Un ejemplo reciente de innovación en el cine es Aquí (Here), película de Robert Zemeckis basada en la novela gráfica homónima. Como sugiere el título, la producción es contada desde un solo punto en el tiempo, con la cámara inmóvil y como testigo del paso de los siglos hasta la vida de una familia. El tiempo es "fragmentado" dentro del propio plano único, lo que habla de la riqueza de posibilidades para la unidad básica del lenguaje cinematográfico.
Blanca Nieves y los siete enanos está aquí no sólo por ser el primer largometraje animado en la historia, sino que esto también supuso la legitimiación de la animación como medio expresivo. Además, fue el primer largometraje exhibido totalmente en color, algo que ya damos por hecho en estos días, pero que fue una auténtica novedad en su momento.
El plano secuencia –o la "toma continua", sin cortes– ha sido un recurso que ha fascinado a los cineastas desde siempre, a pesar de sus limitaciones. Con La soga, Alfred Hitchcock fue de los primeros en ingeniárselas para romperlas. Y si bien tuvo que "disfrazar" los cortes, se trata del primer largometraje que, en apariencia, está realizado en un solo plano continuo.
Mucho puede decirse sobre TRON como una película –que si tiene un arco dramático bien definido o no, si su trama realmente es relevante–. Pero su lugar en la historia del cine es innegable, al estirar los límites de lo que era posible con los efectos especiales por computadora.
Hoy, la animación por computadora no sólo se da por hecho, sino que es la norma en lo que se refiere al cine de animación. ¿En 1995? Un largometraje animado por computadora era algo sin precedentes. Toy Story, además de ser una gran película, tiene su lugar en la historia como pionera de una nueva tecnología que cambió la historia del cine.