‘Rápidos y furiosos’: Ranking de la saga, de la peor a la mejor ‘Rápidos y furiosos’: Ranking de la saga, de la peor a la mejor

‘Rápidos y furiosos’: Ranking de la saga, de la peor a la mejor

En la larga –y cambiante– trayectoria de ‘Rápidos y furiosos’, cada entrega ha mostrado diferentes niveles de calidad, ingenio y emoción. Aquí nuestro ranking de todas las películas.

Lalo Ortega   |  
10 mayo, 2023 4:58 PM
- Actualizado 17 mayo, 2023 2:45 PM

A lo largo de su trayectoria de más de dos décadas, es innegable que la saga de Rápidos y furiosos (Fast & Furious) ha tenido sus altibajos. Desde sus inicios en el mundo de las carreras clandestinas hasta lo más alucinante y ridículo de los thrillers de acción y espionaje internacional, no todas las entregas de la franquicia se hicieron iguales.

En preparación para el estreno de Rápidos y furiosos X, vimos todas las películas previas de principio a fin, y aquí te presentamos nuestro ranking de todas ellas, de la peor a la mejor.

Spoilers de la saga completa a continuación.

Las películas de Rápidos y furiosos, de la peor a la mejor

11. +Rápido +Furioso (2003)

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La segunda entrega de la franquicia tuvo una caída notable en calidad y autenticidad. En parte, fue debido a las circunstancias. Vin Diesel, uno de los ingredientes clave para el éxito de la original, rechazó hacer la segunda parte para no profanar la primera. “(…) arruinaría la oportunidad para que la primera se volviese un clásico”, dijo Diesel a #Legend en 2017. “Yo era un idealista y, para mí, la segunda no estaba continuando la historia”. Oh, ironías…

Como resultado, el único en volver para la secuela fue el otro protagonista, Brian O’Conner (Paul Walker). Excepto por las carreras de automóviles, todo lo demás salió por la ventana. Los Ángeles fue cambiada por Miami, donde O’Conner debe rendir cuentas al FBI por dejar escapar a Dominic Toretto (Diesel). Una vez más, vuelve a infiltrarse en el mundo de las carreras clandestinas.

Por lo demás, +Rápido +Furioso (2 Fast 2 Furious) fracasa por sus propias carencias, a pesar de la capacidad y reconocimiento de su director (John Singleton, de Los dueños de la calle). El guión y muchas de las actuaciones dejan mucho que desear, y el villano es uno de los más olvidables de la franquicia entera. Hay puntos importantes, como las introducciones de Roman Pearce (Tyrese Gibson) y Tej Parker (Ludacris). Pero, por lo general, esta primera secuela sólo intenta emular lo que hizo buena a su predecesora, claramente sin éxito.

10. Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw (2019)

Tratándose del primer (y hasta ahora, único) spin-off de la franquicia, Hobbs & Shaw tiene cierta licencia para ser la entrega más distinta de todas. Fuera quedaron Toretto y casi toda la familia, para poner el reflector sobre la pareja dispareja de Luke Hobbs (Dwayne Johnson), Deckard Shaw (Jason Statham) y una trama que cae de lleno en el terreno de los superhéroes.

El agente y el mercenario se ven implicados en una misión para detener a una organización ciberterrorista y a su creación, el supersoldado Brixton Lore (Idris Elba). Cualquier otro lunes de amenazas globales en la saga de Rápidos y furiosos, pues.

Parte del problema es que se siente demasiado diferente al resto de la franquicia. Y parte, también, es que no está bien escrita. Más allá de las alucinantes secuencias de acción, hay poca consistencia para llamar la atención por más de dos horas. El guión se apoya demasiado en los dimes y diretes infantiloides del dúo protagónico, y relega a la muy capaz Vanessa Kirby a poco más que un pedazo de carne.

9. Rápidos y furiosos (2009)

Luego de los aceptables resultados de la segunda película, y de la escapada asiática con regular taquilla de la tercera, la franquicia enfrentó su momento de “correr o morir”. Rápidos y furiosos (Fast & Furious) reunió a casi todo el elenco original junto con Vin Diesel –quien se anotó un jugoso trato por ello– para la que se siente como la primera secuela verdadera de la original.

