Aunque no se trata de su primer largometraje, no hay duda de que Calles peligrosas fue la señal de que una de las grandes y más influyentes voces del Nuevo Hollywood venía con fuerza. Además, sentó las bases del estilo y temas vistos en otras películas de Martin Scorsese: el mundo criminal y masculino de Nueva York, explorado con un enérgico montaje y trabajo de cámara, exaltado por actuaciones de dos colaboradores frecuentes del director: Harvey Keitel y, obvio, Robert De Niro.
Taxi Driver fue la película que consolidó a Scorsese como autor cinematográfico y, en retrospectiva es, quizá, la cúspide de su leyenda junto a Robert De Niro. Y cómo no, si la historia del gradual y solitario desquicio de Travis Bickle en la violenta modernidad neoyorquina le valió la prestigiosa Palma de Oro de Cannes al director, elevándolo al nivel de reconocimiento de sus congéneres como
Al discutir la obra cumbre en la filmografía de Scorsese, y en la de De Niro en sus colaboraciones con éste, Toro salvaje suele debatirse el primer puesto con Taxi Driver, con buena razón. El intenso retrato biográfico del boxeador Jake LaMotta, desde su meteórico ascenso a su estrepitosa caída, es también un poderoso relato sobre la ira y la masculinidad, fotografiado en bello blanco y negro. También es el inicio de la colaboración de Scorsese con la oscarizada montajista Thelma Schoonmaker (tras una breve pausa después de trabajar juntos en la primera película del director), quien ha editado todos sus filmes desde entonces.
Mientras Taxi Driver y Toro Salvaje están consideradas entre las mejores películas de Martin Scorsese de forma unánime, El rey de la comedia tiene la extraña distinción de haber sido tibiamente recibida en su momento e infravalorada por años, aunque hoy es considerada una de las más refinadas y relevantes del director.
Antes que cineasta, cinéfilo experto y legendario preservador del patrimonio fílmico de la humanidad, Martin Scorsese es un hombre abiertamente católico, y La última tentación de Cristo (basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis) es una exploración de la fe y el destino divino tan profunda como fue controversial en su momento.