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Crítica de ‘Ahsoka’, episodio 4: media temporada y poco que decir
Debajo de la acción, no sucede mucho en el episodio 4 de ‘Ahsoka’, la serie de ‘Star Wars’ en Disney+. Checa la crítica.
Cuando un espectador puede retomar una serie en el cuarto episodio, después de haber omitido todos menos el primero, y entender lo que sucede, es indicio de una cosa: realmente no ha sucedido gran cosa. O eso sucedió, al menos, al ver acompañado el episodio 4 de Ahsoka, que se estrenó en Disney+ la noche de este martes, 5 de septiembre.
Titulado La caída de un Jedi, el episodio dirigido por Peter Ramsey (Spider-Man: Un nuevo universo) retoma el ritmo perdido por su predecesor. Sin embargo, continúa con la tendencia de que, si bien parece que suceden muchas cosas, en realidad es poca sustancia.
Ahsoka es Star Wars de Disney, para bien y para mal
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Ahsoka repite un patrón que hemos visto en varias de las producciones de Star Wars de la era Disney. Los personajes tienen un objetivo pero, para conseguirlo, primero deberán obtener un objeto, que los ayudará a llegar a otro lugar, donde tendrán que cumplir otra misión o recuperar otro artefacto para ir hacia otro punto. Esta dependencia en los macguffins se ve tanto en películas de la nueva trilogía como en la series de Disney+, The Mandalorian entre ellas. Bien ejecutado, el recurso mantiene el interés en la trama, como en El despertar de la Fuerza. Mal llevado, todo se siente caótico, inconexo e inconcluso, como en El ascenso de Skywalker. En el caso de Ahsoka, no es lo uno ni lo otro. Simplemente, parece que no avanzamos. Los primeros dos episodios narraron la lucha por una esfera que, en realidad, era un mapa estelar. El objetivo de los villanos, usar dicho mapa y construir una nave capaz de viajar más allá de los confines de la galaxia para ir en busca del Gran Almirante Thrawn, se estableció desde el segundo episodio.
¿Querías saber quién es el tipo del casco? Malas noticias… (Crédito: Lucasfilm) Tuvimos que llegar al final del cuarto episodio para, finalmente, ver cómo ese plan es puesto en marcha. En los casi 40 minutos previos al acontecimiento, parecería que mucho sucede: hay no uno, sino tres diferentes combates con sables de luz. Son duelos emocionantes, bien dirigidos, y logran un equilibrio entre los estilos de combate clásicos de las películas de samuráis que inspiraron Star Wars, con el frenesí coreográfico de las precuelas. Pero hay que decirlo, debajo de la acción, no hay mucho que decir. Por un lado, los villanos no están lo suficientemente desarrollados en este punto como para que resulten intimidantes o interesantes, más allá de que Shin Hati (Ivanna Sakhno) logró derrotar a Sabine (Natasha Liu Bordizzo), sin grandes consecuencias. ¿Y debería importarnos el tipo de la máscara? Por otro lado, tampoco hay mucho progreso en las relaciones de la propia Ahsoka (Rosario Dawson). Más allá de un breve intercambio con Sabine, maestra y aprendiz no evolucionan gran cosa en este episodio 4. Y el esperado encuentro de la protagonista con Baylan Skoll (Ray Stevenson), aunque emocionante, no nos dice mucho con sus crípticos diálogos sobre cómo él también conoció a Anakin Skywalker.
Los minutos finales del episodio 4 son más emocionantes.. gracias al fanservice (Crédito: Lucasfilm)
El burdo fanservice se asoma de nuevo
Y hablando de Anakin Skywalker (cuya aparición se anticipa desde que se anunció la presencia de Hayden Christensen en el elenco), cabe decir Ahsoka acaba por caer, lamentablemente, en el vicio de la serie Obi-Wan Kenobi: la necedad de apoyarse en el fanservice. Para no arruinarlo, basta con decir que el momento climático del episodio 4 promete una resolución para los complicados resentimientos y expectativas que Ahsoka Tano tiene respecto a los vínculos de maestro y aprendiz. Ojalá la promesa rinda frutos: Ahsoka ya va a la mitad de la temporada y, con excepción de su prometedor arranque, no parece tener mucho que decir.
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