Crítica de ‘Profesión peligro’: demasiado cine Crítica de ‘Profesión peligro’: demasiado cine

Crítica de ‘Profesión peligro’: demasiado cine

El gran problema de ‘Profesión peligro’ (‘The Fall Guy’) es que quiere serlo todo y pierde la gracia en sus excesos. Checa la crítica a continuación.

Lalo Ortega   |  
23 abril, 2024 7:39 PM
- Actualizado 30 abril, 2024 7:55 PM

En Hollywood existe una patética aversión a los riesgos que, por un lado, parece erradicar la posibilidad de cualquier proyecto que no esté basado en una novela, cómic o franquicia híper popular. En ese sentido, podría considerarse un pequeño milagro la pura existencia de Profesión peligro (The Fall Guy), comedia de acción inspirada en una vieja serie de los años 80, que llega a salas de cine mexicanas el 1 de mayo. ¿O es comedia romántica de acción? ¿Comedia romántica meta con misterio y thriller de acción? ¿Algo más?

Lo cual nos conduce al otro vicio de los estudios hollywoodenses: el riesgo debe ser paliado por tantas certezas de éxito como sea posible, lo que se traduce en la creación de historias con algo que ofrecer para todos los gustos, edades y géneros (o todos los “cuadrantes”, en el argot del marketing).

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El Universo Cinematográfico de Marvel bien podría ser el mejor ejemplo de esta tendencia, cuyos mejores exponentes son “buenos”, mientras los peores son el equivalente a una persona que, en su intento por agradar a todas las personas posibles, se dobla, tuerce y acopla a todas sus expectativas, sacrificando su propia personalidad en el proceso.

Y lamentablemente (pues en papel, suena divertidísima), Profesión peligro es otro caso similar. Es una película que intenta hacer algo para todos y, en el proceso, acaba por convertirse en un agotador desastre de ritmo y tono que ni el carisma inagotable de Ryan Gosling y Emily Blunt pueden salvar.

Cantando bajo las llamas

Escrita por Drew Pearce (guionista de películas como Iron Man 3 y Rápidos y furiosos: Hobbs y Shaw) y basada en la serie televisiva homónima de los años 80, Profesión peligro es dirigida por David Leitch quien, cabe recordar, fue doble de acción (para estrellas como Brad Pitt y Jean-Claude Van Damme), además de coordinador de escenas de riesgo, antes de debutar como director con John Wick y Atómica.

Y tiene sentido que alguien como él dirija esta película. Profesión peligro es (tomemos aire) la historia de Colt Seavers (Ryan Gosling), un doble de acción caído en desgracia que, luego de retirarse por un accidente, es llamado de vuelta al set en la primera película de su amada ex, la directora Jody Moreno (Emily Blunt). Sin embargo, todo es un plan de la productora de la película, Gail (Hannah Waddingham, de Ted Lasso), quien quiere reclutar a Colt para investigar la misteriosa desaparición de la estrella de la película, el famoso Tom Ryder (Aaron Taylor-Johnson), cuya ausencia pone en riesgo la producción entera. Eso Colt no puede permitirlo, así que decide jugar al detective.

Es, en resumidas cuentas, una película sobre el trabajo anónimo (y a veces ingrato) de los dobles de riesgo: es un gremio que aún lucha por reconocimiento de la Academia de Hollywood. Dada la trayectoria de Leitch, es comprensible que el tema de esta película sea cercano a su corazón (sin mencionar que, según Gosling, hace eco de la propia historia de Leitch y su esposa, la productora Kelly McCormick).

Profesión peligro (The Fall Guy)
Profesión peligro es cine de acción sobre el cine de acción (Crédito: Universal Pictures)

En cierto modo, y guardadas las proporciones, podría decirse que Profesión peligro aspira a ser lo que Cantando bajo la lluvia fue, en su momento, para los artistas que atravesaron la transición del Hollywood silente al sonoro. Un objetivo ambicioso, pues. Y valga el cliché: es una carta de amor al cine, o por lo menos a la creación de uno de sus géneros más espectaculares –y rentables.

El guión de Pearce encuentra sus mejores momentos cuando ironiza sobre el propio cine de acción, los clichés de los blockbusters (¿Mad Max con Duna? ¿No?), sus héroes anónimos y el aparente absurdo de sus procesos, tan toscos como anticlimáticos detrás de cámaras. Una secuencia particular, en la que Gosling es envuelto en llamas para varias tomas continuas, es una de las más divertidas.

Profesión peligro es exceso de todo

Pero entonces viene la trama de misterio y es cuando todo el asunto pierde el equilibrio. Colt es enviado en la búsqueda de Tom Ryder, y es aquí que la trama comienza a perder el rumbo y a entorpecer su propio ritmo.

Porque, en resumidas cuentas, la búsqueda por el actor desaparecido da un giro sin sentido tras otro, con demasiados huecos de lógica para contarlos. Nuestro protagonista hace malabares con su investigación, con una filmación en curso, y con sus intentos por recuperar el corazón de su amada. Llega un punto en que el ritmo se convierte en un desastre. Un ejemplo aislado de ello, y sin revelar detalles, es una secuencia con una persecución y un karaoke.

Eso ya es bastante para cualquier película, y Profesión peligro insiste en compensar sus huecos narrativos con motivaciones para sus personajes tan tardías como enredadas. Es entonces que la balanza se inclina con brusquedad otra vez hacia el lado de la acción. Pero llegada la enésima secuencia de combate o persecución, ya se siente repetitiva (en buena medida, gracias a cierto abuso de la música de Kiss). La gracia de su premisa –un doble de acción jugando al detective– se ha agotado.

Profesión peligro (The Fall Guy)
Romance, humor, explosiones: Profesión peligro quiere hacerlo todo (Crédito: Universal Pictures)

Lo dicho, el resultado es una película que quiere hacerlo todo: quiere ser un romance, pero también una comedia de acción, pero también un thriller de misterio, pero también una sátira de la industria de Hollywood, pero también carta de amor a sus dobles de riesgo, pero también…

Es, en otras palabras, demasiado de todo, y a la vez acaba siendo mucho de nada. Profesión peligro tiene un guión tan sobrecargado, que parece necesitar tres finales sucesivos para atar cabos sueltos. Cuando parece que todo se ha resuelto y la película está por terminar, sucede otra cosa. Y luego otra. Al cabo de todo, parece que pasaron cuatro horas (aunque en realidad, apenas dura la mitad de eso).

“Esta película lo tiene todo”, podría decirse, y eso incluye una incapacidad de frenar sus excesos. Los involucrados harían bien en detenerse a pensar que, quizá, menos es más. Aplíquese para las tomas que necesita repetir un doble de acción, pero también para las subtramas que debe tener un guión. Y, sobre todo, para las superproducciones de Hollywood, cuya cantidad de ceros en el presupuesto parece inversamente proporcional a la calidad de sus historias.

Profesión peligro llega a salas de cine mexicanas el 1 de mayo.