'Lingui' honra la fuerza de 'las heroínas desconocidas de la vida cotidiana", dice el director

En entrevista exclusiva con Filmelier, el cineasta Mahamat-Saleh Haroun habló sobre ‘Lingui’, su más reciente película, que enfatiza la necesidad de abordar tabúes sociales.

Laura Ferrazzano | 16/03/2022 a las 12:09 - Actualizado el: 23/03/2022 a las 11:04


Existe una valentía inherente de hacer películas como Lingui, de Mahamat-Saleh Haroun, uno de los cineastas más importantes del continente africano. La historia, que sigue el emotivo viaje de una mujer que intenta conseguir un aborto para su hija de 15 años en Chad –país donde interrumpir el embarazo significa romper las leyes nacionales, patriarcales y religiosas–, se desarrolla y toma forma: es más que un drama conmovedor, pues desde el principio se presenta como una producción revolucionaria.

“Quiero hacer que las personas reflexionen sobre eso, porque el tema del aborto aún es un tabú. Como artista, es mi función evidenciar esos problemas sociales”, explica Mahamat-Saleh Haroun en entrevista exclusiva con Filmelier. “Mientras la gente no hable de esas cuestiones, simplemente es como si no existieran”.

Haroun utiliza una vez más su cinematografía característica, pacífica y estoica –ya vista en otras de sus películas, como Un hombre que llora– en Lingui, que ya está disponible en México por medio de MUBI, profundizando en los ambientes de la vida cotidiana de esas dos mujeres. En la periferia de la capital, la realidad se hace más pequeña, mezclando el barullo del tránsito con el cacarear de las gallinas.

Lingui
Las actrices Achouackh Abakar Soulymane y Rihane Khalil-Alio son las protagonistas de Lingui (Crédito: MUBI)

“Ya hace un tiempo que quería pintar un retrato de una mujer chadiana similar a las que conozco. Son mujeres solteras, viudas o divorciadas, que crían a sus hijos solas. Muchas veces despreciadas por la sociedad, ellas, sin embargo, consiguen sobrevivir”, cuenta Haroun. “Quería retratar la vida de esas mujeres que son marginalizadas, pero que no viven como víctimas. Ellas son las heroínas desconocidas de la vida cotidiana”.

Más pronto que tarde, la narrativa de este drama social impacta al espectador como un martillo blando. No tiene la pretensión de ser una historia triste, aunque sí desea mostrar cómo esa madre e hija logran lidiar, por medio de la sororidad y fuerza femenina –como sugiere la expresión del título–, con ese mundo de hombres.

Lingui es una palabra chadiana que significa “vínculo” o “conexión”; es una resiliencia colectiva ante desafíos catastróficos. “Generalmente, es lo que une a las personas para que puedan vivir juntas. Es un término que implica solidaridad y ayuda mutua”, aclara Haroun. Durante los 88 minutos del metraje, somos testigos de diversos momentos en los que, aún en una sociedad dominada por hombres teocráticos y reaccionarios, el “lingui” suena más fuerte.

Incluso corriendo peligro de muerte, cuando vemos a la madre, Amina (Achouackh Abakar Soulymane), hacer todo para ayudar a su hija adolescente, Maria (Rihane Khalil-Alio) a conseguir un aborto seguro, eso es “lingui”. En otro momento, observamos a un grupo de jóvenes salvar a Maria de un río después de que intenta ahogarse: eso es “lingui”. Cuando Amina decide ayudar a su distanciada hermana en un momento de crisis, eso también es “lingui”.

“Sólo puedo existir porque

el otro existe. Eso es ‘lingui’,

ese es el hilo común, el lazo sagrado

de nuestro tejido social”

“Esta palabra simboliza la resiliencia de una sociedad cuando es confrontada por terribles desafíos y retoxs. Y cuando el ‘lingui’ se rompe, presagiamos el inicio de un conflicto. En el mundo moderno, la noción de “lingui” tiende a desaparecer porque la clase gobernante la distorsionó. Esta clase presta poca atención al ‘lingui’ porque muchas veces son movidos por intereses egoístas a corto plazo, apropiándose indebidamente de riquezas para su propio beneficio”.

