Kristen Stewart: el camino de ‘Crepúsculo’ a ‘Amor, mentiras y sangre’

Es una realidad que las estrellas de las grandes sagas del cine pocas veces logran trascender las sombras de sus personajes. Artistas como Daniel Radcliffe o Mark Hamill siempre recordarán a Harry Potter y Luke Skywalker, sin importar lo que hagan. Hay, claro, algunas excepciones. Y si bien Kristen Stewart estará siempre asociada al papel que le dio fama (Bella Swan en Crepúsculo), lo cierto es que la actriz ha dado más que suficientes argumentos para forjarse un nombre muy por encima de la polémica creación de Stephenie Meyer.

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En la actualidad, gracias a su versatilidad, Stewart se ha establecido como una actriz en alta demanda dentro del circuito de cine independiente y de autor. Ha trabajado con nombres establecidos, como el francés Olivier Assayas, el chileno Pablo Larraín o el maestro canadiense del body horror, David Cronenberg.

Pero también diversifica sus proyectos en tamaño y nivel de renombre. Participó, por ejemplo, en un remake de Los Ángeles de Charlie, o en una comedia navideña queer. Pero su trabajo más reciente –y uno de los más sonados– es Amor, mentiras y sangre (Love Lies Bleeding), apenas el segundo largometraje de su directora, Rose Glass (de la aclamada y perturbadora Salvando almas).

Después de su estreno en el Festival de Sundance, la película ha dejado un buen sabor de boca, consagrando a Kristen Stewart entre la crítica (la actriz hace dupla con Katy O’Brian, también formidable en su interpretación).

Ha sido, pues, un largo camino desde la saga que la lanzó al estrellato con un personaje que también la rodeó de críticas. Bella Swan ha quedado muy atrás.

Kristen Stewart: primeros pasos

Kristen Jaymes Stewart nació el 9 de mayo de 1990 en Los Ángeles, California, hogar del cine hollywoodense. Siempre fue cercana a dicho mundo: su padre, John Stewart, es productor de televisión; mientras que su madre, Jules Mann-Stewart, es cineasta y continuista.

Por ello, siempre creyó que trabajaría en el mundo del entretenimiento, pero no que lo haría al frente de las cámaras. “Nunca quise ser el centro de atención. No era esa niña que decía ‘quiero ser una actriz famosa’”, dijo en una entrevista de 2010.

Sin embargo, Kristen Stewart comenzó su carrera actoral a muy corta edad. Tuvo sus inicios como extra en películas, como en la producción para Disney Channel Tritón por accidente (The Thirteenth Year) de 1999, y Los Picapiedra en Viva Rock Vegas del 2000. Ésta sería la antesala para lo que sería el despegue de su carrera como actriz infantil: La habitación del pánico, thriller de 2002 dirigido por David Fincher, y que protagonizó junto a Jodie Foster.

Posteriormente, Kristen Stewart protagonizaría producciones infantiles y juveniles de variables calidad, como Misión sin permiso (Catch that Kid) de 2004, o Zathura: Una aventura espacial de 2007. Ese mismo año, comenzó a diversificarse hacia proyectos más independientes como The Cake Eaters, y también participó en la biopic Camino salvaje (Into the Wild), dirigida por Sean Penn.

Ya en 2008, la actriz mantuvo esa diversidad en sus proyectos, incluso con papeles pequeños. Participó en Jumper, de Doug Liman, y también protagonizó The Yellow Handkerchief junto a William Hurt y un joven Eddie Redmayne, además de compartir créditos con Robert De Niro, Robin Wright, Stanley Tucci y otras luminarias establecidas en Los realizadores (What Just Happened).

Sin embargo, 2008 sería el gran año de Kristen Stewart en la gran pantalla, para bien y para mal.

La importancia de llamarse Bella Swan

Desde la publicación del primer libro de la saga en 2005, Crepúsculo (Twilight) de Stephenie Meyer se convirtió en un fenómeno de la cultura pop. La expectativa alrededor de los actores para interpretar a Bella Swan y Edward Cullen era, naturalmente, abrumadora.

