Crítica: 'Pearl' pone el terror en la monotonía de una vida sin futuro
La película se sumerge en la historia de origen de Pearl, con una fotografía estilo Technicolor y ambientación en los años 1910.
Es indiscutible el éxito de X, producción de A24 en la que el cineasta Ti West rinde homenaje al slasher. Es una película bien dirigida, tensa, con una buena dosis de sustos y, sobre todo, cuenta con una actuación fuera de lo común por parte de Mia Goth (Suspiria). Ahora, West logra elevar aún más la vara de su nueva franquicia con la excelente Pearl, película que llegó a cines de México este 16 de febrero.
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Mientras que X es un homenaje a los años 70 (particularmente a películas como La masacre de Texas), Pearl va aún más atrás y se sumerge en los años 1910. Y no podría ser de otra manera: la nueva película de esta trilogía, que se completará con MaxXxine, es lo que se llama una "precuela". Es decir, en lugar de tener una historia que sucede después de los eventos de la primera película, se remonta al pasado.
En la trama, seguimos la historia de la joven Pearl (Goth) que ya no soporta vivir en el campo con su madre abusiva y su padre en estado vegetativo. Entre idas y venidas, aciertos y errores, Pearl termina teniendo un exabrupto –porque no puede soportarlo más, porque desea un cambio, porque siempre es ignorada–. Es una producción mucho más madura que X, en la que el terror es sólo una herramienta muy bien utilizada para hacer un análisis y lectura de personajes.
¿Cuál es el significado de Pearl?
Después de todo, de alguna manera, X es una película de acontecimientos, de caos, de “presentación”. Tenemos el primer contacto con ese personaje extraño interpretado por Mia Goth, mientras cosas increíbles suceden a su alrededor. Aquí, mientras tanto, tenemos contacto con su origen. Entendemos (en parte) quién es Pearl, cómo llegó a esa situación, cómo se moldeó su personalidad. Sabemos de dónde viene su violencia.
Todo es aún más interesante cuando sabemos cómo se pensó la película –no sólo por West, sino también por Goth–. Según cuentan, estaban filmando X en Nueva Zelanda, en una granja en el medio de la nada, cuando la pandemia comenzó a complicarse aún más. Goth, aislada junto con West y parte del elenco, comenzó a pensar aún más en Pearl. ¿Quién era ese personaje? ¿Qué hacía? Fue entonces cuando nació la idea de la película.
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Y se nota, realmente, que esta es una historia que sólo pudo nacer en el set de filmación, en conversaciones y, sobre todo, a través del sentimiento inexplicable que un actor puede tener con un personaje. La protagonista está desarrollada en profundidad. Conocemos, a través de su propia mirada, la realidad de 1918, cuando la gripe española era un miedo real. De esta manera, 1918 se conecta con 2022, con nuestros tiempos, y el personaje transita en su época.
Las semillas de la psicopatía son plantadas, siempre con una "limpieza" absolutamente desconcertante. La fotografía con inspiración en Technicolor, que nos sitúa casi en un mundo de terror dentro de El Mago de Oz, deja una sensación extraña, casi fuera de tono. Lo mismo ocurre con la historia, que hace que el público tenga empatía por este personaje tan complicado. Por un lado, es violenta e implacable. Por otro, vive una vida sin prospectos, sin futuro.
Nace una estrella: Mia Goth
En medio de todo ello, Mia Goth es el gran acontecimiento de la película. La actriz (que es nieta de la brasileña Maria Gladys) reafirma de una vez por todas su nombre en la industria, después de papeles sin mucho espacio (aunque sí muy extraños) en Suspiria y Emma. Se entrega, de cuerpo y alma, a construir este personaje tan complejo y lleno de capas.
Es muy precisa en escena. En la secuencia de la conversación con Mitsy (Emma Jenkins-Purro), tenemos una tragedia completa. Acaba de perder el papel de sus sueños, no sabe cómo va a salir de esa situación infeliz, no ve prospectos en su vida. Está destrozada, acabada. Y Goth, tomando este discurso en su corazón, tiene una de las escenas más impactantes del cine en 2023: habla con verdad y emoción. El terror no nace de la dirección, sino de su actuación.
Por otro lado, hay escenas como el asesinato de uno de los personajes centrales de la trama, cuando Goth derrama toda su locura en escena. O aún, cuando hace la prueba para formar parte de la compañía de danza y no alcanza el resultado deseado. La actriz se desdobla en escena, se transforma, muestra cómo puede alcanzar diferentes espacios con su fuerza. Si no fuera por Mia Goth, seguramente Pearl sería una película mucho menos interesante e impactante.
Publicado originalmente en la edición brasileña de Filmelier News.
Periodista especializado en cultura y tecnología, con seis años de experiencia. Ha trabajado en Estadão, UOL, Yahoo y otros grandes sitios, siempre hablando de cine, innovación y tecnología. Actualmente es editor de Filmelier.
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