Crítica: ‘Nuestro amigo extraordinario’ (‘Jules’) conmueve con inspiradora historia sobre la soledad

La trama de Nuestro amigo extraordinario (Jules) no podría ser más sencilla y hermosa: Milton Robinson (Ben Kingsley) es un anciano gruñón que roza los 80 años y no tiene mucho que hacer en su vida diaria, dedicando gran parte de su rutina a intentar resolver los problemas de su vecindario o incluso de su calle.

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Sin embargo, todo cambia en la vida de este señor cuando una nave extraterrestre aterriza en el patio de su casa y de ella sale un extraterrestre que no habla inglés ni ningún otro idioma terrestre, pero que pronto está sentado en el sofá de la casa de Milton.

¿Es Nuestro amigo extraordinario (Jules) una buena película?

Dirigida por Marc Turtletaub (productor de Pequeña Miss Sunshine) y estrenada en plataformas de streaming este 4 de octubre, Nuestro amigo extraordinario no se complica más de lo necesario. El preámbulo antes de la llegada del extraterrestre es breve, solo para situarnos en el mundo de Milton y entender lo que está pasando.

A pesar de ver a algunas personas todos los días en el Consejo Municipal y tener contacto con su hija, él se siente más alejado de los demás que nunca. Puede parecer un comienzo apresurado, pero está hecho a medida, especialmente gracias a la excelente actuación del actor Ben Kingsley (Gandhi).

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El actor inglés, en efecto, se aleja de cualquier representación banal o tosca de un anciano gruñón, a diferencia de lo que vimos, por ejemplo, en la conmovedora pero cliché Un vecino gruñón, con Tom Hanks. Kingsley aporta capas de complejidad al personaje solo a través de sus miradas o incluso en su reacción ante la llegada del extraterrestre a la Tierra.

Nuestro amigo extraordinario (Jules) busca en lo pequeño para hablar de lo grande

Nuestro amigo extraordinario también gana puntos por algo esencial: Turtletaub no intenta que la historia sea más grande de lo que realmente es. No hay planetas poblados por estos pequeños seres, ni invasiones alienígenas. La discusión militar sobre la presencia de un extraterrestre en la Tierra existe, pero nunca ocupa más espacio que los sentimientos de los personajes. Estamos, pues, ante un drama, no ciencia ficción. Es una película que se centra en los sentimientos, no en la grandiosidad, al igual que Pequeña Miss Sunshine o La despedida, otra película que produjo.

Esto se destaca aún más por la decisión artística de no crear un alienígena con efectos generados por computadora, sino con elementos prácticos: el pequeño extraterrestre (llamado en cierto momento con el simpático nombre de Jules) es interpretado por la doble de riesgo Jade Quion, que lleva puestas once piezas corporales diferentes, creadas por el maquillador Joshua Turi, para componer su apariencia. Aunque puede parecer extraño al principio, especialmente porque vivimos en la era de los efectos visuales asombrosos, esto resalta aún más cómo la Nuestro amigo extraordinario busca los sentimientos auténticos, las emociones, la verdad.

Es interesante notar, también, cómo el propio extraterrestre acaba siendo una metáfora curiosa y divertida incluso para el papel del terapeuta en la vida de una persona: Milton habla extensamente con el extraterrestre, que ejerce el papel de oyente.

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Los monólogos de Milton, “hablando” con el extraterrestre mientras descubre que no sólo es una persona, sino también alguien con sentimientos, son hermosos. Encuentra un propósito en su vida, en su rutina y en su familia. Es una lástima que la llegada de las amigas del vecindario en la historia y en la relación del anciano con la criatura dificulten un poco el desarrollo de la trama, haciendo que parte de estos brillantes monólogos se pierdan. Pero está bien, funciona mientras es posible y, quieras o no, las personas mayores también forman parte de esta búsqueda y mensaje más profundos.

En resumen, Nuestro amigo extraordinario logra navegar entre estilos y significados de manera sensible y elegante. Parte de un tema generalmente grandioso, hablando de extraterrestres (piensa en Star Wars, E.T. El Extraterrestre, Día de la Independencia y demás), pero sigue un camino totalmente diferente al obvio y no trata sobre la inmensidad del espacio, sino sobre la soledad, el redescubrimiento y la amistad.

Y, para concluir, mientras los créditos corrían, recordé algo que el navegante brasileño Amyr Klink dice en su libro Cien días entre el cielo y el mar: “quien tiene un amigo, aunque sea uno solo, no importa dónde se encuentre, nunca sufrirá de soledad; podrá morir de nostalgia, pero no estará solo”. Eso es todo.

Nuestro amigo extraordinario (Jules) ya está en plataformas de streaming. Entra aquí y descubre dónde verla.

Publicado primero en la edición brasileña de Filmelier News.