La esperada adaptación cinematográfica, que protagonizó junto a Robert Pattinson, llegó en 2008. Tanto la película en sí como la actuación de Kristen Stewart obtuvieron una respuesta mixta (“como Bella Swan, parece tener dos expresiones: plana y ligeramente menos plana”, decía una crítica).

Independientemente de las críticas tanto al material de origen como a sus adaptaciones (por mucho, de los proyectos peor calificados de su filmografía), es innegable que fueron una plataforma importante para Stewart. A la fecha, la saga de Crepúsculo se mantiene entre las más taquilleras de la historia, y la actriz interpretó a Bella Swan en sus cinco entregas, estrenadas entre 2008 y 2012.

En paralelo y durante los años posteriores, Kristen Stewart siguió diversificando su currículo. Junto a Bella Swan surgieron papeles en películas indie como Adventureland o The Runaways (en el rol de Joan Jett). En su último año en el mundo de los vampiros, vinieron desde la road movie En el camino hasta otro intento de franquicia con Blancanieves y el cazador.

Adiós, vampiros: el despegue de Kristen Stewart

Sin embargo, y del mismo modo que lo lograría su coestrella Robert Pattinson, Kristen Stewart logró apartarse, poco a poco, de la sombra de Bella Swan. Y el primer paso sería ganar un César, el principal premio de la cinematografía francesa.

Además de compartir créditos con Julianne Moore en la devastadora Siempre Alice, Stewart realizó su primera colaboración con el director francés Olivier Assayas en el drama metatextual Las nubes de María, junto a la legendaria Juliette Binoche. Por su trabajo, obtuvo el César a Mejor actriz de reparto, una hazaña notable por ser la primera actriz estadounidense en conseguirlo.

En adelante, y con contadas excepciones, Kristen Stewart optaría más por el cine independiente y de autor. Su colaboración con Assayas la llevaría a protagonizar Personal Shopper, otra actuación aclamada. También se codeó con Laura Dern, Michelle Williams y Lily Gladstone en Ciertas mujeres, de Kelly Reichardt. Para coronar una trayectoria aún en ascenso, fue nominada al Oscar por su trabajo como Lady Di en Spencer, de Pablo Larraín.

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Desde 2014, Stewart también ha experimentado detrás de la cámara, como era su intención cuando niña. Ha dirigido videos musicales (entre ellos, para “Down Side of Me” de la banda CHVRCHES) y cortos que forman parte de antologías. El más notable es Crickets, de la antología pandémica Hecho en casa, de Netflix. La actriz tiene previsto dirigir su largometraje debut, The Chronology of Water, próximamente.

En 2017, se declararía públicamente como bisexual, comenzando su trayectoria en el activismo pro-LGBTQIA+, algo que también se vio reflejado en algunas de sus decisiones de roles (como en la comedia navideña Feliz novedad).

Así llegamos a Amor, mentiras y sangre (Love Lies Bleeding), segundo largometraje de la cineasta inglesa Rose Glass. Situada en Nuevo México durante los 80, se trata de una historia de amor entre una ambiciosa fisicoculturista, Jackie (Katy O’Brian), y la encargada de un gimnasio, Lou (Stewart), descarrilada al verse envueltas con la familia criminal de esta última.

“Creo en la individualidad, pero también todos somos humanos, y tenemos la habilidad y capacidad para hacer cosas realmente desagradables”, explica Stewart en entrevista con Deadline. “También es una historia de amor situada en los 80 que realmente trata sobre la fuerza”.

Y es, también, un proyecto pequeño, de los que parece que seguirá haciendo tanto al frente como detrás de cámaras. Ha dejado claro, al menos, que nunca haría una película de Marvel. “Suena como una pesadilla, en realidad”.

Amor, mentiras y sangre llega a cartelera el 1 de mayo.