‘Rápidos y furiosos’: Ranking de las escenas más ridículas de la saga ‘Rápidos y furiosos’: Ranking de las escenas más ridículas de la saga

‘Rápidos y furiosos’: Ranking de las escenas más ridículas de la saga

La saga de ‘Rápidos y furiosos’ se distingue por escenas con autos tan locas que rayan en lo ridículo. Acá un ranking de las más memorables.

Lalo Ortega   |  
9 mayo, 2023 6:47 PM
- Actualizado 5 julio, 2023 2:58 PM

Sería difícil argumentar que las películas de Rápidos y furiosos (Fast & Furious) valen la pena por sus historias ricas y complejas. Tampoco diríamos que el atractivo es la larga lista de villanos. Todos sabemos que el encanto está en las escenas de acción, especialmente las que involucran autos. Y entre más ridículas, mejor.

La saga, que comenzó en el mundo de las carreras clandestinas, ha llevado a sus personajes hacia situaciones cada vez más peligrosas y alucinantes en su transición hacia el espionaje internacional, desafiando las leyes de la física y cualquier lógica con sus acrobacias.

Con cada entrega, la vara se ha elevado más y más hasta alcanzar el espacio (literalmente), así que hicimos un ranking con las escenas más ridículas en Rápidos y furiosos. Spoilers de toda la saga a continuación.

Las escenas más locas ridículas de Rápidos y furiosos

14. La carrera final (Rápido y furioso)

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Antes de que Dom Toretto (Vin Diesel) y su “familia” se embarcaran en misiones contra mercenarios profesionales y ciberterroristas, tuvieron sus humildes inicios como corredores en arrancones callejeros. Nada de helicópteros, submarinos y tanques aquí: sólo la calle, los pilotos y sus autos tuneados.

En la primera película, luego de todo lo sucedido, Dom y Brian O’Conner (Paul Walker) tienen una última carrera, mientras un tren se aproxima a cerrarles el paso. Sigue siendo una escena emocionante y dramática, de las mejores en las raíces más realistas de la saga.

Lo ridículo está en que Dom, después de librar el tren, de todas formas choca contra un camión y sale casi ileso. Esto último parece volverse una tradición incluso en escenas de creciente ridiculez.

Recuerda que puedes comenzar a ver la saga viendo Rápido y furioso en Star+.

13. La persecución en Tokio (Rápidos y furiosos: Reto Tokio)

El tercer episodio de la saga (que, cronológicamente, en realidad es el sexto) es de los más distintos por varias razones, desde enfocarse en personajes totalmente nuevos hasta el énfasis en la técnica de drifting para las carreras.

Esta última idea es llevada hasta su extremo durante una persecución con el villano, Takashi (Brian Tee). Nuestros héroes intentan escapar por las concurridas calles de Tokio, milagrosamente, sin lastimar a nadie. Ni siquiera en el famoso cruce de Shibuya, uno de los más concurridos del mundo.

Esta también es una de las escenas más ridículas de Rápidos y furiosos de manera retroactiva. La persecución concluye con la supuesta muerte de Han (Sung Kang), que por la magia de la retrocontinuidad, en realidad es asesinado por Deckard Shaw (Jason Statham). Pero, en un giro telenovelesco más, resulta que Han sólo fingió su muerte.

12. Dom vs. Shaw (Rápidos y furiosos 7)

El primer encuentro entre Dom Toretto y Deckard Shaw, además de desafiar las leyes de la física (ambos chocan sus autos de frente y salen ilesos), viene acompañado de una burla autoconsciente. Encañonando a Toretto con pistola, Shaw, un asesino profesional, se ríe de él por pensar que sería una “pelea callejera”.

En el clímax de Rápidos y furiosos 7, el par se vuelve a enfrentar, precisamente, en una pelea callejera. Después de seguir en pie y casi intactos luego de golpes serios, Mose Jakande (Djimon Hounsou) intenta matar a Dom disparando un misil de su helicóptero. El impacto resquebraja el suelo bajo los pies de los combatientes.

Y entonces, en una de las peores metáforas jamás llevadas a la pantalla, Toretto declara la victoria. “La cuestión con las peleas callejeras, es que la calle siempre gana”, dice antes de dar un pisotón y provocar que se derrumbe la calle a sus pies. ¿Entendieron? ¿Porque la calle es lo que venció a Shaw?

11. La carrera en Cuba (Rápidos y furiosos 8)

Si bien la familia de Toretto se involucra con amenazas internacionales cada vez más peligrosas a partir de la quinta entrega, uno de los episodios posteriores de la saga, el octavo, tiene un breve regreso a las raíces.

