La carrera de Ethan Hawke se remonta hasta su juventud, y el primero de sus papeles más notables fue, sin duda, en el ensamble de ‘La sociedad de los poetas muertos’ (‘Dead Poets Society’. La historia trata sobre un profesor de literatura en una estricta academia de élite para hombres, John Keating (Robin Williams), quien a través de métodos poco convencionales, busca guiar a sus estudiantes para pensar por sí mismos, romper los moldes y vivir la vida bajo sus propios términos. Hawke es uno en un grupo de estudiantes (encarnados por entonces jóvenes promesas como Josh Charles y Robert Sean Leonard), pero logra dejar su marca como el sensible alumno que, en un noble acto de rebeldía, da pie a la escena más emblemática de la película.
Aunque Ethan Hawke es nuevamente parte de un ensamble (que, en conjunto, encarnan los desencantos y preocupaciones de la generación X), hay que decir que aquí lo vemos en el umbral de convertirse en el galán definitivo de los 90: el rebelde despreocupado que denuncia el status quo. En ‘La dura realidad’ (‘Reality Bites’), Hawke es Troy, un guitarrista desempleado pero encantador que es uno de los intereses románticos de la protagonista, Lelaina (Winona Ryder en la cumbre de su carrera). Hawke encarna una de las dicotomías de la generación X, cuya alternativa es el yuppie interpretado por Ben Stiller: rebeldía e inconformidad, o dinero y complacencia.
No podemos hablar de las mejores películas de Ethan Hawke sin mencionar al director Richard Linklater, con quien ha tenido algunas de sus colaboraciones más interesantes y fructíferas. La primera de ellas vendría con ‘Antes del amanecer’, una película sobre un joven hombre y una joven mujer que se conocen fortuitamente, deambulan en Viena durante el único día que tienen juntos, se enamoran y se redescubren a sí mismos. Con un gran énfasis en el movimiento de los personajes y en el diálogo (mismo que fue reescrito por Hawke y su coprotagonista, Julie Delpy), se le considera una de las películas más románticas que existen, dando inicio a una de las mejores trilogías cinematográficas de todos los tiempos –francamente, las tres entregas merecerían un lugar en esta lista, pero quedémonos con la primera–.
El clásico ‘Día de entrenamiento’ (‘Training Day’) es un thriller policial en el que Ethan Hawke interpreta a un joven policía de narcóticos idealista, que debe hacer equipo con un veterano corrupto interpretado por Denzel Washington. Es una película sobre el choque de ideales, que para ser sinceros, es realmente protagonizada por Washington más que por Hawke, pero este último es quien es presentado como sustituto de la audiencia, para comprender las problemáticas morales de la historia.
En otro de los grandes experimentos de Linklater, el director hizo uno solo del tiempo diegético y el tiempo de producción, rodando durante 12 años la historia de un niño, Mason (Ellar Coltrane) hasta llegar a su partida a la universidad. Es, en esencia, una película sobre crecer, en la que Hawke interpretó al padre de familia, en un proceso de rodaje durante más de una década en el que los personajes eran desarrollados sobre la marcha.