco de apoyo es extraordinario: Domingo, nominado al Oscar por Rustin, interpreta a un Mister aún más detestable, con capas de profundidad en su personalidad que no vemos en la película de 1985; Brooks, quien obtuvo la única nominación al Oscar de la película, es la Sofia perfecta, mezclando toda la explosión del personaje con su final triste y melancólico. Lo hace mejor que Oprah Winfrey en la de 1985.

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Ante todo, una gran historia

En esta mezcla de sensaciones, con escenas fuera de tono y un elenco que rezuma talento, queda la sensación de que El color púrpura es una de esas películas que no se encuentran a sí mismas. Pero no es así. Después de todo, la película producida por Spielberg y Oprah sigue emocionando simplemente por su historia. Lo dicho, el viaje de Celie atraviesa tiempos y generaciones y es necesario discutirlo incluso hoy en día. El texto de Walker se comporta como otros clásicos de la literatura estadounidense, como La letra escarlata y Las viñas de la ira, y sigue dialogando con el presente.

Aunque Bazawule no sea Spielberg, pues le falta imaginación en la dirección, hay habilidad aquí para contar la historia de estos personajes que sufren males que aún afectan la vida de las personas hoy en día. Al final, no importa la sensación de que la película no sabe mezclar música y drama tan bien. El público queda cautivado por la emoción, ya sea por la identificación, por la fuerza de la historia o por el trabajo de los actores, y El color púrpura logra reproducir el mismo sentimiento de la película de 1985: la sensación de que estamos viendo una gran historia siendo contada.

El color púrpura llega a salas de cine el 8 de febrero. Entra aquí para comprar tus boletos.

Publicado originalmente en la edición brasileña de Filmelier News.