En una era de secuelas y remakes, Tren bala (Bullet Train) es una película de acción palomera de un gran estudio que propone una historia original, basada en el libro del escritor japonés Kōtarō Isaka. Eso no quiere que la película sea tan innovadora: la dirección es de David Leitch, de Atómica y Deadpool 2, quien trae aquí todo lo que ya se ha vuelto su marca registrada, desde las excelentes escenas de acción, la fotografía de tonos azules y rojos (realizada por Jonathan Sela). En el elenco, Brad Pitt luce tanto sus (geniales) capacidades para la acción como para la comedia, mientras que el trío de asesinos de Aarn Taylor-Johnson (Kick-Ass), Brian Tyree enry (Eternals) y Joey King (El stand de los besos) casi le roban escena. Lamentablemente, todo lo anterior pasa a segundo plano ante un guión confuso, que se pierde entre sus giros y no saber cuándo ser serio o chistoso, lo que es una pena. Falta, también, un uso más inteligente de los ambientes claustrofóbicos del tren bala titular. Dejando eso de lado, es una producción más con el sello de Leitch, que logra entregar la clase de acción que aman los fans del género.
En tierra de santos y pecadores (In the Land of Saints & Sinners) muestra que Liam Neeson no ha renunciado al cine de acción, solo ha transformado su forma de actuar en las películas de golpes, balaceras y explosiones. En lugar de recurrir a los puñetazos, el astro irlandés busca películas más reflexivas donde la tensión surge de otros sitios. En esta película original de Prime Video, en un remoto pueblo irlandés, Finbar (Neeson) se ve obligado a luchar por la redención tras una vida de pecados, pero ¿qué precio está dispuesto a pagar? En la tierra de santos y pecadores, algunos pecados no pueden ser enterrados. Una película de acción con un enfoque más calmado, como las películas de acción después de 2020, con una buena actuación del irlandés, complementada por Kerry Condon (brillante en Los Espíritus de la Isla).
Adam Clay (Jason Statham) no está feliz. Está en una brutal búsqueda de venganza después de un evento que sacudió su vida y que ahora representa riesgos para todo el mundo. ¿La razón? Es un exagente de una organización poderosa y clandestina conocida como Beekeepers. Dirigida por el irregular David Ayer (de la espantosa Escuadrón Suicida, pero también de la gran Corazones de Hierro), Beekeeper: Sentencia de muerte se apoya en gran medida en el éxito de John Wick: no solo por tratarse de un protagonista que mata todo y a todos los que tiene frente a él en busca de una venganza casi inalcanzable, sino también por la estética más orientada al neón, con un diseño de producción que intenta diferenciarse. Hay algunos excesos de Ayer, que, al igual que sucedió con Escuadrón Suicida, acaba poniéndose a sí mismo el pie con movimientos de cámara innecesarios y cosas por el estilo. Lo que ayuda a la película es el carisma de Statham, que logra mezclar humor y acción en buenas proporciones. Lee más en nuestra crítica completa de Beekeeper.
Dentro de toda la saga John Wick, hay algo que podemos afirmar sobre su cuarto filme: es más grandioso, más exagerado e insano en comparación con sus predecesores, pero también mucho más largo. En John Wick 4, el protagonista (Keanu Reeves) debe enfrentar nuevamente al mundo entero con menos aliados a su lado para derrotar a High Table del mundo de los asesinos y, finalmente, ser libre. Debido a su extensión, puede ser un poco cansativo y algunas escenas estiran hasta el límite la poca credibilidad de sus secuencias de acción. Sin embargo, éstas últimas son realmente espectaculares y, sin duda, quedan entre las mejores no sólo de la franquicia, sino de todo el cine de acción contemporáneo.
Profesión peligro (The Fall Guy) es una de esas películas que parecen diseñadas para tenerlo todo y, así, complacer al público más amplio posible. Basada en la serie homónima de los años 80 y dirigida por David Leitch (antiguo doble de acción y hoy director de películas como Tren bala y Deadpool 2), la película sigue a Colt Seavers (Ryan Gosling), un doble de acción venido a menos que debe investigar la misteriosa desaparición del actor Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson), pues esto echaría a perder la primera película de su amada, la cineasta Jody (Emily Blunt). Y precisamente el gran problema con esta película es que intenta serlo todo: comedia romántica, comedia de acción, sátira de Hollywood, misterio criminal y más, entorpecida por la magnitud de sus propias ambiciones, además de un guión demasiado sobrecargado y poco claro. Podrás disfrutarla como un acercamiento al mundo detrás del cine de acción, y por el carisma de Ryan Gosling y Emily Blunt. Lee más en la crítica completa de Profesión peligro.