El resultado es algo que se siente a medio camino entre las raíces de la saga y lo que vendría después, con la quinta parte. Dom y Brian se adentran en un mundo que todavía está muy vinculado a las carreras clandestinas, pero acaban involucrándose en una misión para derribar a un contrabandista de droga, Arturo Braga (John Ortiz).

Dicho esto, el ritmo es sorprendentemente irregular. Las carreras y acrobacias siguen más en el nivel de lo visto antes, no tan divertidas como lo que nos presentaría la secuela. Todo eso, sumado a la falta de personajes con motivaciones realmente memorables y la infamia de “refrigerar” a Letty Ortiz (Michelle Rodriguez), y tenemos una de las entregas más flojas de la franquicia.

8. Rápidos y furiosos 8 (2017)

La primera película de la saga después de la prematura muerte de Paul Walker, definitivamente sufre por su ausencia. Sin embargo, Rápidos y furiosos 8  (The Fate of the Furious) padece el mismo mal que muchos de los blockbusters de franquicia contemporáneos: tienen demasiado.

A pesar de la falta de Walker, la familia de Dom Toretto a estas alturas ya es grandísima. El metraje, superior a las dos horas, se debate entre múltiples personajes y subtramas. No sólo eso, el hilo conductor ve a Toretto siendo extorsionado por la nueva villana, Cipher (Charlize Theron), para traicionar a la familia. No es exactamente congruente con el personaje.

La octava parte también presenta uno de los momentos más oscuros –e innecesarios– con el infame destino de Elena Neves (Elsa Pataky). La espectacularidad pura de sus secuencias no es suficiente para salvarla de ser una de las más narrativamente irregulares e incómodas en espíritu. 

4. Rápidos y furiosos 6 (2013)

El sexto capítulo en la saga tuvo la nada envidiable tarea de seguir al éxito descomunal de su predecesora, tanto en taquilla como en la misión de restablecer a los protagonistas como superhéroes sin disfraz, pero con muchos caballos de fuerza.

En ese sentido, Rápidos y furiosos 6 lo hace… bien. Las escenas de acción, más dementes que las de la quinta parte, siguen teniendo problemas de dirección. El villano, Owen Shaw (Luke Evans) no es lo más memorable más allá de ser un “anti-Toretto”. Pero al menos su “guerra vehicular” es espectacular a la vista, y Letty está de regreso, aunque con amnesia.

Pero también está la alucinante secuencia del tanque, una de las más emblemáticas de toda la franquicia. Todo sumado la sexta entrega no logra ascender al podio, sino que queda incómodamente atrapada entre lo mejor de la saga y lo más mediocre.

6. Rápido y furioso: Reto Tokio (2006)

Cuando la producción fracasó en atraer de regreso a los actores originales para una tercera entrega de la franquicia, se decidió darle un giro radical: adiós a los arrancones en Los Ángeles, hola a un nuevo protagonista estadounidense obligado a vivir en Japón, donde la cultura de los autos se enfoca más en la técnica de drifting.

Salvo por la introducción de Han (Sung Kang), de lejos el personaje más cool de la saga, Rápidos y furiosos: Reto Tokio (Fast & Furious: Tokyo Drift) es abismal en materia de guión y actuaciones. Sin embargo, el puro enfoque en el drifting y en el mundo de los protagonistas, entre la escuela y la mafia, es una bocada de aire fresco, haciéndola una de las entregas más singulares.

Dicho esto, Reto Tokio juega un rol crucial en establecer lo que Rápidos y furiosos sería después: además de Kang, marcó la primera participación del director Justin Lin, el guionista Chris Morgan y el compositor Bryan Tyler, todos jugadores esenciales al definir el futuro de la franquicia.

5. Rápidos y furiosos 10 (2023)

El décimo episodio de la saga –que marca, en teoría, el inicio del final– llega en un punto en que ésta se vuelve consciente de su propia ridiculez y la abraza abiertamente. Y seguro, no hay vuelos al espacio en esta ocasión, pero las acrobacias son tan absurdas como omnipresentes los monólogos de Vin Diesel sobre el valor de la familia.

