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Crítica de ‘Blue Beetle’: un poquito de película en el cliché
‘Blue Beetle’ es sana diversión cuando no es un maratón de clichés de lo “latino” que raya en la parodia. Checa la crítica.
Hay un curioso fenómeno –o incluso podríamos decir que se trata de una tormenta– alrededor de Blue Beetle, nueva película de superhéroes de DC y Warner Bros. que llega a salas de cine este 17 de agosto. Fecha que, dicho sea de paso, los fanáticos de los cómics y su casa editorial no han permitido olvidar.
La película se estrena como desenlace de un año turbulento para la hoy llamada DC Studios, subdivisión de Warner que atravesó una profunda reestructuración y cambio de directiva en medio de una serie de fracasos en taquilla al hilo, inaugurada por Black Adam a finales del año pasado y que continúa, hasta ahora, con la polémica Flash.
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Como uno de los últimos productos de la pasada administración del estudio (aunque con intenciones de integrarla a los planes de la nueva), la película llega, además, en un momento incómodo para Hollywood, que atraviesa una huelga doble de guionistas y actores. Debido a ella, los estudios están impedidos de recurrir a sus elencos para promover sus películas. Blue Beetle es la primera producción de gran presupuesto afectada por esta medida (su costo de producción se estima en 125 millones de dólares). Así es que los fans de DC, devotos casi al grado de la ceguera, se han volcado a internet para asumir las labores promocionales de la película, inundando las redes sociales con comentarios y memes que se han viralizado. Una muestra de buena voluntad por parte del público que pocas producciones reciben… o merecen.
Blue Beetle es Iron Man, but make it latino
Esta nueva producción bajo el sello de DC es atípica en cuanto se trata de una historia de origen, una auténtica anomalía en una industria donde todo es una secuela, reboot o remake y la franquicia de superhéroes más popular ya va por su entrega número 40. ¿O 30? ¿Quién lleva la cuenta? Por el contrario, Blue Beetle vuelve a lo básico. Su historia trata sobre Jaime Reyes (Xolo Maridueña, estrella de Cobra Kai), un chico de origen latino que, luego de graduarse, ha vuelto a la humilde casa de su familia en los márgenes de la ficticia megalópolis Ciudad Palmera. Es un regreso agridulce: su padre (Damián Alcázar, ¡Que Viva México!) se está recuperando de un infarto, así que la familia está sumida en deudas y en riesgo de perder su casa y sustento.
Xolo Maridueña, de Cobra Kai, protagoniza Blue Beetle (Crédito: Warner Bros.) Sin embargo, en busca de trabajo, Jaime tiene un encuentro con Jenny Kord (Bruna Marquezine), parte de la adinerada familia detrás de la megacorporación Kord Industries. Es así como acaba envuelto en una intriga por conseguir un dispositivo simplemente conocido como “escarabajo”. Éste resulta ser un artefacto de origen alienígena con mente propia que “elige” a Jaime como su huésped humano. Así, recibe los poderes de una armadura que le permite volar, disparar rayos de energía, formar escudos y toda clase de armas que pueda imaginar, con todo y sistema de navegación inteligente integrado. Más allá de sus orígenes marcadamente diferentes, Blue Beetle acaba plagada por un aire de monotonía porque todo lo que este héroe puede hacer, ya lo hemos visto en otros lados. Imposible no pensar en el icónico vuelo a la estratósfera en Iron Man cuando Jaime hace… bueno, exactamente eso. Cambiamos la voz de Paul Bettany por la de Becky G, y tenemos casi la misma escena. Dicho esto, la película depende de sus elementos más singulares para destacar, y tiene buenos momentos en que lo logra. Aquí no tenemos, obviamente, a un multimillonario intentando redimirse, sino a un joven buscando entender lo que le pasa y proteger a su familia de las consecuencias. Blue Beetle tiene encanto y corazón cuando se trata sobre eso: la unidad de la familia ante problemas más grandes que cada uno de sus miembros. En ese apartado, el elenco brilla incluso cuando sus papeles refuerzan los clichés en lo que debe ser el “manual de Hollywood de lo latino”.
Todo lo que Blue Beetle tiene que ofrecer, ya lo hemos visto antes… y con menos estereotipos (Crédito: Warner Bros.) Y no es porque los estereotipos representados en la película sean ofensivos, sino porque son sencillamente perezosos. Todo lo que se viene a la mente cuando pensamos en la comunidad latina en Estados Unidos, está aquí casi al grado de la caricatura: desde el cliché de la familia escandalosa, al de la mujer latina con “carácter fuerte”, pasando por el gusto desmedido por el Chapulín Colorado hasta la inclusión de artistas musicales como Calle 13 y Mercedes Sosa. En otras palabras, cuando la película no es cargada por el carisma colectivo de Xolo Maridueña y el resto del elenco, es poco más que una amalgama de los tópicos más gastados del cine de superhéroes, mezclados con los lugares comunes más perezosos de “lo latino” al norte de la frontera. Una “representación” que valdría cuestionar antes de aplaudir.
La fantasía de poder antiimperialista
Claro que aplaudir puede ser tentador, considerando los temas que toca Blue Beetle con su narrativa. Sólo en la situación de su protagonista, podemos identificar cuestiones como la marginación social por xenofobia, gentrificación y precariedad económica y legal de los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos. La otra parte de la ecuación son los Kord: por un lado, Victoria Kord (Susan Sarandon, en un papel minúsculo para sus talentos), presidenta de la compañía que, en resumen, representa “el imperialismo en nombre de la democracia”. Por otro lado está su sobrina, Jenny, quien intenta evitar que Victoria posea el escarabajo para sus fines armamentistas. Para no entrar en detalles y arruinar la trama, basta con decir que la narrativa de Blue Beetle construye hacia una fantasía donde el imperialismo sucumbe, la corporación se redime y los marginados se imponen con el poder de la familia y tecnología alienígena hipervanzada. Una fantasía tentadora, sin duda, aun viniendo de una corporación que reduce la representación de una comunidad diversa a una colección de estereotipos y da la tarea por cumplida. Que caiga el dinero a la taquilla. Al menos parece que Adriana Barraza se divirtió de lo lindo.
