Kraven el Cazador (Kraven the Hunter) es otra incorporación a la lista de películas de Marvel que profundizan en la complejidad de sus antihéroes. Aquí, seguimos a Aaron Taylor-Johnson como Sergei Kravinoff, un hombre impulsado por una relación problemática con su padre (Russell Crowe) y un deseo incontrolable de venganza. La película ofrece acción intensa, escenas brutales y un protagonista con una moral tan gris como fascinante.
El Exorcismo (The Exorcism) marca la segunda película del astro Russell Crowe sobre exorcismos en menos de un año; la otra fue el divertido y despreocupado El Exorcista del Papa. Aquí, sin embargo, Crowe no es exactamente un exorcista, sino un actor que interpreta a ese tipo tan común de personaje en una película de terror. Marcado por retrasos en las grabaciones, interrumpidas durante la pandemia y retomadas cuatro años después, el largometraje intenta jugar con la metalingüística de la propuesta y la forma como los actores se relacionan con sus personajes, haciendo comentarios breves sobre cómo las historias que interpretan pueden entrar en sus propias vidas. Está lejos (¡muy lejos!) de ser una película perfecta, con un ritmo irregular y una falta de profundidad notable. Sin embargo, a pesar de todo el drama parental, divierte ver a Russell Crowe interpretando otra vez a este personaje que lucha contra demonios por ahí.
Recuerdos mortales (Sleeping Dog) casi te transporta al principio de los años 2000. Protagonizada por Russell Crowe (Gladiador), la película es uno de esos suspensos tradicionales que solían transmitirse por la noche en televisión abierta y mantenían al público enganchado hasta el final. Aquí, Crowe interpreta a un investigador con Alzheimer que se enfrenta a una investigación del pasado y, a pesar de todos sus problemas de memoria, necesita entender lo que sucedió en aquel entonces. Llena de giros sorprendentes, la película juega con las expectativas del espectador. Puede que sea un poco mundana (y tener una actuación terrible de Karen Gillan, de Guardianes de la Galaxia), pero es una película que entretiene, sirve para pasar un buen rato y retoma el el espíritu de esos thrillers de hace varios años.
Russell Crowe, Liam Hemsworth y Milo Ventimiglia protagonizan Rescate imposible (Land of Bad), un electrizante thriller de acción situado en las peligrosas selvas filipinas. La película sigue a un piloto de drones y a un joven oficial de las Fuerzas Aéreas que deben luchar contra una mortal emboscada.
Dentro del género de las buddy comedies (comedias de amigos), uno de los referentes obligados es la saga de acción Arma mortal que, más allá de la dirección de Richard Donner, destaca por el guión de Shane Black en las primeras tres entregas. Black eventualmente debutaría como director en el mismo género con la divertida Entre besos y tiros (Kiss Kiss Bang Bang), que repite la fórmula de la pareja dispareja envuelta en la investigación de un crimen. Como no hay que arreglar lo que no está roto, el director volvió a las andadas con Dos tipos peligrosos (The Nice Guys), que ve a un torpe, fracasado y cobarde detective (Ryan Gosling, en uno de sus mejores y más divertidos papeles) colaborando con un duro y veterano matón (Russell Crowe) para resolver el asesinato de una actriz de cine para adultos. La película, aunque un poco más extensa de lo necesario, es un viaje divertidísimo de principio a fin, con personajes bien desarrollados, actuaciones hilarantes y una sólida dirección de Black, quien logra inyectar nueva vida al género.