Crítica de ‘Post Mortem’: terror que se queda en buenas ideas Crítica de ‘Post Mortem’: terror que se queda en buenas ideas

Crítica de ‘Post Mortem’: terror que se queda en buenas ideas

‘Post Mortem: fotos del más allá’ es una propuesta de terror ambiciosa que no logra aterrizar todas sus ideas. Checa la crítica.

Lalo Ortega   |  
23 junio, 2023 9:06 PM
- Actualizado 26 junio, 2023 9:43 AM

Hay momentos escalofriantes de la historia humana en que la muerte parece rodearnos todos los días de forma abrumadora. No hace falta enfatizarlo ahora, que vamos saliendo de una pandemia, ni hacía falta recordarlo en Europa a inicios del siglo XX, devastada por la Gran Guerra y la gripe española, que enmarcan la trama de Post Mortem: fotos del más allá, película de terror que llegó a salas de cine este 22 de junio.

La película –selección de Hungría para el Oscar de 2022– planta ambos pies con firmeza en el horror sobrenatural para arrastrarnos hacia un tiempo donde la pesadumbre del desconsuelo, la angustia y la incertidumbre impregnan el aire mismo, ensombreciendo todo. Una sensación familiar, dados los acontecimientos recientes, pero que en esta película dirigida por Péter Bergendy no se traduce en algo exactamente impactante.

¿De qué se trata Post Mortem?

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La historia se sitúa a finales de la Primera Guerra Mundial (entonces la “Gran Guerra”). Tomás (Viktor Klem) es un joven alemán que debió morir luego de una explosión en las trincheras, pero sobrevive milagrosamente sin más que una curiosa marca en su costado. En su agonía, experimenta una visión de una joven niña

Poco después, se gana la vida en Hungría como fotógrafo post mortem, es decir, haciendo retratos de personas junto a sus seres queridos fallecidos. Un día, lo visita Anna (Fruzsina Hais) la niña de su visión, quien viene de un pueblo profundamente marcado por la muerte. Dado que el frío invernal ha congelado el suelo, los lugareños no pueden enterrar a sus muertos, así que piden a Tomás viajar allá para retratarlos.

Sin embargo, su ingrata tarea es interrumpida por extraños sucesos y apariciones en todo el pueblo. Sombras que transitan en la noche, muertes brutales y otros eventos inexplicables instan a Tomás a irse. Sin embargo, con ayuda de la huérfana Anna, decide quedarse para intentar entender qué son estas presencias y qué es lo que quieren.

Post Mortem: fotos del más allá
Tomás y Anna son la dupla protagónica de Post Mortem (Crédito: Dark Side Distribution)

Guión enredado y mirada morbosa

En Post Mortem está el germen de una propuesta temática y visual interesante. La fotografía y dirección de arte, de una meticulosidad aséptica casi al grado de resultar estériles, se acomodan a la atmósfera de muerte y desolación propuesta por el guión. Los lugareños no saben qué hacer, y tampoco tienen mucha esperanza de salir adelante.

El rol del protagonista como fotógrafo, además, se prestaría para plantear preguntas (sontagianas, podríamos decir) sobre la relación entre la imagen y el retrato de un sufrimiento a posteriori, manifiesto en el rigor mortis de los rostros y los cuerpos torcidos e inmortalizado por una emulsión en papel fotográfico.

Sin embargo, todo eso queda en lo hipotético. Más allá de una magistral secuencia en la que vemos a Tomás ejerciendo su mórbida labor, Post Mortem no lleva estas ideas más lejos. En su lugar, el guión opta por la banalidad de una trama sobrenatural, con los típicos sustos y la intriga sobre lo que hay detrás.

Post Mortem: fotos del más allá
Hay potencial desperdiciado en la exploración de la imagen y la muerte (Crédito: Dark Side Distribution)

Y qué intriga más enredada, hay que decir. Obviando cuestionables efectos visuales y medianas actuaciones que no ayudan a la cuestión, la película siembra varios misterios a lo largo de su metraje. Principalmente: ¿qué vínculo tiene Tomás con Anna, y por qué se le apareció en una visión antes de conocerla? ¿De dónde vienen estas sombras o espíritus? ¿Qué quieren y por qué lastiman a los lugareños (o no)?

Algunas de estas preguntas no tienen una respuesta clara. Otras, quedan como cabos sueltos o con explicaciones ambiguas, contradictorias. El espectador queda con la tarea de deducir ciertas respuestas, pero al cabo de un metraje de casi dos horas, mucho enredo y una propuesta visual bien lograda pero opresiva, da más frustración que interés.

Post Mortem, así, se queda como una propuesta de terror con interesantes ideas frustradas por una regular ejecución. Gustará a quienes gusten de películas más llevadas por su atmósfera que por su narrativa.

Post Mortem: fotos del más allá ya está en salas de cine. Para comprar boletos y saber más de la película, entra aquí.