Con ‘El precio del placer’, Polonia se consolida como referente del cine erótico

Después del éxito de la saga de Cincuenta sombras de Grey en el cine, se esperaba que surgiera un nuevo nicho de películas en el ámbito audiovisual: el cine erótico. Son películas que siguen el mismo estilo de las historias del Sr. Grey, en las que se sugiere el contenido sexual en tramas de drama y suspenso. Pero, a diferencia de lo que se esperaba, no fue Hollywood el que se adueñó de este mercado, sino Polonia. El país está por detrás de 365 días y de El precio del placer (conocida internacionalmente como Girls to Buy), que se estrena esta semana en plataformas de streaming.

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Mientras que Cincuenta sombras hablaba de sadomasoquismo pero sin adentrarse realmente en el mundo del fetichismo, las producciones eróticas polacas abrazan temas más audaces. Además, las escenas de sexo y desnudez se presentan de manera más natural. La conversación sobre el sexo es más abierta en este caso.

Esto es aún más evidente con El precio del placer. La película, disponible para su compra y renta en plataformas de streaming, aborda un tema controvertido: basada en el libro Girls from Dubai de Piotr Krysiak, la historia se centra en el tráfico sexual de la ciudad oriental, un mundo lleno de lujo, placer, poder, ambición y cuerpos perfectos. El foco está en Emi, una joven que ha soñado durante años con formar parte del exclusivo mundo del lujo. Pronto se convierte en una acompañante VIP y luego comienza a reclutar chicas, celebridades, estrellas de la pantalla y modelos polacas.

Toda esta historia se basa en el polémico “escándalo de Dubai”, en el que celebridades polacas ejercieron la prostitución en la ciudad árabe. A pesar del éxito, El precio del placer fue prohibida en Arabia Saudita para evitar que la historia se propagara allí.

Cine erótico polaco: ¿cuál es la historia de este nicho?

A pesar del éxito actual de estas películas mencionadas, la relación del cine polaco con el sexo se remonta a la década de 1970. En ese momento, el cineasta Walerian Borowczyk escandalizó a la sociedad polaca con su película La Bestia, abiertamente erótica. La película cuenta la historia de una familia noble con problemas económicos que espera ansiosamente la llegada de Lucy Broadhurst, la hija de un rico burgués que va a casarse con el excéntrico Mathrin. Sin embargo, cuando la joven llega al lugar, se siente muy intrigada por las historias de Romilda de l’Espérance, una antepasada de su futuro esposo.

Fue un éxito en ese momento, con la sociedad escandalizada pero siempre comentando sobre la película. Fue el comienzo de una serie de producciones eróticas de Borowczyk, como Detrás de los Muros del Convento, Historia de un Pecado, La Orilla y varias más.

El éxito de Borowczyk, que podría compararse con lo que sucedió en México con el cine de ficheras, quedó atrapado en los años 1970. A pesar de desarrollar el cine erótico con tramas picantes y a menudo impactantes, como lo hizo con Detrás de los Muros del Convento, la sensación es que este cine no evolucionó realmente, incluso debido a las inestabilidades políticas que hicieron que el tema fuera un tabú en Polonia.

El precio del placer y el cine erótico polaco moderno

Estos tabúes volvieron a la palestra a principios de la década de 2010. A pesar de ese pasado destacado, con Borowczyk en la memoria, directores, principalmente mujeres, comenzaron a liderar un cine que habla sobre el sexo (aunque no siempre lo muestre). Este es el caso de la película franco-polaca Elles, con Juliette Binoche interpretando a una periodista que escribe un artículo para una revista sobre estudiantes que se prostituyen. La directora polaca Malgorzata Szumowska habla mucho sobre el mercado del sexo, pero hay muy poca exposición, lo que la mantiene prisionera de ese tabú.

Parece que hay un aire de pudor, con los directores reflejando sus miedos en pantalla. Este es el caso del cortometraje Users de Jakub Piątka, en el que las escenas de desnudez permanecen en las sombras, o Into the Spiral de Konrad Aksinowicz, que incluye una escena de sexo fría y cruda, quizás la más intensa desde Borowczyk, pero con muy poca naturalidad.

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Y aquí es donde entra María Sadowska. La directora de El precio del placer todavía tiene que lidiar con ciertas restricciones de la sociedad polaca, como el miedo de mostrar “algo más” en las escenas más candentes. Sin embargo, ha adoptado el erotismo como una forma de impactar y conectarse con el público. Esto se manifiesta de manera más fuerte en El arte de amar, que trata sobre Michalina Wislocka, la sexóloga más famosa y renombrada de la Polonia comunista, quien lucha por el derecho a publicar su libro, que cambió para siempre la vida sexual de los polacos. Una preocupación que persiste hasta hoy.

Con El precio del placer, María Sadowska va un paso más allá y plantea preguntas no solo sobre el sexo en la sociedad polaca, sino también sobre las implicaciones de este mercado sexual en todo el mundo. Va más allá de lo que hizo 365 días, una película que tenía poco que decir. Aquí, Sadowska no solo provoca, sino que también invita a reflexionar: ¿hasta dónde llega el cine erótico polaco? ¿Cuál es el límite? El sexo no está presente solo para impactar, sino para descubrir lo que sucede detrás de escena en una sociedad que, en los últimos años, ha exagerado en su pudor. ¿Hay espacio para más?

Ella no responde a ninguna de estas preguntas, pero las plantea. Y nosotros, el público, estaremos atentos a lo que pueda suceder en los próximos pasos de la directora y del nuevo cine erótico polaco, que poco a poco está dejando de ser algo meramente provocativo para contar historias reales y suscitar la reflexión, llevando la producción del país a un nivel superior.

El precio del placer está disponible en plataformas de streaming. Entra aquí y checa todas las opciones para verla.

Publicado primero en la edición brasileña de Filmelier News