‘Mira cómo corren’ se ríe de los clichés del whodunit… y los comete todos ‘Mira cómo corren’ se ríe de los clichés del whodunit… y los comete todos

‘Mira cómo corren’ se ríe de los clichés del whodunit… y los comete todos

Con Saoirse Ronan y Sam Rockwell, ‘Mira cómo corren’ pretende ser una comedia detectivesca consciente de sí misma

Lalo Ortega   |  
29 septiembre, 2022 11:04 AM
- Actualizado 3 octubre, 2022 12:19 PM

La verdad es que Mira cómo corren (See How They Run) no se hace ningún favor con sus palabras iniciales. “Si has visto uno, los has visto todos” dice la voz narradora de Leo Köpernick (Adrien Brody) en referencia a los whodunits, nombre con el que se conoce a las historias de detectives donde la gran incógnita es la identidad del perpetrador de un crimen –el nombre viene de la expresión en inglés “Who’s done it?”, “¿Quién lo ha hecho?” en español.

Esto, porque el largometraje debut del director Tom George (de la serie británica de comedia This Country) es precisamente eso: un whodunit. Uno que sigue las convenciones muy de cerca, a pesar de su sardónica insistencia en reírse de ellas. El hecho de que su guión (de Mark Chappell, Flaked) sea construido alrededor de La ratonera –uno de los whodunits de la autora emblemática del género, Agatha Christie–, sólo reafirma esa declaración de sus ambiciosas intenciones.

Mira cómo corren se sitúa en 1953, con la puesta en escena de La ratonera en el apogeo de su popularidad en el West End de Londres. Köpernick es un cineasta, que ha viajado junto con su productor (Reece Shearsmith) y su guionista (David Oyelowo) para ver la obra, en vísperas de adaptarla a la gran pantalla.

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Sin embargo, parece haber varios intereses en juego, y Köpernick no tarda en aparecer muerto (“debí verlo venir”, dice él mismo en una de las bromas primeras de la película: los personajes antipáticos como él suelen ser los primeros en ser despachados en un whodunit).

Mira cómo corren
El personaje de Brody es el primero en irse… y los motivos abundan (Crédito: 20th Century Studios)

Así, el desidioso inspector Stoppard (un “anti-Poirot”, interpretado por Sam Rockwell) y la entusiasta pero torpe agente Stalker (la brillante Saoirse Ronan) son asignados al caso para determinar el móvil y la identidad del asesino. Lo que sigue, naturalmente, se desarrolla bajo la fórmula de esta clase de historias policiacas: los investigadores van entrevistando a los implicados en el caso, uno por uno, recabando pistas y formulando teorías sobre quién es el culpable.

Seguir una fórmula no es malo en sí mismo. Existe una infinidad de películas que toman fórmulas establecidas, les dan otra capa de pintura y cuentan bien la historia que quieren contar. De hecho, dentro de sus parámetros, Mira cómo corren lo consigue. Pero su guión, construido alrededor de La ratonera de Christie –que, en su tiempo, revolucionó los whodunits por su giro final–, se burla con tanta insistencia de esas convenciones sin realmente cuestionarlas, que sólo invita comparaciones poco favorables con sus congéneres (no todos pueden ser lo que La cabaña del terror es para su género, después de todo).

Quienes piensen que los whodunits sólo son historias cerebrales y de poca emoción, no serán persuadidos de lo contrario por esta película (Hitchcock, aludido varias veces por ella, pensaba en ellos como meramente “rompecabezas ingeniosos”). El desarrollo de personajes es casi nulo, y nuestra implicación con los personajes es directamente proporcional.

Pero incluso con lo poco que el guión les da, los actores logran hacer lo mejor posible. Rockwell convence como el detective hastiado y deprimido, pero quien realmente brilla es Ronan, entregándonos la mayoría de los momentos más cómicos del metraje. El resto de los personajes operan bajo arquetipos establecidos: el cineasta arrogante, el guionista petulante, el productor cínico…

Saoirse Ronan en 'Mira cómo corren'
Saoirse Ronan demuestra sus dotes cómicas en Mira cómo corren (Crédito: 20th Century Studios)

Esto hace la historia más sencilla de seguir (aunque dada su predictibilidad, tampoco le hace mucha falta). Sin embargo, en tiempos recientes, ha quedado demostrado que aún hay campo para hacer interesante al whodunit. Y Mira cómo corren dejó pasar la oportunidad.

El potencial desperdiciado de Mira cómo corren

Para no arruinar nada, basta con decir que la película está, en cierto modo, inspirada en el infame caso de Dennis O’Neill, cuya muerte en 1945 por el abuso de sus padres adoptivos sacudió a Inglaterra y fue, a su vez, la inspiración para La ratonera.

Esta es otra vía por la que Mira cómo corren intenta deconstruir el whodunit de Christie, con un personaje ficticio inspirado en hechos, quien plantea que la autora se ha vuelto rica y famosa a costa del profundo sufrimiento ajeno.

Es una subtrama que, si bien daría para pensar sobre el carácter explotador de ciertas historias, no es más que incidental en la película. No pasa a mayores, pues. La película funciona bien sin ello, pero podría haber desarrollado un subtexto interesantísimo si hubiese profundizado más en la cuestión.

Porque eso no está peleado con que sus tramas sean meros “rompecabezas ingeniosos”. Hace unos tres años, el director Rian Johnson estrenó una película que era, de principio a fin, un elaborado whodunit. También era, debajo de su superficie, una crítica a la hipocresía xenófoba de la clase rica de los Estados Unidos.

Entre navajas y secretos
Misma fórmula, historia más interesante (Crédito: Lionsgate)

¿Es Mira cómo corren una mala película por carecer de un trasfondo más rico? No. Está bien contada y el trabajo actoral, dentro de sus limitaciones, es fenomenal. Pero, al llegar los créditos, queda la sensación de que quedó mucho potencial sin explorar. Es una pena: en un panorama dominado por los blockbusters de presupuestos masivos, hace falta que las producciones medianas sean mejores.

Mira cómo corren ya está en salas de cine mexicanas. Para saber más de la película, ver el tráiler o comprar boletos, entra a este enlace.