Crítica: ‘Super Mario Bros. La película’: Nintendo para fans de ‘Minions’

Hay un par de preguntas que quedan después de ver Super Mario Bros. La película (The Super Mario Bros. Movie). La primera: ¿cómo pudo salir tan mal el primer intento de adaptación? La segunda: para esta nueva versión, ¿fue todo lo que se podía hacer?

La segunda pregunta no es desdeñosa, pues dado el cuestionable historial de las adaptaciones de videojuegos al cine y la televisión (con recientes y notables excepciones), lo logrado aquí es loable. Aunque, también hay que decirlo, tampoco era difícil superar los catastróficos intentos anteriores, en su mayoría propiciados por un pobre entendimiento de las afinidades y diferencias entre ambos medios.

Super Mario Bros. La película tiene éxito porque, en este delicado acto de equilibrismo, mantiene las cosas simples. Y lo hace porque, a decir verdad, ni hay demasiado margen de maniobra con la mascota de Nintendo, ni Illumination Entertainment es un estudio que se distinga por tomar demasiados riesgos.

La producción animada, encabezada por los directores Aaron Horvath y Michael Jelenic (Teen Titans Go!) se va muy a la segura. Algo que, a decir verdad, suena antitético a la compañía que revolucionó los videojuegos con las aventuras de un plomero bigotón, un aparato de juegos que cabía en el bolsillo, y una consola accesible hasta para los abuelitos.

Super Mario Bros. La película es lo que podía esperarse de una adaptación creada por el estudio detrás de Minions, para bien y para mal.

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¿De qué se trata Super Mario Bros. La película?

La verdad es que no hay mucho que decir aquí, pues si estás aunque sea un poco familiarizado con los juegos de Mario, sabrás que la historia siempre se repite.

Super Mario Bros. La película es sobre la épica aventura de Mario (voz en inglés de Chris Pratt) para salvar al Reino Champiñón de garras del malvado Bowser (voz en inglés de Jack Black). Fin del asunto.

A reserva de argumentar que aquello que no está roto sí puede ser aburrido, el guión de Matthew Fogel (La gran aventura LEGO 2) tiene dos aciertos en particular. El primero es dar a la Princesa Peach (Anya Taylor-Joy en inglés) un rol mucho más activo en la trama –uno que no tuvo en los videojuegos durante décadas–, y convertirla en una heroína activa en vez de una mujer que necesita ser salvada.

En su lugar, es el hermano menor de Mario, Luigi (Charlie Day), quien cae en las garras del villano. Con esta sencilla pero crucial decisión, la película brinda a sus protagonistas no sólo un poco de trasfondo, sino una motivación más interesante que “salvar a la princesa”. Mario quiere salvar a su hermano y, en vez de ser el héroe invencible capaz de ello, tiene que superar obstáculos para crecer y lograrlo.

Sin embargo, más allá de colocar a Mario en un esbozo del “viaje del héroe” –ausente por defecto en sus videojuegos–, Super Mario Bros. La película no hace mucho por construir algo más sobre los básicos cimientos que Nintendo ha explotado con incuestionable éxito durante décadas. ¿Cómo llenar el tiempo de un largometraje con eso? Sencillo: no con una conexión emocional con sus personajes, sino con ráfagas de acción, humor y referencias fáciles a los casi 40 años de historia del personaje.

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Entre Mad Max y los Minions

Otro gran mérito de la película es que abraza por completo el sinsentido de la franquicia en la que se inspira. No se preocupa por cuestionar ni explicar su mundo de fantasía donde la gente viaja por tuberías, transita entre trampas mortales, bloques de concreto flotan en el aire y simios luchan contra tortugas arrojándose cáscaras de plátano. Simplemente es así y se divierte (muchísimo) con eso.

El epítome de lo anterior es la muy anunciada secuencia inspirada en Mario Kart, que toma obvias notas del libro de Mad Max: Furia en el camino. Es frenética casi al grado de lo ridículo y con niveles de color como para provocar diabetes. Es Super Mario, a final de cuentas. No necesita tener sentido, sino transmitir ese nivel casi delirante de alegría de ir saltando por su vibrante mundo.

Dicho esto, una vez superada esa alegría inicial, lo que queda es un producto que no ofrece mucho para conectar en un nivel emocional. Mad Max es una referencia adulta en una película que, en casi todo sentido, opera en un nivel infantil básico.

No hay nada inherentemente malo en ello –y quizá no deberíamos esperar más, viniendo del estudio que ha generado millones con películas sobre hombrecitos amarillos que hablan incoherencias. Pero pensando que se trata de una franquicia con cuatro décadas de rica historia, queda la oportunidad desaprovechada de hacer algo más significativo con ella, al menos en un nivel emotivo.

Las cuestionables decisiones musicales son algunas de las peores ofensas de Super Mario Bros. La película en ese sentido. En vez de optar por adaptaciones de la vasta historia musical de la franquicia –que sí las hay, y muy loables, a cargo de Brian Tyler–, la producción se decanta por los temas pop más obvios y gastados para sus principales secuencias, y acaba por desvirtuarlas (sólo digamos que Shrek 2 lo hizo mejor con cierta canción).

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En pocas palabras, más que propiciar lo memorable, la película aspira por lo desechable. Pero aún así, Super Mario Bros. La película el resultado es muy divertido aunque inofensivo, la animación es preciosa y la esencia de alegría de los juegos se traslada intacta a la pantalla, aunque de manera no muy memorable. Una pena para la compañía de videojuegos más innovadora por excelencia, responsable por uno de los personajes más perdurables no sólo de su industria, sino de la cultura popular en general.

¿Y qué hay de las voces?

Cabe señalar que, para la función de prensa en México, Universal Pictures presentó la versión doblada de Super Mario Bros. La película, así que no tuvimos oportunidad de conocer el trabajo realizado por el elenco encabezado por Chris Pratt, Anya Taylor-Joy, Charlie Day, Jack Black y Seth Rogen. Sin embargo, esto no es para nada algo negativo.

El elenco para la versión mexicana incluye a actores de doblaje profesionales: Raúl Anaya como Mario, Roberto Salguero como Luigi, Ale Pilar como Peach, Héctor Estrada como Bowser y Mark Pokora como Donkey Kong, entre otros.

Sobra decir unas pocas palabras al respecto: la calidad de los actores de doblaje profesionales, por encima de la engorrosa tendencia de enlistar a famosillos por su star power, se nota de inmediato. Se extrañó la voz musical de Jack Black para un par de gags muy específicos, pero diría que la película en general se beneficia en su versión doblada, que no dudo en recomendar.

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