También según Haroun, la existencia del patriarcado que vemos en la película es una combinación de la cultura ancestral chadiana (estructuras políticas) con la interferencia de la religión musulmana (estructuras religiosas). “A partir del momento en que la religión impuso criterios morales sobre la sociedad, ésta quedó estancada, repleta de interdicciones y prohibiciones recién creadas”, explica el director.

En Chad, después de la liberación de la colonización francesa en 1960, el poder político limitó a la población en vez de promover mayor libertad. La sede de poder impulsó la política y los dogmas ligados a una forma de control acabaron también por impulsar a los líderes religiosos –no es novedad que, históricamente, esas dos entidades siempre tuvieron intereses simpatizantes–.

Lingui
Lingui fue seleccionada para el Festival de Cannes de 2021 (Crédito: MUBI)

A pesar de todo, el cineasta afirma que las mujeres aún cargan y transmiten memorias y experiencias de vida que persisten, y que son mucho más poderosas que las dominantes. “Ellas están perfectamente conscientes de su condición, de las pruebas que han tenido que enfrentar, y que siempre supieron administrar. Ellas no esperaron a que la religión les dijera cómo cuidar de sus cuerpos, o cómo tener o no un hijo”.

Lingui y la fragilidad de las instituciones

La libertad no es algo que viene fácilmente para las protagonistas de esta película. A partir del momento en que Maria decide abortar y recibe ayuda de su madre, automáticamente vemos diversos pilares de la sociedad venirse abajo, todos ellos tornándose en contra de ellas.

“Ellas se convierten en un objetivo. Debido a su embarazo, Maria se vuelve un elemento indeseable en su escuela. Acaba siendo expulsada porque la institución está más preocupada por su reputación. A ello se suma que los vecinos la desprecian, los médicos deben cumplir ciegamente la ley y no las ayudan en un primer momento. Sin contar con la presión religiosa que pasan a sufrir”, apunta Haroun.

Más allá de que todas las escenas vengan acompañadas de secuencias simples y mundanas, cada detalle –especialmente con los primeros planos y la banda sonora– es pensado para transmitir cierta desesperación y angustia. Al seguir la dolorosa lucha de Amina, vemos su poder maternal tomando forma en cada toma. Todo es tan estéticamente agradable que da la sensación de que, si pausas la película en cualquier momento, la imagen congelada en la pantalla será digna de una exposición de arte.

“En todas mis películas, me gusta mostrar que existe belleza en todos los lugares. En esta no es diferente. Aún marginalizadas, en la pobreza, quiero mostrar que lo irrisorio es fascinante”, afirma el director. “Cuando vemos a las personajes fabricando estufas [en Chad, se les llama “kanoun”] para vender en el mercado y conseguir su sustento, estamos insertando a esas mujeres en una realidad social”.

Lingui
La sororidad es el hilo conductor de la narrativa de Lingui (Crédito: MUBI)

Haroun también revela que, para él, es de extrema importancia tener escenas que retraten extensamente el trabajo. “Siento que no se explora en el cine contemporáneo. Muchas veces se reduce a filmar a alguien frente a una computadora. No hay realidad en eso, es muy abstracto. Filmar a alguien trabajando es lindo, ayuda al personaje a existir. En los momentos en los que Amina hace sus propias estufas, mostramos el estatus económico y social al que fue relegada –pero esa árdua tarea no agota su energía, ella trabaja para dar un futuro a su hija–.

Sin arruinar la trama del último acto de la película, en que descubrimos la verdad sobre lo que realmente sucedió con Maria, las secuencias climáticas ambientadas en un laberinto de callejones se vuelve, quizá, la manera más genuina de declarar la metáfora de la película (y del “lingui”) en sí: las dos son perseguidas por un terrible Minotauro, e intentan escapar de un lugar que podría no tener salida, pero aún así, ellas resisten.

¿Quieres más sobre Lingui, ver el tráiler y el enlace para ver la película? Entra aquí.

Publicada originalmente en la edición brasileña de Filmelier News.


Laura Ferrazzano
Laura Ferrazzano

Periodista cultural y entusiasta de las artes. Ha formado parte de la redacción de grandes sitios brasileños como R7 y Caras digital, además del portal internacional Her Campus. Actualmente es asistente de redacción en Filmelier.

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