Crítica de ‘El planeta de los simios: Nuevo reino’: el legado en el futuro
(Crédito: Disney)
La trilogía de Matt Reeves que revivió la franquicia de El planeta de los simios en el cine fue un hito: no solo logró avances técnicos considerables, sino que también acertó de lleno con una historia potente sobre la guerra entre simios y humanos, con César (Andy Serkis) al frente de la lucha. ¿Cómo continuar esta historia, honrando todo el legado pasado?
Son estas respuestas, entre aciertos y desaciertos, las que moldean el nuevo El planeta de los simios: Nuevo reino (Kingdom of the Planet of the Apes), cuarta película de la nueva franquicia que llega a la cartelera de cine este jueves 9 de mayo. Dirigida por Wes Ball (de las películas de Maze Runner), la película da un salto en el tiempo. César ha estado muerto durante décadas; los humanos, finalmente, han sido subyugados.
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El protagonista ahora es Noa (Owen Teague, en captura de movimiento), un joven simio que ve cómo su clan es esclavizado después de un error de cálculo que hace que otros simios, rivales de su tribu, encuentren el refugio antes indetectado. Es ahí donde comienza una trama de venganza, con Noa intentando reencontrar a familiares y amigos.
El planeta de los simios: Nuevo reino y la antropología de la leyenda
Estaría equivocado, sin embargo, quien piense que El planeta de los simios: Nuevo reino es solo otra película sobre la búsqueda de venganza. Aunque este sea un elemento importante en el viaje de Noa, no es la principal discusión en la mesa. Al dar este salto en el tiempo, con César convirtiéndose casi en una figura mítica, el guion de Josh Friedman (Avatar: El camino del agua) está mucho más interesado en comprender cómo se comportan los legados a lo largo del tiempo en nuestra Historia. ¿Cómo es visto César hoy? ¿Cómo es reimaginado? ¿Cómo hacen eco aún sus acciones? Mientras que las otras tres películas de El planeta de los simios establecieron un universo que habló mucho sobre prejuicios y diferencias, este cuarto capítulo es certero al provocar al espectador a entender, incluso sin respuestas claras, cómo las acciones generan otras que no siempre son deseadas. Podría ser incluso un derivado de El efecto mariposa, pero con más discusiones intelectuales y sociológicas.
Noa y sus amigos son los protagonistas de la nueva El planeta de los simios (Crédito: Disney)Es interesante notar, por ejemplo, cómo estamos viendo el florecimiento de una nación después de quebrar el poderío de los humanos, con toda su tecnología y poder militar. En esta revolución, se crean mitos. De esos mitos, nacen las leyendas. Y, con el paso del tiempo, florecen aún más historias, que son reinterpretadas en diferentes realidades y verdades. Incluso la relación con los humanos remanentes (los llamados Alfas denominados por César) obtiene una nueva lectura aquí. Por un lado, un grupo ve a estos humanos como una posible y saludable asociación. Otros ven a las personas aún como enemigos y leen las acciones de César como premonitorias de los peligros que esta “otra raza” puede causar a los simios más puros e inteligentes. Nosotros, como humanos, en el siglo XXI, ya hemos visto mucho esta historia, que insiste en volver.
Un poco de videojuego
Wes Ball, en la dirección, mezcla esta interpretación antropológica sobre leyendas y mitos con una película de aventuras bien aceitada. Pero esta nueva entrega de El planeta de los simios no llega a tener el impacto visual de la franquicia original: en varios momentos, reverberaba en mi mente cómo la actuación de Serkis (de El señor de los anillos) lograba ser realmente más impactante y, claro, poderosa).
Kevin Durand tiene mucho menos tiempo en pantalla que Teague, pero es lo mejor de El planeta de los simios: Nuevo reino (Crédito: Disney)Aun así, Teague (IT: Eso) se desenvuelve bien como este joven reinterpretando los pasos de sus ancestros. Pero lo mejor de la película, en absoluto, recae en Kevin Durand (Abigail), como Próximus César, un personaje que fue descrito por Wes Ball como “no exactamente un villano”. Y es verdad: él es el villano para Noa, pero es cuestionable si lo es para todos los simios que, ahora, gobiernan la Tierra. Después de todo, él vive a través de una interpretación de la historia. ¿Era eso lo que César quería? Nosotros, como espectadores, básicamente estamos flotando por esta línea del tiempo revivida por Matt Reeves, abriendo espacio para que el público comprenda cómo esta historia nació, evolucionó y, quién sabe, cómo terminará llegado el final. Esto recuerda, extrañamente, a un juego que nació como una especie de revolución, pero que no prosperó: Spore, de los mismos creadores de The Sims. La idea era crear una especie alienígena desde sus primeros pasos, debajo del agua, hasta llegar a la dominación espacial. Queda la sensación de que este es un Spore del cine, y que funcionó muy bien. Además, está todo el aspecto visual de la película: con menos humanos en escena (destacan Lydia Peckham, Freya Allan y William H. Macy), la película se vuelve más plástica y menos realista. En muchos momentos, parecía escenas de tráilers de videojuegos, diluyendo un poco el impacto de la escena, aunque muchas secuencias hayan sido realizadas con actores. El hecho es que El planeta de los simios: Nuevo reino se reafirma como lo que ni siquiera grandes sagas del cine, como El señor de los anillos y Star Wars, no han logrado hasta ahora: poner al público en un espacio de observación poderoso, analizando los caminos del desarrollo de la humanidad, incluso cuando hablamos de simios. Es temprano para decir que es una franquicia mejor que las mencionadas, pero el camino se vuelve cada vez más luminoso. Habrá que ver.
Periodista especializado en cultura y tecnología, con seis años de experiencia. Ha trabajado en Estadão, UOL, Yahoo y otros grandes sitios, siempre hablando de cine, innovación y tecnología. Actualmente es editor de Filmelier.