De luna de miel en La Habana, Cuba, Toretto reta a un usurero a una carrera para proteger a su primo, Fernando. El par compite en automóviles antiguos, pero el oponente de Dom comete trampa. Con su Chevrolet Fleetline incendiado y cayéndose a pedazos, nuestro héroe de todos modos logra cruzar la meta de reversa.

Una demostración de lo que Toretto siempre dice: no importa el auto, sino el hombre que lo conduce. Lo cual no tiene ningún sentido cuando tu auto prácticamente no existe, al menos que estés en el mundo de Rápidos y furiosos.

10. El robo al tren (Rápidos y furiosos 5in control)

La icónica quinta película fue el punto de quiebre que comenzó la transformación de Dom y compañía, de bandidos y corredores a superhéroes. Hay algo poético, incluso, en que la transición de una de las franquicias más grandes del cine comience con su singular reinterpretación de un asalto a un tren: usando autos para robar autos.

La escena se vuelve más absurda con cada segundo, terminando con Brian haciendo un salto imposible al auto de Dom. Pero ese no es el final, pues el dúo después sobrevive a un salto por un acantilado que haría sonrojar hasta a Tom Cruise.

9. El rescate de Ramsey (Rápidos y furiosos 7)

La séptima parte es, quizá, la más absurda de toda la saga. En una película repleta de una escena ridícula tras otra, esta secuencia entera es la que encapsula mejor la esencia de la saga: acrobacias propias de Hot Wheels, mucha gasolina y testosterona, y escenarios tan inverosímiles como divertidos.

Obviemos el hecho de que esta secuencia comienza con Dom y compañía arrojándose con sus autos desde un avión (cosa que fue real, por cierto), para aterrizar con paracaídas y enfrentarse a un convoy paramilitar para salvar a la hacker Ramsey (Nathalie Emmanuel). O que termina con Toretto y Ramsey arrojándose por un acantilado y viviendo para contarlo.

Lo interesante es lo que sucede a la mitad. Brian logra alcanzar el convoy para enfrentarse, solo, a todos sus ocupantes. De algún modo logra sobrevivir a una pelea con Tony Jaa, uno de los mejores artistas marciales en el cine del siglo XXI, escapar del convoy antes de caer al vacío, y aterrizar en el auto de Letty (Michelle Rodriguez). Tan ridícula como es, también se trata de una de las escenas más emocionantes y mejor dirigidas de toda la franquicia.

8. Helicóptero vs. Bíceps

Un momento breve que viene en el clímax del primer (y hasta ahora, único) spin-off de la saga Hobbs y Shaw. Mismo que, además, exalta el concepto de masculinidad absurdo que predomina en la saga.

En el enfrentamiento final contra el súper soldado Brixton Lore (Idris Elba), Luke Hobbs (Dwayne Johnson) y Deckard Shaw (Statham) deciden llevar la pelea a Samoa, y enfrentarse al ejército tecnológicamente avanzado del villano con armas antiguas y tácticas de guerrilla. Eso incluye derribar su helicóptero con cadenas y una hilera de autos.

Excepto que el helicóptero casi se libera. Lo único que lo detiene es La Roca, con una fuerza de voluntad sólo superada por la de sus descomunales músculos, que hacen un puente entre la camioneta y la cadena que sostiene a la aeronave. 

7. El columpio

A estas alturas, la franquicia ya había abrazado por completo su absurdidad. La gran pregunta para la novena película era qué tan lejos la llevarían.

La respuesta viene temprano en Rápidos y furiosos 9. Luego de investigar el aterrizaje forzado de Mr. Nobody (Kurt Russell) en Centroamérica, la familia debe huir de un equipo armado liderado por Luke Toretto (John Cena), el hermano del protagonista. Excepto que la vía de escape de Dom y Letty es destruida cuando sus compañeros cruzan un frágil puente colgante.

¿Qué hace Dom? Pisar el acelerador y apostarle todo a que podrá atrapar el cable del puente en la llanta de su auto. Lo consigue, y la pareja logra columpiarse con todo y coche por un cañón para escapar de sus enemigos. Cualquier cosa.

6. Charger vs. Submarino

En Rápidos y furiosos 8, la que quizá ha sido la misión más peligrosa del equipo (hasta este punto, al menos) culmina con una carrera de autos sobre el hielo, perseguidos por un submarino militar uso.

Luego de haber sido extorsionado para trabajar en contra de su familia, Dom finalmente cobra venganza y vuelve a unirse a su equipo. Cuando Ciper (Charlize Theron) ordena su destrucción con un misil guiado por calor, Toretto decide separarse del grupo y atraerlo hacia sí mismo.

