Elegida como una de las 100 mejores películas del siglo según The New York Times. Pedro Almodóvar presenta una película colorida, viva y atrayente con una historia bastante oscura. En Volver seguimos la historia de una familia compuesta sólo por mujeres –los hombres son totalmente innecesarios en la narrativa–. El director logra una bella obra para celebrar la fuerza femenina, y como en toda su filmografía, la banda sonora es impecable. También lo es el elenco formado por Penélope Cruz (nominada al Oscar), además de Carmen Maura, Lola Dueñas y Yohana Cobo. En resumen, Volver logra ser una producción tan graciosa como perturbadora y relevante.
Con su tercer largometraje, la cineasta Tatiana Huezo (El lugar más pequeño y Tempestad) da el salto al cine de ficción, y la transición es, en términos generales, exitosa. Incluso si las implicaciones de narrar ficción son otras –con un guión basado en la novela Ladydi (Prayers for the Stolen), de Jennifer Clement–, la directora mantiene con Noche de fuego una continuidad temática con sus largometrajes previos: el arraigo por el hogar, así como la rabia y el miedo de quienes han sido desplazados de sus hogares por el crimen y la guerra, con especial énfasis en las víctimas femeninas de dichos contextos. La película es contundente en su representación de una realidad dolorosa del México contemporáneo, pero nunca cae en la explotación miserabilista que acostumbran otras películas similares. Por el contrario, Huezo preserva su maestría para retratar aquello que no se ve, la ira y los miedos que no se enuncian, pero que se entienden entre líneas (o entre imágenes). El impacto queda un poco diluido por la inmediatez de la ficción –el lirismo de la memoria narrada, fundamental en Tempestad, no tiene tanta cabida aquí–, pero su cercanía para contar la historia de una madre y una hija, que representan a tantas más del mundo, sacude de forma inevitable e indiscutible.




