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Crítica: ‘Mansión embrujada’ no logra ni superar a la versión de 2003
En comparación con la versión de Eddie Murphy, ‘La mansión embrujada’ de Disney no parece tener un objetivo claro. Checa la crítica.
Hace 20 años, Disney hacía otra apuesta por tratar de llevar las atracciones de sus parques a los cines, similar a Piratas del Caribe y Jungle Cruise: Mansión Embrujada (Haunted Mansion), película dirigida por Rob Minkoff (El rey león) y protagonizada por Eddie Murphy.
Se trataba de una comedia desenfadada, típica del actor, aunque fue masacrada por la crítica y el público. Ahora, 20 años después, Disney intenta darle nueva vida a la franquicia con el remake del mismo nombre, que llega a salas de cine este jueves 27 de julio.
¿De qué trata la nueva Mansión Embrujada?
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En este nuevo intento de Disney, dirigido por Justin Simien (de la serie Dear White People, de Netflix), el tono de la historia cambia bastante. Queda fuera la comedia exagerada de Murphy, que tuvo éxito principalmente entre los niños en la película de 2003, y en su lugar se nos presenta una mezcla de géneros con elementos de una millonaria superproducción. Hay esbozos de comedia, terror, aventura e incluso thriller, todo ello realzado con un presupuesto considerablemente alto, por encima de los 150 millones de dólares.
Danny DeVito interpreta a un profesor universitario de Nueva Orleans especialista en mansiones embrujadas (Crédito: Disney) La historia continúa con el mismo trasfondo: una mansión embrujada habitada por 999 fantasmas que esperan mientras uno de ellos, Gracey, intenta recuperar el amor de su vida. Sin embargo, los personajes son totalmente diferentes. El protagonista es Ben (LaKeith Stanfield), un hombre que se dice especialista en lo paranormal y que es llamado para ayudar a la familia que acaba de mudarse a la mansión. También tiene un excelente elenco de apoyo: Jamie Lee Curtis como Madame Leota, la vidente atrapada en la bola de cristal; Jared Leto como el fantasma más peligroso dentro de la casa; Danny DeVito como Ben, un profesor universitario que estudia las mansiones embrujadas de Nueva Orleans; y Owen Wilson como Kent, un extraño sacerdote que convoca a Ben.
Pero en fin, ¿es Mansión Embrujada una buena película?
Por el presupuesto, la producción visual y el intento de mezclar géneros, Mansión embrujada es una clara apuesta de Disney para crear una nueva franquicia cinematográfica. Hay algo de Piratas del Caribe aquí, otra película adaptada de una atracción de la Casa del Ratón, incorporando un tono de aventura y un intento de atraer tanto a niños como a adultos, con toques de terror y comedia. Sin embargo, nada de esto funciona y la película ni siquiera se acerca a Piratas del Caribe, que logró la trilogía más original y audaz de Disney en este milenio, en términos estéticos y narrativos. Para empezar, el director Justin Simien no tiene ni la más mínima idea de cómo contar una historia infantil: exagera en el horror y la comedia, y lo que funcionaba en la película de 2003, desaparece aquí.
A pesar del excelente elenco, no hay coordinación entre las actuaciones, el guión y la dirección de Mansión embrujada (Crédito: Disney) Gran parte de esto se debe a la actuación apática del improbable protagonista de la película, LaKeith Stanfield (estupendo en Perdón por molestarlo). Aunque el guión se esfuerza en el humor, como en la relación con el fantasma de un marinero que lo persigue, el actor no logra seguir el ritmo: está apático y parece tener vergüenza por causar gracia. Es así: los actores de comedia pueden emocionar, pero no todos los actores de drama realmente pueden hacer reír. Hay un desajuste bastante evidente, que causa incluso malestar. Es salvado en varios momentos por el buen humor del trío de apoyo (DeVito, Wilson y Tiffany Haddish, como una vidente charlatana). Pero no es suficiente. Además, está el terror: Simien, quien recientemente dirigió la curiosa pero aclamada Bad Hair, sabe cómo manejar elementos de horror. Pero aquí surge la duda: ¿será demasiado para los niños, el público principal de esta historia? Es difícil ignorar la sensación de que los pequeños se asustarán demasiado mientras los padres encontrarán la historia insoportable, pues no hay ningún tipo de escape aquí para el público más adulto, ya que todo es bobo y predecible. La nueva Mansión embrujada, pues, no podría ser más insulsa. No da en el clavo con el terror, la comedia ni la aventura. Es otro traspié de Disney en sus intentos de adaptar atracciones de los parques (¿alguien recuerda Tomorrowland?). Y peor aún: tiene todas las posibilidades de ser otro fracaso de la compañía del ratón en 2023, a la que no le ha ido tan bien con Ant-Man and the Wasp: Quantumania, La sirenita y, peor aún, podría tener pérdidas millonarias con Indiana Jones y el Dial del destino. Mansión embrujada, con un costo superior a los 150 millones de dólares y compitiendo contra Barbie y Oppenheimer, no tiene oportunidad.
