Crítica de ‘El asesino’, de Netflix: el tedio de la rutina Crítica de ‘El asesino’, de Netflix: el tedio de la rutina

Crítica de ‘El asesino’, de Netflix: el tedio de la rutina

‘El asesino’, película de David Fincher en Netflix, es un estilizado relato sobre la mala racha de un sicario… y no mucho más. Checa la crítica.

Lalo Ortega   |  
7 noviembre, 2023 3:51 PM
- Actualizado 22 noviembre, 2023 4:02 PM

El juicio “estilo sobre sustancia” es usado con tanta soltura al hablar de cineastas estetas, que se ha vuelto un lugar común casi mundano para calificar aquello que, quizá, no entendimos del todo. ¿Pero realmente hay mucho que extraer de El asesino (The Killer), la nueva película de David Fincher que llega a Netflix este 10 de noviembre?

En el peor de los casos, su personaje central –un asesino anónimo interpretado por Michael Fassbender– nos demuestra que, quizá, es buena idea quedarnos con el lugar común por la sencilla razón de que funciona. Y que, si funciona, es porque el ejecutor de la sentencia opera bajo la máxima de que “no importa un carajo”.

Publicidad

Digámoslo de nuevo: lo nuevo de Fincher (Mank, El club de la pelea) es estilo, ante todo. ¡Y qué estilo! Pero tampoco hay mucha sustancia para involucrarnos emocionalmente en la belleza de sus imágenes, tan calculadas como las ejecuciones de su protagonista.

El asesino: todo se trata de disciplina

Cuando conocemos a nuestro sicario titular, éste se encuentra en París, preparando un golpe. Oculto en un edificio abandonado, con vista a la suite donde se alojará su objetivo, el asesino narra, con monótona voz en off, sus métodos y rutinas. Lo vemos meditar, estirarse, armar su rifle de francotirador, escuchar música cuando está por llevar a cabo el trabajo. Espera paciente, durante días, a que su presa asome la cabeza.

Con estos primeros minutos de metraje, Fincher y su guionista, Andrew Kevin Walker (Se7en: los siete pecados capitales) establecen a su protagonista como una criatura pulcra en extremo (a pesar de su línea de trabajo), organizada al grado de la obsesión, de una disciplina rígida y de una frialdad metódica propia de una computadora.

El asesino, de David Fincher
El asesino del título es un hombre disciplinado en extremo (Crédito: Netflix)

Las cosas no deberían salir mal y, sin embargo, lo hacen: el asesino falla en su disparo, lo que termina en la muerte de una inocente y en consecuencias drásticas para su vida. Él logra escapar de las autoridades, pero las repercusiones son inmediatas cuando su pareja (Sophie Charlotte) aparece malherida en un hospital de República Dominicana.

A partir de aquí, El asesino sigue a nuestro protagonista recorriendo el globo para “limpiar el desastre”. Descubrimos, poco a poco, que hay una organización de asesinos a sueldo con reglas propias, y él procede a rastrear, uno a uno, a todos los implicados: desde su manejador, al cliente que ordenó el golpe, pasando por los sicarios implicados en el ataque a su novia.

En este recorrido, David Fincher entrega una imagen inmaculada tras otra, tan calculadas como los mismos actos de su protagonista. La secuencia inicial, de un voyeurismo casi hitchcockiano, parece una recreación de expresión contenida y monólogo narrativo que parece extraído de las novelas gráficas de  Alexis “Matz” Nolent y Luc Jacamon.

También hay una secuencia de combate más o menos a medio camino, cuya visceralidad envidiaría toda de John Wick. Pero, ya que mencionamos al sicario interpretado por Keanu Reeves, podemos entrar de lleno en el principal problema de El asesino.

Un perrito, por lo menos

De principio a fin, El asesino es un relato frío. Una vez establecidas las reglas de su mundo, Fincher logra crear tensión al jugar con ellas. El protagonista declara que la clave de su trabajo es ser poco memorable y pasar desapercibido. Así, lo vemos infiltrarse en situaciones cotidianas para acercarse a sus presas. El suspenso viene de estas circunstancias mundanas: ¿logrará llegar a esa puerta antes de que se cierre? ¿Lo descubrirán hurgando en los casilleros del gimnasio?

El asesino, de David Fincher
No hay mucha emoción en este rostro… o en el guión, a decir verdad (Crédito: Netflix)

Sin embargo, no hay un ancla emocional para el público en ningún momento. Salvo el breve momento con la novia del asesino en el hospital –escasos minutos en los que Fassbender hace maravillas con expresiones sutiles–, no hay un corazón aquí. Quedan en el aire preguntas sobre la pareja, ya ni decir por qué viven donde viven o qué los motiva.

Así, El asesino se vuelve una rutina, irónicamente. La secuencia mencionada apenas es suficiente para dar un peso emocional a lo que hace el protagonista. Se mueve robóticamente entre el deber y la venganza.

Es una película visualmente impecable y hasta intelectualmente estimulante, pero emocionalmente inerte. El asunto se vuelve como el acto de ver a un hombre ir en piloto automático por su rutina en un mal día. Lo que lo salva del tedio absoluto es la naturaleza de su línea de trabajo, pero llegado el último acto, es difícil sentir algo por lo que estamos viendo.

Al menos John Wick tenía un perrito al cual vengar, y todo un trasfondo que lo motivaba a abandonar su vida pasada. Aquí, salvo el trabajo impecable de Fassbender, no hay nada más. Y es una linda película, formidable en su técnica visual y sonora. Pero, para algo más emocionante, Netflix hubiera hecho mejor en soltar dinero para una tercera temporada de Mindhunter.

El asesino llega a Netflix el 10 de noviembre de 2023. Entra aquí para saber más.

Play Sorpresa de Filmelier: Películas completas en línea