Dirigida por George Miller (Mad Max: Furia en el camino), Érase una vez un genio (Three Thousand Years of Longing) es, sin duda, una película inusitada e inesperada. Su trama, que no es más que una fábula contemporánea, trata sobre Alithea (Tilda Swinton), una solitaria mujer que vive casi únicamente para su profesión: el estudio de las letras, de los personajes y de las narrativas que atraviesan la Historia. Sólo que, durante un congreso en Turquía, su vida cambia. ¿Un nuevo amor? ¿Un nuevo trabajo? ¿Una tragedia? Nada de eso: sin quererlo, ella descubre a un genio (Idris Elba) que le puede conceder tres deseos. A partir de esa premisa, Miller (con un guión coescrito junto a Augusta Gore a partir de una historia de A.S. Byatt) hace magia. Como quien no quiere la cosa, pone al genio –que nada tiene que ver con la criatura azul de Aladdín– para contar historias. Es una relectura contemporánea e inteligente de Las mil y una noches, mezclando elementos e imágenes diversas para así, crear una fábula para un nuevo contexto. Es Miller en su forma más pura, sorprendiendo en forma y lenguaje, con actuaciones que le dan más sabor a un todo franco e inusitado.
Luther, con Idris Elba (La Torre Oscura), es una de las series más exitosas de Netflix, con cinco aclamadas temporadas. Ahora, Elba vuelve al papel de este detective obsesivo en la película Luther: cae la noche. A pesar de que la producción a veces se descarrila, como queriendo desesperadamente convertirse en una especie de James Bond, el largometraje entrega el entretenimiento y muestra que todavía hay mucha fuerza en la franquicia.