Un par de maniobras imposibles después, y nuestro héroe no sólo logra evadir el misil, sino que logra guiarlo hacia el submarino para destruirlo en una enorme explosión. Naturalmente, gracias al poder de la familia, logra salir ileso.

5. La presa (Rápidos y furiosos 10)

Para ser claros, toda la persecución climática de Rápidos y furiosos 10 es una oda apoteósica al exceso más ridículo de la saga, así que cabe rescatar la secuencia completa.

El último tramo del clímax comienza una vez que Dante Reyes (Jason Momoa) logra capturar al hijo de Dom, Brian (Leo Abelo Perry). En una persecución que parece no tener esperanza, el Charger de Toretto es arponeado por dos helicópteros. Eso no es suficiente para doblegar el poder del nitro y de la fe, y ambas aeronaves caen ante la fuerza de voluntad de Toretto.

Luego de rescatar a su hijo en pleno drift de alta velocidad, Toretto logra escapar al punto de encuentro en una presa pero, en otro giro inesperado, todo ha sido una trampa de Dante. Atrapado entre dos camiones cargados de explosivos, Dom no tiene más remedio que manejar presa abajo, desafiando la gravedad para salvarse sin un rasguño.

Rápidos y furiosos 10
Esto es sólo el comienzo de una locura (Crédito: Universal Pictures)

4. Auto en el espacio

Con cada entrega, la saga de Rápidos y furiosos se ha caracterizado por hacer escenas cada vez más espectaculares y absurdas. Si era una bóveda en la quinta, para la sexta tenía que haber un tanque y un avión. En la octava, fue un submarino. ¿A dónde ir para la novena?

Entre broma y broma, fans y detractores por igual decían que sólo restaba la última frontera: el espacio. Y la franquicia, abrazando su propia ridiculez, no decepcionó. La trama ya no hace mucho sentido en este punto: Tej (Ludacris) y Roman (Tyrese Gibson) deben ir al espacio para derribar un satélite.

¿Y para qué infiltrarse en una nave espacial o en un avión militar si puedes ponerle cohetes a un auto? 

3. “Los autos no vuelan”

La escena más emblemática de Rápidos y furiosos 7 ve al equipo infiltrar una exclusiva fiesta en Abu Dabi para encontrar un artefacto que, por conveniencia del guión, está alojado en un automóvil de 3.4 millones de dólares.

Claro, la misión no sale como estaba planeada, así que Dom y Brian deben tomar el auto y escapar. Excepto que no tiene frenos. Con las ventanas como única vía de escape, Toretto pisa el acelerador y hace un salto imposible de un rascacielos a otro. Y porque es Toretto y nada puede detenerlo, desafía a la muerte una vez más para un segundo salto.

2. Dom salva a Letty

Uno de los giros más telenovelescos en toda la franquicia de Rápidos y furiosos es la muerte de Letty al comienzo de la cuarta película, que resulta ser un engaño en la sexta. Letty está viva pero amnésica, y ahora trabaja para el mercenario Owen Shaw (Luke Evans). Ella ya no reconoce a Toretto, pero sabe que tuvo una conexión con él.

Cosas pasan, llegamos al clímax, Shaw desata un tanque militar contra civiles inocentes en una carretera, rompiendo incontables leyes internacionales. El grupo logra detenerlo con un cable pero, en el proceso de intentar liberar el tanque, Letty sale despedida por el aire. En un acto de heroísmo descomunal, Toretto estrella su auto para volar, atraparla en el aire (“¡en el aire, weón!”), caer en otro auto y salir caminando.

La cereza en el pastel: que esta improbabilidad es atribuida a la fe.

1. La bóveda en Río

¿Es ésta la escena más espectacular o ridícula en Rápidos y furiosos? No. Pero si la quinta película marcó el momento en que los personajes se volvieron superhéroes, esa transformación fue consolidada por el clímax.

Toretto y el equipo hacen lo imposible: robar la fortuna de Hernán Reyes (Joaquim de Almeida) no de una bóveda, sino arrancando la bóveda misma de una estación de policía. Engaños, acrobacias imposibles y una enorme senda destructiva separan a la familia de poder comprar su vida soñada en libertad.

Es la escena más espectacular en la que, fácilmente, es la mejor película de toda la saga. Misma que consagra a Vin Diesel y compañía como auténticos superhéroes detrás del volante, y que dio a la franquicia su rumbo definitivo. Lo más increíble es que fue realizada con efectos prácticos.