‘Cuando acecha la maldad’: el terror debe ser “rebelde” y “honesto”, dice el director Demián Rugna
(Crédito: Cinépolis Distribución)
“Me alegro de haberte perturbado”, me dice el cineasta argentino Demian Rugna con una tímida sonrisa de contenida satisfacción cuando le confieso que, a pesar de mi afición cotidiana por el cine de terror, Cuando acecha la maldad me había dejado particularmente impactado.
No debo estar solo en mi apreciación. La producción argentina –que se estrena en salas de cine mexicanas este 11 de enero– obtuvo el premio principal en el pasado Festival de Sitges, convirtiéndose en la primera película de origen latinoamericano en lograr la hazaña en el prestigioso festival de cine de género.
Portales internacionales como IndieWire y Variety colocan a Cuando acecha la maldad entre las mejores películas de terror de 2023. Otros, como Collider y Polygon, la tildan como la más “depravada” y “espantosa”. En donde ya se estrenó, el público parece estar de acuerdo: Cuando acecha la maldad es, según la red social Letterboxd, la segunda película de terror mejor calificada del año por los usuarios.
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“Como un realizador que ha dedicado su carrera a hacer películas de terror y de cine fantástico, llegar a este punto es lo más alto a lo que uno puede aspirar desde su propio país y su propia cinematografía”, cuenta Rugna en entrevista con Filmelier. Y añade: “Porque si uno hace una película para una industria como la de Estados Unidos, sabes qué cosas son más normales y pueden pasar”. Es quizá por este origen, y este deslindamiento de las convenciones del terror comercial hollywoodense, que Cuando acecha la maldad resulta tan impactante. Es un terror apocalíptico, que no se toca el corazón para construir una asfixiante atmósfera de desesperación, que tampoco tiene piedad por ninguno de sus personajes.
Cuando acecha la maldad no es otra típica película de exorcismos
La película del argentino se sitúa en un remoto y aislado pueblo rural de Argentina. Hay un clima constante de tensión: dos hermanos (Ezequiel Rodríguez y Demián Salomón) encuentran un cadáver, y lo que investigan los lleva a un descubrimiento desolador: en casa de unos vecinos, hay un “encarnado” o “embichado”, una persona infectada por un ser maligno que, cual parásito, se alimenta de su cuerpo hasta nacer.
La presencia de los grotescos “encarnados” desata una ola de pánico en un pequeño pueblo argentino (Crédito: Cinépolis Distribución)Son, en esencia, posesiones demoníacas. Sin embargo, en este mundo, nunca se les llama como tal, ni mucho menos entran en juego cuestiones como la fe o un dios. “Busqué hacer una película de posesión, que no es una película de exorcismos”, explica Demián Rugna. “Cuando me lo planteé, fue matar a los exorcistas, matar a la religión, y que los exorcistas sean unas pocas personas, y de una forma muy complicada. Y a su vez, estas posesiones no son mentales, sino físicas”. “Empecé a elaborar la idea de que el demonio esté incubándose dentro de una persona, buscando la forma de nacer. Quería cambiar las reglas del juego de lo que ya conocemos como posesiones demoníacas”, añade el director. Cuando acecha la maldad se inserta así en un terror universal (se ha jugado con las historias de exorcismos desde el contexto mexicano hasta el indio), pero Demián Rugna ideó su historia desde situaciones que él ha visto en Argentina. “La historia se nutre de varias observaciones que tengo a mi alrededor como latinoamericano y como argentino, de lo que son pueblos fumigados por pesticidas, de lo que es el avance del neofascismo en la cabeza de la gente a través de los medios de comunicación”, señala el cineasta. Pues resulta que los “encarnados” de Cuando acecha la maldad son muy contagiosos. El conocimiento de su presencia, por ejemplo, desata primero el desprecio del dueño de las tierras donde viven los hermanos y sus vecinos. Cuando la situación se sale de control, se produce un pánico generalizado. ¿Es el “encarnado” o es el miedo lo que en verdad es infeccioso? La pregunta es una de otras tantas ideas que la película siembra en la mente del espectador. Rugna no se preocupa tanto por presentar su mundo y sus reglas “predigeridas”, sino que atrapa al público en sus incógnitas y, sobre todo, lo arrastra a la desesperación por medio de una violencia que desafía en cada instante.
“Una película de terror no tiene que ser políticamente correcta”
No es de gratis decir que Cuando acecha la maldad es despiadada con sus niveles de violencia. La cuestión tiene que ver no sólo con cuan gráfica lo es (y vaya que se requiere estómago para varias de sus imágenes), sino con las circunstancias que la originan y quiénes son sus víctimas. Para no dar detalles, digamos que se cruzan líneas con las que el típico terror comercial de Hollywood suele ser tímido. Y Demián Rugna, más que contenerse, parecía feliz con estirar los límites de lo que es representado en pantalla a cada oportunidad.
Nadie está realmente a salvo en Cuando acecha la maldad (Crédito: Cinépolis Distribución)“En ningún momento pensé que estuviéramos yendo demasiado lejos. Acá seguramente ha sido todo más gráfico y más explícito [en comparación a su película anterior, Aterrados]. Pero me asumo como director de cine de terror y que quienes irán a ver mis películas les gusta el cine de terror y no los quiero defraudar”, explica Rugna. “Tomo muchos riesgos cuando propongo esto y quiero que el espectador también los tome cuando mira mis películas. Lo que hice fue lo más honesto como director y escritor para con el público del género”, continúa. “Quise ir en contramano de lo que se ve usualmente en películas comerciales”. Lo dicho, uno de los aspectos más sorprendentes de Cuando acecha la maldad es que nadie parece estar en verdad a salvo. Para Demián Rugna, cambiando la silla de director, se trata de una búsqueda básica como espectador. Según él, el cine de terror debe ser impredecible. “Y eso es algo en lo que las películas de terror, por lo general, fracasan”, sentencia. Es así como Rugna decide estirar los límites de la violencia –y sus víctimas– en pantalla. “Una película de terror no tiene que ser políticamente correcta. Si vas a ver una película de terror ya hay algo que no está bien ahí. Se tiene que ser un perturbado. Hay que respetar ciertos cánones, pero el terror debe tener una rebeldía”. Con Cuando acecha la maldad, Demián Rugna espera dejar al público, más que nada, una buena historia. “Más allá de las escenas espectaculares y situaciones conmovedoras, lo más importante para mí es que se sienten de principio a fin y disfruten el guión”, comenta el director.
Lalo Ortega es crítico y reportero de cine, Maestro en Arte Cinematográfico por el Centro de Cultura Casa Lamm, y ganador del 10º Concurso de Crítica Cinematográfica Alfonso Reyes ‘Fósforo’ de FICUNAM 2020. Ha colaborado con Empire en español, Revista Encuadres, el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, CLAPPER, Sector Cine y Paréntesis.com, entre otros. Actualmente es editor en jefe de Filmelier.