Y, a pesar de lo divertido que puede ser, es en Rápidos y furiosos 10 donde ya se percibe el cansancio de la franquicia. No hay mucho en ella que no hayamos visto antes y, además, comienza a percibirse cierta “marvelitis”: tal como sucede en el Universo Cinematográfico de Marvel, hay demasiados personajes y subtramas para comprenderlas sin haber visto todas las otras películas antes, y muchas de ellas quedan inconclusas en espera de la secuela.

Su gran salvación es Jason Momoa como Dante Reyes, uno de los villanos más extravagantes y originales que ha visto esta saga dominada por matones serios y fortachones de manual.

4. Rápidos y furiosos 9 (2021)

Luego de una larga ausencia, el director Justin Lin volvió a la saga con la novena entrega para una nueva participación –muy posiblemente su última–, en una película que representa la apoteosis de lo que creó con la quinta película. Las secuencias de acción automovilística son aquí más ridículas que nunca.

El guión nos lleva a conocer al hermano perdido de Dom, Jake (John Cena), en una trama repleta de flashbacks que buscan aterrizar la trama en algo de dramatismo, aunque el desenlace no tiene mucho sentido.

Por lo mismo, es quizá una de las entregas más divisivas de la saga. Quienes amen sus desafíos a las leyes de la física y a la lógica narrativa, la amarán. Quienes vengan buscando una historia de acción con cierto sentido del realismo, ya llegaron muy tarde con el noveno capítulo.

3. Rápidos y furiosos 7 (2015)

Por sí mismo, el hecho de que Rápidos y furiosos 7 (Furious 7) es la despedida de Paul Walker, ya la convierte en el episodio más emotivo de toda la franquicia.

Sin embargo, este es el punto de quiebre en el que la saga no sólo abraza su absurdidad exagerada de esta etapa posterior, sino que la lleva a un nuevo nivel. Si el sexto episodio tenía tanques y aviones, la apuesta tenía que ser más alta.

¿La narrativa tiene sentido? No mucho. Pero hay algo deliciosamente divertido en ver al equipo interceptar a un convoy paramilitar, derribar un helicóptero o saltar entre rascacielos, todo en automóviles. También ayuda que, bajo la dirección de James Wan (El conjuro), tiene las escenas de acción mejor dirigidas de toda la franquicia, llevándola hasta su punto más alto de popularidad (es, a la fecha, su entrega más taquillera).

2. Rápido y furioso (2001)

Los humildes inicios de la saga, a pesar de ser tan distintos a lo que vino después, sentaron muchas de las bases que la definieron. La introducción de Dom Toretto como un hombre que busca vivir su vida y cuidar a su familia bajo sus propios términos (“vivo mi vida un cuarto de milla a la vez”) encapsulan el espíritu de toda la franquicia.

Y a pesar de sus notables deficiencias actorales y narrativas (porque en realidad, es Punto de quiebra de Kathryn Bigelow, pero con coches), hay una autenticidad que ninguna de sus secuelas ha vuelto a tener. Nada de salvar al mundo, nada de robos ni venganzas. Sólo un hombre que vive su vida en la clandestinidad, y el agente que acaba renunciando a la ley para ayudarlo.

Recuerda que puedes comenzar a ver la saga viendo Rápido y furioso en Star+.

1. Rápidos y furiosos 5in control (2011)

No puede haber otra película en el top del ranking, porque Rápidos y furiosos nunca fue mejor (ni ha llegado a superar) al espíritu de ingenio puro y diversión absurda de su quinta parte, pero sin sacrificar el peso y desarrollo narrativo de sus personajes como en las secuelas posteriores.

Rápidos y furiosos 5in control (Fast Five) es el punto de quiebre para el resto de la franquicia y su descomunal éxito en taquilla: reúne todos los elementos que funcionaron en el pasado (incluyendo a todos los miembros de la “familia” hasta ese punto) y los arroja contra el reto descomunal de cometer un último robo para evadir la ley y vivir sus vidas en tranquilidad.

La emblemática persecución con la caja fuerte, tan delirante como emocionante, es tan significativa para la saga como el propio Toretto: no hace falta que haga demasiado sentido. Sólo hace falta poner a los protagonistas detrás del volante para emprender uno de los viajes más ridículos y divertidos jamás creados por Hollywood.