Crítica: ‘Madame Web’ es espectacular Crítica: ‘Madame Web’ es espectacular

Crítica: ‘Madame Web’ es espectacular

Protagonizada por Dakota Johnson ‘Madame Web’ es la más reciente entrega del Universo Spider-Man de Sony Pictures. Checa la crítica.

Lalo Ortega   |  
15 febrero, 2024 1:22 AM
- Actualizado 22 febrero, 2024 4:24 PM

Eso mismo: Madame Web es espectacular. Y en más de un sentido.

La película, en cines de México desde este 14 de febrero, llega para convertirse en la más nueva entrega del Universo Spider-Man de Sony Pictures, ahí donde han de converger –en teoría– otras obras como Venom, Morbius y la inminente Kraven. Dado tan ilustre historial de la franquicia, es casi un milagro menor que esta producción exista.

Pero la errática continuidad de dicho universo fílmico no importa, en realidad. Lo cierto es que Madame Web no se preocupa por los menesteres de tales propiedades intelectuales del audiovisual. Opta por ser un monumento de todo lo que representa el cine de superhéroes actual, y lo consigue con creces.

Arañas sin la araña

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No hace falta detenernos demasiado en detalles de la trama: Cassandra “Cassie” Webb (Dakota Johnson) es una paramédico que creció huérfana. Su madre (Kerry Bishé), aún embarazada, murió asesinada en circunstancias misteriosas, mientras investigaba extrañas arañas en lo profundo de Perú (ahí donde uno se puede encontrar o al oso Paddington o a tribus con poderes arácnidos, según la inventiva típica del exotismo occidental).

El perpetrador, Ezekiel Sims (Tahar Rahim), robó tales poderes para sí mismo. Años más tarde, sin embargo, es atormentado por visiones de un futuro en el que es asesinado por tres superheroínas arácnidas (Sydney Sweeney, Isabella Merced y Celeste O’Connor).

Determinado a evitar su propia muerte, emprende una búsqueda por toda Nueva York para deshacerse de las chicas antes de que se vuelvan una amenaza. Sin embargo, cuando Cassie comienza a desarrollar sus propias habilidades precognitivas, se convierte en lo único que separa a Sims de sus tres víctimas inocentes.

Llegados a este punto, sobra señalar la obviedad: Madame Web es otra de esas películas basadas en un personaje medio conocido de Spider-Man sin Spider-Man. Tal ha sido la persistencia de Sony Pictures con el asunto, que lo ha convertido en una oda a la necedad. Ahí mismo hay algo espectacular en sí.

Madame Web
Madame Web sólo tiene un Spider-Man de outlet (Crédito: Sony Pictures)

Al menos la terquedad no se traduce aquí en querer hacer héroes de personajes firmemente establecidos como villanos. Pero la cosa no resulta mucho mejor. Sin importar el potencial de un personaje, hace falta el gran total de cuatro guionistas para diluirlo todo (Matt Sazama, Burk Sharpless, Claire Parker y la directora S. J. Clarkson aparecen listados como escritores, y basta con ver el historial de los dos primeros para entenderlo todo).

Para sincerarnos, si no era obvio ya: Madame Web es un espectáculo, pero del desperdicio. De talento detrás y al frente de la cámara, y también de dinero –se reporta que costó 80 millones de dólares, antes de costos de marketing.

Fracasa en todas y cada una de sus oportunidades para ser entretenida. No lo es ni de forma accidental o irónica. Pésima como fue, al menos Morbius daba de qué hablar con las tonterías de Jared Leto en el set o con su eventual condición de meme.

Madame Web, en cambio, se conforma con ser mediocre, atrapada entre una dirección de arte propia del cine de superhéroes de hace dos décadas, una indecisión pasmosa para situar su trama –la música y una burda alusión a Beyoncé no aclaran mucho el asunto–, un CGI mediocre e instancias de edición francamente incompetentes.

Madame Web y el arte de predecir una catástrofe

Las señales estaban por todas partes, y quizá no hacía falta precognición arácnida para conocer el resultado. Otro espectáculo en sí mismo, en el sentido en que puede ser espectacular un basurero en llamas.

Como si el Universo Spider-Man de Sony no tuviera ya una trayectoria cuestionable en exceso, los primeros avances de Madame Web despertaron más dudas que emoción. Se documentó que, días después, Dakota Johnson abandonó su agencia de representación.

Quizá lo más bajo haya sido que, en plena gira promocional de su película de franquicia, la propia actriz haya hablado de la sobredependencia de los estudios en las franquicias, a costa de la creatividad. Autosabotaje por desilusión.

Madame Web
Dakota Johnson lo da todo, pero ni eso basta para salvar a Madame Web (Crédito: Sony Pictures)

“Estoy descubriendo que esta industria es realmente desoladora”, dijo Johnson a L’Officiel. “Quienes toman las decisiones tienen miedo. Quieren ir a la segura, pero lo seguro es aburrido”.

Por si hacían falta más señales, las funciones para la prensa y premieres, muy restringidas en su acceso, fueron realizadas la noche antes del estreno (Filmelier no fue uno de los medios invitados, vimos la película en una función comercial al día siguiente).

Los anteriores, queridos lectores, son algunos de los indicios de que un gran estudio o distribuidora hace lo posible para proteger su producto. O, lo que es lo mismo: ocultar el cochinero, vender humo a los incautos y, con ello, recuperar algo de la dignidad y el dinero perdidos, en un despliegue de recursos más espectacular que la misma película.

Madame Web es un monumento a la mediocridad, a un Hollywood en bancarrota creativa –asunto por demás conocido, pero que siempre cabe reafirmar–. Y ni el morbo corriente, ni la pasión más extrema por Spider-Man, justifican perder el tiempo y el dinero del público en ella.

Madame Web ya está en salas de cine.

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