Crítica de ‘Hazme el favor’: Jennifer Lawrence en una comedia polémica

Hay ciertos temas que, llevados al cine o la TV en el discurso actual, serían causa de indignación. Por ejemplo, que una persona de 30 y pocos salga con otra que apenas tiene la mayoría de edad. Peor aún: por interés económico. Eso es exactamente lo que sucede en Hazme el favor (No Hard Feelings), que llega a salas de cine este 22 de junio, y el resultado es tan hilarante como incómodo y espinoso.

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La película, que cuenta con protagónico y producción de Jennifer Lawrence (consolidando su paulatino regreso iniciado con No miren arriba), parece ir en la línea de las comedias sexuales de los años 2000, similares a American Pie y Súper cool.

Sin embargo, más allá de la evidente inversión de los géneros en Hazme el favor, el guión brinda una serie de matices que contextualizan sus absurdas situaciones no sólo para hacerlas creíbles y muy divertidas, sino que la ayudan a trascender su previsible desenlace.

¿De qué se trata Hazme el favor?

De acuerdo a la sinopsis oficial de Sony Pictures:

“A punto de perder la casa en la que creció, Maddie descubre un intrigante anuncio clasificado de un trabajo: padres helicóptero millonarios buscan a alguien para poder ‘salir’ con su hijo introvertido de 19 años, Percy, antes de que se vaya a la universidad. Para su sorpresa, Maddie, pronto descubre que el extraño Percy no es una cosa segura”.

La de Hazme favor es una premisa sencilla, y sí, la verdad es que puede predecirse en qué terminará. Sin embargo, la sinopsis y los materiales promocionales no aluden a los matices que brindan interesantes componentes de género, clase y choques generacionales a las motivaciones de sus personajes.

Por un lado, tenemos a Maddie (Lawrence), una millennial con dificultades económicas, intentando salvar su casa en Montauk, Nueva York, porque se ha atrasado con el pago de sus impuestos y está cerca de la bancarrota. Tiene que mantener dos trabajos, como bartender y como chofer de Uber, para subsistir, pues la gentrificación ha elevado mucho el costo de vida. Sin embargo, por el atraso en sus pagos, su auto es embargado.

Sin opciones, acepta la ingrata labor de salir con Percy (Andrew Barth Feldman, de Guía de viaje hacia el amor), y recibir a cambio un auto de sus padres adinerados, la misma clase de personas que han complicado la vida en su ciudad y que le dirían que debería tener mayor voluntad para trabajar.

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Por otro lado, Percy es un chico sensible que se retrae a causa de un bullying brutal en su pasado. A pesar de su privilegio, ve la vida con miedo y se rodea en un mundo de pantallas, muchos amigos virtuales y casi ni uno en la realidad. Sus padres, boomers, quieren para él la misma experiencia de éxito personal y profesional que ellos tuvieron, pero sus intenciones caen en la sobreprotección.

Así, en primer lugar, tenemos roles invertidos en un conflicto sobre una mujer más extrovertida intentando que un chico retraído se abra al mundo. Y después, tenemos unas motivaciones menos banales para ambos personajes.

No estamos viendo a un chico intentando conseguir sexo de forma desesperada antes de irse a la universidad por estatus, sino a una persona intentando salvar su casa en circunstancias en verdad injustas. Aunque con esto, también hay que decirlo, Hazme el favor conlleva sus propias complicaciones y controversias.

¿Comedia sexual para la era de OnlyFans?

En un diálogo muy pequeño, casi irrelevante, un personaje cuestiona qué diferencia hay entre lo que Maddie ha decidido hacer y vender fotos o videos de sí misma en una página de OnlyFans.

Independientemente de la respuesta (que conlleva sus complejidades), la pregunta invita a una reflexión interesante sobre la cosificación de las mujeres –cosa bastante común en comedias de este tipo con los roles invertidos– y la capacidad de decidir sobre sus cuerpos sin juicios, de la que muchas veces son privadas.

En ese sentido, Hazme el favor es una espada de doble filo, que apela al empoderamiento de su protagonista, pero no está exenta de cosificarla de manera gratuita en varias escenas. Para no dar detalles, sólo diremos que atención con las escenas de la playa y de la trampa de dedos.

Por otro tema, está la cuestión de que una persona mayor intente tener sexo con otra que aún no tiene edad suficiente para beber alcohol. Si fuese a la inversa, que un hombre mayor intentase seducir a una chica de casi la mitad de su edad, sería de lo más controvertido. Si los roles invertidos lo hacen aceptable, queda a la apreciación de cada espectador.

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Sin embargo, algo que debemos concederle a Hazme el favor es que saca a lucir lo que ya se sabía, pero que no habíamos tenido oportunidad de apreciar en un proyecto dedicado a ello: que la otrora estrella de Los juegos del hambre es una actriz cómica genial. En el peor de los casos, su peculiar talento para la comedia casi anula cualquier posible incomodidad por lo espinoso del asunto. Las carcajadas serán inevitables.

En resumen, Hazme el favor toca temas polémicos, y el desenlace de su narrativa es predecible. Sin embargo, JLaw hace que el viaje hacia ese final sea bastante divertido, y el guión brinda suficientes matices interesantes para hacerla trascender su condición de mera comedia banal.

Hazme el favor ya está en salas de cine. Para comprar boletos y saber más de la película, entra aquí.