El segundo largometraje de Christopher Nolan sigue siendo, para muchos de sus seguidores, el mejor de su carrera. Memento (también conocida como Amnesia) contiene todas las marcas que distinguen la filmografía futura del director, desde un afligido protagonista masculino a una estructura narrativa poco convencional. En este caso, dicha estructura sirve para poner al espectador en los zapatos del protagonista, Leonard Shelby (Guy Pearce), un hombre en busca del asesino de su esposa, a pesar de que es incapaz de formar nuevos recuerdos debido a una lesión en la cabeza.
Una lista sobre las mejores películas de Christopher Nolan no puede estar completa sin la que es, sino su mejor, sí la más espectacular y ambiciosa en términos visuales. El origen sigue a un grupo de criminales que se adentran en la mente de un millonario empresario para cometer un crimen hasta entonces impensable: sembrar una idea que sabotee sus intereses.
Desde los inicios de su carrera, Nolan mostró promesa como narrador cinematográfico, pero no fue sino hasta sus películas de Batman que logró establecerse como un creador comercialmente exitoso en la maquinaria hollywoodense. El caballero de la noche no acabó por consolidarlo como tal, sino que se mantiene, para muchos, como la cúspide creativa del cine de superhéroes.
A mediados de su trayectoria como cineasta – y como muchos de sus congéneres –, Christopher Nolan ha oscilado entre las producciones “por encargo” como su trilogía de Batman, y las películas que son de su interés personal. El gran truco es uno de estos casos, que se inserta en su carrera entre Batman inicia y El caballero de la noche, basado en la novela homónima de Christopher Priest sobre dos ilusionistas del siglo XIX que llevan su rivalidad hasta las últimas consecuencias físicas y morales.
Con claras alusiones a una de sus mayores y más queridas influencias, 2001: Odisea del espacio de Stanley Kubrick, Interestelar se mantiene entre las mejores películas de Christopher Nolan o, por lo menos, una de las favoritas del público. Y no es para menos: la narrativa no sólo está repleta de instancias de manipulación del tiempo narrativo por la relatividad de la gravedad, sino que tiene por columna vertebral una tierna historia de amor entre un padre y su hija a través de las épocas.