¡Corre! (conocida internacionalmente como Vincent Must Die, o Vincent debe morir en español) es una película francesa con un ácido sentido del humor y un punzante comentario social a partir de un interesante giro a las convenciones del cine de zombis. La trama sigue a un hombre, Vincent (Karim Leklou), quien es violentamente atacado por un pasante en su trabajo luego de hacer una broma. Sin embargo, el incidente no es aislado y pronto descubre que, con sólo hacer contacto visual, cualquier persona lo atacará para matarlo, por lo que debe huir, ocultarse y depender de una mesera (Vimala Pons), por quien comienza a desarrollar sentimientos pero que jamás puede mirar a los ojos. A través de su premisa angustiante y macabramente divertida, además de una narrativa que mantiene un ritmo emocionante, la película reflexiona sobre el aislamiento social, la paranoia y la violencia anónima facilitada por nuestra era digital, expresad de forma casi literal en forma de hordas de personas agresivas que no descansarán hasta aniquilar a alguien.
Médium (Oddity) es un largometraje irlandés que se une a la destacada selección de películas de terror que obtuvieron éxito en 2024 entre crítica y público. Escrita y dirigida por Damian McCarthy, la película triunfó en el festival South by Southwest, ganando el Premio del Público en la Midnighter Selection del festival. La historia sigue a Darcy, una vidente autoproclamada que colecciona objetos malditos y afirma tener el poder de conocer la historia de un objeto a través del tacto. Sin embargo, el dolor por el asesinato de su hermana gemela la consume. Para resolver el crimen y vengarse de los verdaderos culpables de la muerte de su hermana, la vidente decide visitar a familiares sospechosos, llevando consigo los objetos más peligrosos de su colección de terror.
Cada cierto tiempo emerge de la cinematografía surcoreana una obra de terror que, más allá de los elementos de entretenimiento y miedo corrientes, son obras de arte perturbadoras por su riqueza folclórica mezclada con una historia donde la razón y la fe son inútiles para combatir la oscuridad, ya ni se diga explicarla. Puede decirse de El extraño (The Wailing) y ahora también de Exhuma: la tumba del diablo, una película donde expertos de lo paranormal son contratados para rastrear el origen de un mal sobrenatural a una tumba ancestral, y terminan metiéndose con una fuerza que no debió ser perturbada. Es una película que no recurre a los sobresaltos baratos, sino que construye algo más interesante: una atmósfera de constante pavor y desesperanza.
En términos muy simples, la producción argentina Cuando acecha la maldad, del director Demián Rugna (Aterrados) es una de las películas de terror más perturbadoras en años recientes. Y no sólo por la violencia física brutal que representa en pantalla –y de eso, hay de sobra–, sino porque resulta todavía más impactante y desolador lo que la motiva. La historia se sitúa en un remoto pueblo rural de argentina, donde dos hermanos descubren que hay un "encarnado": una persona cuyo cuerpo ha sido poseído por una maldad parasitaria, que busca alimentarse de él para "nacer". Los intentos por deshacerse del encarnado desatan una calamidad en el pueblo, que saca a flote lo peor del espíritu humano en la comunidad. Una película inspirada en el contexto local de Argentina, pero que es universal en la crueldad, egoísmo e intolerancia que pone en pantalla. Lee más en nuestra crítica completa de Cuando acecha la maldad.
Si con su largometraje debut, 'Voraz', la cineasta francesa Julia Ducournau ya era una voz prometedora en el género del terror, con 'Titane' (ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes en 2021) esa promesa se consolida. Esta es una delirante historia –que no siempre ofrece respuestas lógicas– sobre una desbocada asesina serial que, embarazada de un automóvil y perseguida por la justicia, adopta la identidad de un chico desaparecido hace una década y, por pura suerte, acaba viviendo con el padre de este. Debajo de todo este frenesí se esconde una fábula sobre la fluidez de la identidad humana, que desafía todos los conceptos tradicionales del género y la familia. Es la clase de película que perturba por sus imágenes viscerales, mórbidas y violentas, que te hará aferrarte a tu asiento cuando lo grotesco y lo violento derraman de la pantalla como borbotones sangre (o aceite de motor). Incluso si no todo hace sentido, se trata de una experiencia inigualable que debe ser vista en la pantalla más grande posible.