En 2009, Avatar se volvió un fenómeno inesperado de taquilla, desbancando a la entonces líder histórica, Titanic. El motivo, más que su trama o incluso la relevancia del director James Cameron (que también hizo Titanic) estaba en toda la importancia tecnológica de la producción: puso al 3D en otro nivel y cambió las reglas. Todos querían ver lo que hacía la película en cines. Trece años después, Cameron regresa a la historia, luego de muchos retrasos y trabajo, con Avatar: el camino del agua (Avatar: The Way of Water). La secuela se sumerge de nuevo en el mundo de Pandora para contar sobre la familia Sully (Sam Worthington, Zoe Saldaña y los hijos) y cómo les ha ido luego de la primera película –aún con los humanos como amenaza para el planeta–. Buscando protección, la familia busca refugio en el mundo acuático de otras tribus de Pandora. Aún con una historia banal y algunos detalles anticuados –como la falta de representación femenina–, Avatar: el camino del agua aún logra emocionar y sorprender con una tecnología para captura de movimiento como nunca se ha visto en la historia del cine. Es linda, encantadora y, a pesar de los derrapes y una duración exagerada, justifica la espera de 13 años.
Elvis Presley es uno de los nombres más conocidos de la música mundial, manteniendo una legión de fans –y muchos ingresos– décadas después de su muerte. Sin embargo, ¿cómo es que un joven de Memphis, Tennessee, llegó a coronarse como el “Rey del Rock”? La biopic Elvis recorre precisamente ese camino, mostrando cómo la música negra influenció al músico, el descubrimiento de su estilo, el furor (para bien y mal) que causó en la sociedad, así como sus innumerables fases. El hilo conductor de la narrativa lo da el representante del cantante, el “coronel” Tom Parker (Tom Hanks), que condujo a Elvis hasta el estrellato –aunque también es, para muchos, el culpable de su muerte–. A partir de esto se desarrolla una auténtica película-evento, con la edición frenética y los visuales estilizados típicos de Baz Luhrmann (El gran Gatsby). Todo con Austin Butler en el reflector, dando vida al astro de manera fenomenal, haciéndonos creer –incluso cuando canta– que Elvis nunca murió. A pesar de su duración (más de dos horas y media), la producción aborda casi todos los hechos relevantes en la carrera y vida personal de Presley, lo que seguramente dejará a los fans muy satisfechos.
El reino africano de Daomé es de los únicos en la historia con registros de una guardia real formada exclusivamente por mujeres, conocidas como las Agojie (si viste Pantera Negra, seguramente recordarás a las guerreras que protegen el reino de Wakanda, las Dora Milaje). Pues en La mujer rey (The Woman King), conocerás la historia de este ejército femenino que inspiró a las guerreras de Marvel. Viola Davis da vida a la líder de las Agojie, una general que, a pesar de ser una heroína, sigue siendo humana. Este es uno de los puntos más fuertes de la trama, que ya está cargada de una fuerza absurda con la construcción de una protagonista femenina compleja, libre de estereotipos. Lograrás verte en ella como mujer, encontrar tu poder interior y entender que las mujeres lo pueden todo. Además de eso, la producción enaltece la belleza y diversidad de la mujer negra sin artificios ni lugares comunes –y ahí está el papel del cine, de mostrar la vida como es–. La mujer rey es una épica con escenas de acción, aunque ese no es su principal enfoque. Es una película que retrata un periodo en la historia de África Occidental que fue fuertemente influenciado por estas mujeres guerreras que merecen que su historia sea contada. Lee más sobre ella en nuestra crítica.
Del director Andrew Dominik (This Much I Know to be True), Rubia (Blonde) no es exactamente una biopic sobre la legendaria Marilyn Monroe, sino una ficción biográfica basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates. Como tal, tanto en la novela como en esta adaptación cinematográfica, hay considerables licencias con los hechos. Sin embargo, la novela intentaba pintar un retrato psicológico de la otrora Norma Jeane Baker, representando (con gruesas pinceladas) los aspectos clave que marcaron su difícil vida, y el doloroso precio que pagó por convertirse en la que fue, quizá, la mayor celebridad del siglo XX. Sin embargo, hay que advertirlo: a pesar de una actuación verdaderamente magistral de Ana de Armas, más una preciosa banda sonora compuesta por Nick Cave y Warren Ellis, la película de Dominik cae flagrantemente en la explotación de su protagonista, exaltando su sufrimiento y fracasando en representar otros aspectos de su vida. Puede funcionar como un punto de entrada al mito de Marilyn Monroe (pero, definitivamente, los hay mejores). Lee más al respecto en nuestra crítica.
El estreno de Entre navajas y secretos (Knives Out) fue una de las grandes sorpresas de 2019: se trató de un whodunit que, sin realmente rehacer las reglas del género, brindó una narrativa apasionante, ingeniosa y divertida sobre intriga y asesinato. Para la secuela, el director Rian Johnson opta por la vía de no arreglar lo que no está roto, sino simplemente tomar lo que funcionó de la primera entrega y hacerlo más grande. Glass Onion: Un misterio de Knives Out (Glass Onion: A Knives Out Mystery) ahora lleva al detective Benoit Blanc (Daniel Craig) a Grecia, donde debe investigar un nuevo misterio con más excéntricos sospechosos. Si te gustó la primera (o simplemente si te gustan los misterios), amarás esta película exclusiva de Netflix.