Crítica de ‘Resistencia’: una película que teme ser ciencia ficción

Es un tanto irónico el estreno de Resistencia (The Creator), en salas de cine mexicanas desde este jueves 28 de septiembre; suceda en medio de la huelga de actores y de guionistas. Después de todo, uno de los puntos principales planteados por los huelguistas es cómo la inteligencia artificial (IA) amenaza el trabajo de sus gremios, algo que los estudios, sin embargo, ven con ánimo. Mientras tanto, la película de Gareth Edwards (Godzilla, Rogue One) aborda el tema desde una perspectiva inusual: las IAs como seres oprimidos y tratados injustamente.

¿De qué trata Resistencia?

En esta realidad, el mundo está colapsado. Estados Unidos está en guerra con la llamada Nueva Asia, que no se explica bien, pero parece una unión (¿o conquista?) de varios países del continente oriental desde una perspectiva, al parecer,china. Estados Unidos quiere erradicar la inteligencia artificial, vista como el mal del mundo, mientras que Asia quiere que los robots sigan viviendo en la sociedad. Aquí es donde entran en juego los dos protagonistas: Joshua y Alphie.

Él (John David Washington) es un soldado estadounidense infiltrado en la Nueva Asia que lo pierde todo, sobre todo a su inesperado amor, Maya (Gemma Chan), cuando una misión sale mal. Ve su vida desmoronarse. Hasta que conoce a Alphie (Madeleine Yuna Voyles), una niñita androide con inteligencia artificial que posee poderes increíbles, así como una empatía inesperada para un ser de metal, programación y tornillos. Joshua, como dice la Biblia, es un salvador. ¿Pero salvador para quién? ¿Para los humanos o para los “simulantes”?

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Y aquí es donde entra el gran debate de Resistencia, que sigue un camino diferente al que se está discutiendo ampliamente hoy en día: ¿las inteligencias artificiales no merecen respeto y dignidad? ¿No merecen un lugar en la sociedad? ¿Son seres vivos y son capaces de una espiritualidad?

La beatificación de la inteligencia artificial

Edwards, quien coescribió el guión junto con Chris Weitz (también de Rogue One), se aleja de la inteligencia artificial y la tecnología avanzada malévola, vista en películas como RoboCop y Terminator, hacia algo más esperanzador, como en A.I. Inteligencia Artificial o incluso en Battle Angel: la última guerrera. En Resistencia, los robots son maternales, se preocupan y pueden incluso ser monjes tibetanos, es decir, están llenos de vida y espiritualidad.

Obviamente, hay un contexto metafórico en esta propuesta de Edwards. Habla mucho sobre el militarismo estadounidense, sobre las narrativas mediáticas y, sobre todo, sobre la dominación; se pueden trazar numerosos paralelos entre la trama de la película y la Guerra de Vietnam, por ejemplo. Todo esto respaldado también por algo que el cineasta hace muy bien: un apartado visual impactante, que ayuda a construir la tangibilidad de este nuevo mundo creado.

El problema es que la narrativa no avanza como debería. Da vueltas y vueltas sobre sí misma, como si la metáfora, y la idea de convertir a los robots en meras víctimas, fuera suficiente para hacer que Resistencia progrese. No lo es. La película rápidamente se vuelve cansada, pesada. Edwards parece que no sabe cómo avanzar en la discusión. En lugar de centrarse en la humanidad de la ciencia ficción, huye constantemente del género y se refugia en la acción.

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Edwards atasca el guión con drama (la muerte de la esposa, la soledad de Alphie), acción (la persecución frenética de Joshua por la militar interpretada por Allison Janney) e incluso un toque de romance que surge del amor del personaje de David Washington por Chan. Sin mencionar el caos geográfico de la película, que no logra establecer las reglas precisas de este nuevo mundo y todo se vuelve más confuso. Es una película que nunca parece encontrar su lugar.

Resistencia: una mezcla de cosas

La película se vuelve rápidamente aburrida y, lo peor de todo: esta narrativa sobre estadounidenses versus asiáticos termina dando paso a algo más pobre, sobre esta supuesta injusticia cometida contra los robots. ¿En serio, eso es lo mejor que se puede decir en este momento?

Edwards carece de personalidad para encontrar el corazón, la verdad de su historia. No es de extrañar que Resistencia parezca, en muchas ocasiones, una mezcla de varias películas de ciencia ficción, como RoboCop, Terminator, A.I. Inteligencia Artificial, Battle Angel y, por supuesto, Blade Runner, que se convierte en la referencia más obvia en los primeros diez o quince minutos.

Resistencia podría haber sido una gran película. Sin embargo, parece carecer de personalidad para hacer que el debate sea más complejo, convirtiendo un guión con potencial de complejidad en algo plano, superficial, sin mucha profundidad. Es prácticamente una lucha constante entre el bien y el mal, sin buscar nunca las complejas texturas que surgen de las relaciones humanas y artificiales. Una lástima, ya que, con mayor profundidad, podríamos haber encontrado una maravillosa película aquí.

Publicado primero en la edición brasileña de Filmelier News.