Películas

Crítica de ‘Los cinco diablos’: la añoranza por lo que no fue

El día que llegué a ver Los cinco diablos (Les Cinq Diables), si alguien me hubiera dicho que vería una película en la que alguien viaja por el tiempo usando la nariz, probablemente hubiera esperado algo en un tono más propio de los Daniels, los directores de Todo en todas partes al mismo tiempo.

Sin embargo, el segundo largometraje de la francesa Léa Mysius (directora de Ava en 2017 y guionista de películas como París, distrito 13), en cines desde este 23 de marzo, se encuentra en un registro contrario. Su idiosincrático dispositivo narrativo cae entonces en el terreno del realismo mágico, al conducirnos por una narrativa donde chocan el crimen, el trauma y la tensión entre una familia “convencional” y el romance queer.

¿De qué trata Los cinco diablos?

En principio, Mysius nos arroja un críptico plano en el que varias jóvenes ataviadas en leotardos, entre ellas Joanne (Adèle Exarchopoulos, de La vida de Adèle) miran al fuego entre lágrimas. No sabremos nada de ello hasta mucho después.

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Años más tarde, Joanne vive dando clases de aeróbicos acuáticos en el centro deportivo que da título a la película. Está casada con Jimmy (Moustapha Mbengue), que es bombero, y juntos tienen una hija, Vicky (Sally Dramé). Ambos padres trabajan y la niña va a la escuela, como una familia de clase media supuestamente feliz.
Vicky tiene una habilidad muy especial que detona los eventos de la película (Crédito: MUBI)
Excepto que Vicky tiene una peculiar habilidad. Su olfato es tan refinado que, sin mirar, puede reconocer a una persona a varios metros de distancia, o distinguir si un pedazo de plástico estuvo en el lodo o junto a la madera. La niña lleva su talento aún más lejos, pues tiene el pasatiempo de reunir ingredientes para “recrear” los olores de las cosas y las personas, y guardarlos en frascos. Sin embargo, el ambiente familiar se torna tenso de nuevo cuando la hermana de su padre, la tía Julia (Swala Emati) llega a su puerta para quedarse por un tiempo. Joanne parece odiar la idea, y la presencia de la mujer parece traer tensiones entre los colegas de trabajo de Jimmy, los bomberos. Vicky, llevada por la curiosidad, decide inspeccionar las posesiones de su tía. Entre ellas encuentra un frasco misterioso y procede a utilizarlo en su más nueva “receta”. Pero, al olerla, parece ser demasiado para su sensible olfato y, cuando despierta, parece estar en el pasado, cuando su madre era joven y su tía apenas llegaba al pueblo. Esta experiencia se vuelve una nueva obsesión para Vicky, quien repite el experimento una y otra vez, decidida a encontrar la verdad.

Cuando el pasado nos alcanza

Los cinco diablos no brinda una explicación para la habilidad de Vicky, tan arbitraria como extravagante (¿en qué otra película hay viajes en el tiempo por vía olfativa?). Tampoco se necesita: es un dispositivo narrativo que pone en marcha la reconstrucción de un misterio en el pasado y, de paso, traslada a lo visual uno de los sentidos más abstractos de la experiencia humana (bien dicen que los olores nos recuerdan otros tiempos). Tampoco vale la pena profundizar en la trama, que tampoco encuentra el hilo negro. Porque en realidad, no es la intención: lo que Mysius nos propone es una rica mezcla de géneros narrativos que trastoca las maneras en que nuestros vínculos crecen, se transforman, se enredan y se rompen en el transcurrir del tiempo, las decisiones y nuestros demonios personales.
Con sus vistazos al pasado, Los cinco diablos nos recuerda la imposibilidad de cambiar lo que ha sucedido (Crédito: MUBI)
Los cinco diablos, podríamos decir, es una película sobre (re)sentimientos, aspecto que acentúa con su fotografía que dota de una textura casi febril a lo que de otra forma sería un thriller como tantos otros. (Re)sentimientos por lo que no pudo ser, decisiones y azares de una repentinidad brutal que nos arrancan de los senderos que, creíamos, íbamos a andar por siempre. (Re)sentimientos por la insoportable añoranza de volver a un tiempo que no podemos experimentar de nuevo más que por el ruinoso vestigio de la fragancia, y cuya imposibilidad nos es recordada por las consecuencias irreversibles de un presente inesperado. Viajar por el tiempo con la nariz podrá ser una idea estrafalaria. Pero con Los cinco diablos, Léa Mysius la convierte también en una de las más bellas que he visto en años recientes.

Checa el tráiler de Los cinco diablos:

Los cinco diablos ya está en salas de cine y llegará a MUBI el 12 de mayo. Para saber más de la película y comprar boletos, entra aquí.
Lalo Ortega

Lalo Ortega es crítico y reportero de cine, Maestro en Arte Cinematográfico por el Centro de Cultura Casa Lamm, y ganador del 10º Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes ‘Fósforo’ de FICUNAM 2020. Ha colaborado con Empire en español, Revista Encuadres, el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, CLAPPER, Sector Cine y Paréntesis.com, entre otros. Actualmente es editor en jefe de Filmelier.

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