Looney Tunes: El día que la Tierra explotó (The Day the Earth Blew Up: A Looney Tunes Movie) es una divertida película de animación protagonizada por dos de los miembros más icónicos de los dibujos animados de Warner: el pato Lucas y el cerdo Porky, que deben unir fuerzas para proteger al mundo de un complot de dominación alienígena. Una película de animación en 2D –y con los Looney Tunes, además– puede parecer un anacronismo en la era de la animación 3D con complejas texturas y mezclas de estilos. Sin embargo, los clásicos lo son por una razón, y esta película está repleta del espíritu alocado de los Looney Tunes que tanto ha influenciado a la animación por décadas (además de ser el primer largometraje totalmente animado de los personajes, dado que películas como Space Jam contenían elementos en live action).
‘Space Jam: El juego del siglo’, de 1966, se convirtió en todo un referente de la cultura pop. Warner Bros., al mezclar a Michael Jordan con los Looney Tunes en un juego de básquetbol intergaláctico, disparó las imaginaciones de millones de niños, y hoy forma parte de un recuerdo querido por toda una generación, a pesar de ser una historia simplona sin profundidad alguna. Ahora con ‘Space Jam: Una nueva era’, aumentan la apuesta: convocan al astro LeBron James como protagonista junto a los Tunes. Sin embargo, intenta maquillar la simplicidad de la trama (que además se repite) con un bombardeo de referencias a propiedades del grupo WarnerMedia, que van de ‘Game of Thrones’, DC Comics, el Mundo Mágico de Harry Potter, hasta ‘Matrix’ y ‘Mad Max’. No hay sutileza alguna en la historia narrada por el director Malcolm D. Lee (de las pésimas ‘Scary Movie 5’ y ‘Viaje de chicas’). Todo es burdo y nada sorprendente: hace justo lo que se espera de ella y, con ello, divierte. Hay algunos momentos realmente buenos, como la mezcla de Taz con otros personajes queridos de Warner, además de una broma con el nombre de Michael Jordan. Algunos puntos son dignos de carcajadas, hay emoción, pero queda la duda: ¿será que el futuro está en estas “películas de algoritmo”, hechas a medida para satisfacer justo lo que esperamos? ¿Será que el cine de los estudios se cansó de sorprendernos? Es algo preocupante. Por ahora, sólo queda disfrutar este viaje.



