Como uno de los trabajos cumbre no sólo de Alejandro Dumas, sino de la literatura occidental, El Conde de Montecristo ha sido adaptada a la pantalla infinidad de veces, por lo que aportar algo relevante parece difícil con cada nueva iteración. Exhibida en Cannes 2024 fuera de competencia, esta adaptación francesa (la más costosa del país en ese año) no encuentra el hilo negro, sino que "simplemente" condensa el extenso relato de Dumas (si un metraje de tres horas puede entenderse como "condensar") y lo traduce a un lenguaje audiovisual mucho más moderno. Similar a lo visto con la reciente adaptación en dos partes de Los tres mosqueteros, esta producción dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière añade selectos elementos de acción y unos valores de producción suntuosos que, con un excelente reparto liderado por Pierre Niney (Un hombre ideal). El resultado es una de las adaptaciones definitivas de El Conde de Montecristo.
La historia francesa de Los Tres Mosqueteros, escrita por Alexandre Dumas, es una de las más antiguas y contadas en las últimas décadas en cines, televisión e incluso en reinterpretaciones literarias. Los tres mosqueteros: D’Artagnan es una gran producción francesa que busca contar esta historia de nuevo, pero con una precisión raramente vista antes: el director Martin Bourboulon (Eiffel), a partir del guión de Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière (ambos de Lo mejor está por venir), trae todos los detalles posibles de la novela. No es de extrañar que la promesa sea que venga una película más, esta vez centrada en el personaje de Milady (Eva Green). Esto termina siendo un arma de doble filo: por un lado, la película debe ser disfrutable para aquellos que ya conocen la historia y recuerdan incluso detalles de la escritura de Dumas, viendo en pantalla personajes que, durante décadas, han pasado por diversas interpretaciones, desde Gene Kelly hasta Logan Lerman. Aquí, se ha preservado la esencia Pero, por otro lado, Los tres mosqueteros: D’Artagnan también es demasiado difícil de seguir. Al poner en pantalla la esencia de un libro, incluso sacando pequeños detalles, quedan muchas historias y personajes, y es difícil seguir todas las subtramas y lo que desean todos los involucrados. Al menos, sigue siendo Dumas: una aventura histórica con buenos momentos y que, como mínimo, es diversión garantizada en el cine.
Segunda en la adaptación de dos partes de Los tres mosqueteros de Martin Bourboulon (Eiffel), iniciada con D’Artagnan. En Milady, continuamos la historia donde concluyó su predecesora: D’Artagnan (François Civil) es capturado después de presenciar el secuestro de su amada Constance (Lyna Khoudri), y deberá unir fuerzas con la espía Milady de Winter (Eva Green) para dar con su paradero, mientras la guerra estalla en Francia y sus amigos, los mosqueteros Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris) están en el frente. Tal como su predecesora, Milady es afligida por una fidelidad excesiva a la historia de Alexandre Dumas, incluyendo tantos detalles que puede resultar difícil de seguir incluso a lo largo de dos largometrajes. Sin embargo, las secuencias de acción –más en el terreno de John Wick que en el de una película de época tradicional– son siempre emocionantes, por lo que funciona como una satisfactoria épica de aventuras, y uno de los proyectos de gran presupuesto mejor logrados del cine francés en años recientes. Lee más en la crítica completa de Los tres mosqueteros: Milady.
Denis Villeneuve ya puede ser considerado uno de los grandes nombres de la ciencia ficción del cine. Luego de ‘La llegada’ y ‘Blade Runner 2049’, el director quebequense adapta uno de los libros más complicados y esenciales del género: ‘Duna’ (‘Dune’), de Frank Herbert, que en 1984 ya tuvo una versión cinematográfica gracias a la mente surrealista de David Lynch, que no fue bien recibida (aunque tiene sus méritos). La versión de Villeneuve consigue impresionar por su belleza y su desarrollo, que embellecen a la narrativa incluso más que la obra literaria. A lo largo de casi tres horas, seguimos el viaje de Paul Atreides (Timothée Chalamet) en el planeta Arrakis, también conocido como Duna, un lugar mortal que es la única fuente de una preciada especia que dicta las reglas de la galaxia. La película mantiene un buen ritmo, no cansa a pesar de su duración, y consigue equilibrar sus escenas más poéticas con las de acción. Funciona muy bien como introducción a la trama, pues adapta sólo la primera parte del libro. Si por alguna razón el guion no te atrae, el apartado visual de la película sin duda te dejará impresionado. ‘Duna’ también trae un subtexto político muy fuerte, que fácilmente hace alusión a las disputas territoriales por el petróleo en Medio Oriente. Mira también la secuencia de la obra, 'Duna: Parte dos'.
Tres años después de la primera parte, la influyente –y hasta ahora, “inadaptable”– novela de ciencia ficción de Frank Herbert, Duna, finalmente ha sido adaptada completa y con éxito al cine con la llegada de Duna: Parte 2 (Dune: Part 2), dirigida por Denis Villeneuve. La historia continúa donde nos dejó la primera parte: Paul Atreides (Timothée Chalamet) y su madre, Lady Jessica (Rebecca Ferguson) se ocultan en el peligroso desierto del planeta Arrakis con los nativos Fremen, cuyas costumbres deben aprender mientras intentan encontrar una forma de oponerse a los Harkonnen. En el proceso, Paul luchará contra el destino creado para él como el Lisan al Gaib, destinado a liberar a los Fremen… con un gran costo. Se trata de una conclusión adecuadamente espectacular para la adaptación iniciada por Villeneuve tres años antes, con aciertos como el tratamiento del personaje de Zendaya, aunque también con algunos tropiezos que le restan emotividad al relato. También deja claros los límites del cine industrial, que incluso a pesar de sus enormes recursos –o quizá debido a ellos– está limitado para adaptar la enorme complejidad de la novela. Lee más en la crítica completa de Duna: Parte 2.